Manolito Gafotas
Manolito Gafotas fue la primera novela infantil de la escritora y periodista gaditana Elvira Lindo. Sus protagonistas surgieron como personajes radiofónicos cuya voz fue dada por ella misma. Hasta la fecha, la serie comprende ocho libros (más uno compilatorio) publicados entre los años 1994 y 2012.
De acuerdo con Sonia Sierra Infante, el personaje de Manolito Gafotas es “uno de los grandes hitos de la cultura española de las últimas décadas”. La frase de Sierra Infante en su tesis doctoral Lo superficial y lo profundo en la obra de Elvira Lindo (2009), refleja a la perfección la trascendencia de la obra.
Sobre la autora, Elvira Lindo
Elvira Lindo Garrido nació en Cádiz, España, el 23 de enero de 1962. A mediados de la década de los 70 se trasladó con su familia a vivir en Madrid. En la capital española completó la secundaria y comenzó su carrera de periodismo en la Universidad Complutense de Madrid. Su trayectoria en la radio la inició muy joven —con 19 años— como locutora y guionista para la Radio Nacional española.
En 1994, la publicación de Manolito Gafotas representó una entrada fantástica a la esfera literaria. No en vano, Los trapos sucios de Manolito Gafotas recibió en 1998 el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil. Aparte de Manolito Gafotas, Lindo ha publicado once libros infantiles (incluyendo la serie Olivia), nueve títulos de narrativa adulta, cuatro obras de no ficción, tres obras de teatro y múltiples guiones cinematográficos.
Génesis de Manolito
En palabras de Elvira Lindo, el personaje Manolito Gafotas “nace de las ganas de divertirme en mi propio trabajo en la radio”. Luego, se fue nutriendo de sucesos basados en la infancia y en algunos aspectos de la personalidad de la propia autora. Ella agrega, “los personajes cómicos son así, nacen de quien los hace y tienen interiores muy procelosos. Siempre pensando en el puesto que ocupan en el mundo”.
Lindo ha expresado en diversas entrevistas que el éxito de Manolito fue realmente inesperado. Al respecto, probablemente el origen radiofónico de Manolito fue crucial. Porque le confiere características de voz interior a la obra dentro de un estilo narrativo fácil de entender. Al mismo tiempo es una voz muy fluida, pertinaz, monopolizadora de toda interpretación, con interludios precisos para dar espacio a los segmentos cómicos.
Manolito Gafotas (1994)
En el primer libro, el protagonista va relatando varias historias paralelas sin relación aparente acaecidas en el pueblo de Carabanchel Alto. Estos relatos tienen una ubicación cronológica indeterminada entre su primer día de clases y el 14 de abril, día del cumpleaños del abuelo. La fecha no es casual (día de la proclamación de la II República) pues simboliza sutilmente las preferencias políticas de la familia de Manolito.
Un aspecto importante dentro de la estructura narrativa es el aspecto grandilocuente del protagonista, trasmitidos con la naturalidad típica de una mente infantil. No obstante, bajo esa apariencia ingenua se revelan cualidades de perspicacia, bondad y comprometido con las personas de alrededor. Todo contado dentro de “la gran enciclopedia” de la vida de Manolito.
Pobre Manolito (1995)
En el segundo tomo de la “gran enciclopedia” de su vida, Manolito se percata de su notabilidad como persona pública. En el prólogo se explica la relación entre los personajes del libro anterior y los aparecidos en esta entrega. Por supuesto, su gran amigo Paquito Medina es muy relevante (y le agradece) por corregir los 325 errores que había cometido.
En Pobre Manolito, se aprecia cierta continuidad entre los capítulos “La tía Melitona” y “La tía Melitona: el retorno”, cargados de mucho humor. El capítulo de cierre de este libro es “Una mentira piadosa”. Allí, el miedo del protagonista lo enreda dentro de una secuencia muy cómica cuando trata de ocultar lo inevitable: ha suspendido matemáticas.
¡Cómo molo! (1996)
Esta entrega comienza también con un prólogo bastante largo. En él, Manolito describe a un niño que ha leído el segundo tomo de su enciclopedia y llega a Carabanchel Alto. El nuevo personaje en cuestión plantea varias dudas en torno al protagonista. Las cuales, motivan a Manolito a completar —con la ayuda de su fiel amigo Paquito Medina— su particular árbol genealógico lleno de comentarios muy pintorescos.
Igualmente, en ¡Cómo molo! se presenta “al Mostaza”, un compañero de clases de Manolito sin mucha trascendencia en los libros anteriores. La línea narrativa continúa los sucesos de Pobre Manolito (su problema con las matemáticas) y está enmarcado cronológicamente en la estación veraniega.
Los trapos sucios (1997)
La relevancia de Manolito como figura pública lo lleva a reflexionar sobre la pérdida de intimidad en el prólogo de su cuarto tomo. Esta especie de fama local comienza a afectar a sus familiares (particularmente a su mamá cuando va al mercado). Por ello, el protagonista experimenta episodios de vergüenza aprovechados para mezclar realidad y ficción mediante la aparición de la propia autora.
Lindo se presenta a sí misma como una mujer codiciosa que se aprovecha de la prominencia de Manolito para lucrarse con sus “realiti-chous”. Lo peor es el dinero apartado para la familia de Manolito: cero. La temática general de Los trapos sucios se centra en actitudes dedicadas —en palabras de Elvira Lindo— a los más pequeños, la envidia y los celos.
Manolito on the road (1997)
Este libro se distingue de los otros de la serie debido a su narración lineal sobre la ruta realizada por Manolito. Manolito on the road consta de tres partes. Comienza con “Adiós Carabanchel (Alto)”; este capítulo cuenta cómo Manolo (su papá) decide llevarse a sus hijos para aliviar el verano de Catalina (su mamá).
Al parecer, la pobre progenitora no aguantaba otra temporada vacacional encerrada en el barrio soportando las travesuras y peleas constantes de sus hijos. De todas maneras, en “La semana del Japón” Manolito y el Imbécil (su hermano menor) hacen múltiples diabluras dentro de un supermercado. El último capítulo, “El zorro de la Malvarrosa” cierra el libro magistralmente con un cúmulo de aventuras y una paella en la costa valenciana.
Yo y el imbécil (1999)
De entrada, Elvira Lindo evidencia con su título su intención con continuar su exploración de temas referentes a “lo políticamente correcto”. Por cortesía debería ser “el imbécil y yo”. Pero la frase está deliberadamente colocada al revés con el fin de denotar la animadversión del protagonista hacia su hermanito. El libro se divide en tres partes: “Tus nietos no te olvidan”, “Dos niños bastante abandonados” y “Las mil y una noches”.
Los nombres de dichas partes representan con bastante precisión los sentimientos de Manolito y el Imbécil. Aunque la circunstancia —la operación de próstata del abuelo— no amilana las ganas de cometer travesuras de los pequeños. Todo lo contrario, los niños llegan a desquiciar a los adultos que los rodean ocasionando situaciones muy divertidas.
Manolito tiene un secreto (2002)
Es la entrega más aguda de toda la saga. Sus capítulos cuentan la visita del alcalde de Madrid al colegio de Carabanchel Alto. El evento expone de forma muy clara las críticas de Elvira Lindo hacia este tipo de actividades. Las cuales, añaden un estrés innecesario a los infantes debido a las expectativas de los adultos. Es más, presión psicológica sufrida por los niños podría calificarse de abuso.
Del mismo modo, la autora subraya la hipocresía de los políticos. Quienes se valen de este tipo de jornadas para hacer proselitismo y justificar una planificación bastante discutible. Es Este libro tiene una continuación en “El chino volador”, un relato publicado por Lindo en El País Semanal. Describe el recibimiento de un nuevo bebé a la familia bajo la perspectiva de el Imbécil (quien lo ve como un chino con cualidades de perro).
El mejor Manolo (2012)
Han transcurrido diez años. Ya los celos causados por el Imbécil son cosa del pasado porque “la Chirly” ha destronado a su hermanito como el más consentido de la familia. El crecimiento de Manolo implica a su vez un mejor entendimiento (y sacrificio) de las labores de su padre Manolo para sustentar su hogar. Asimismo, Manolito ya no percibe a su madre Catalina como un ente castigador de travesuras; se le nota más agradecido con sus padres.
No faltan en este libro los demás personajes icónicos de la serie: el abuelito, con quien mantiene un vínculo afectivo muy significativo. Tampoco fallan a la cita el “orejones”, Yihad, ni la ironía característica del protagonista o los segmentos cargados de un humor muy auténtico. El mejor Manolo representa un broche de oro para un personaje sumamente querido por niños y adultos de toda España.
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