Otra vuelta de tuerca

Otra vuelta de tuerca.

Otra vuelta de tuerca.

Publicada en 1898, Otra vuelta de tuerca es la obra más conocida y comentada del prolífico autor y crítico literario Henry James. Es una novela de espectros y fantasmas al más fiel estilo de los relatos góticos “tradicionales”. Pero con una suma de elementos nuevos e innovadores que dejan a los lectores tan sorprendidos como satisfechos.

El escritor es uno de los mejores exponentes del perspectivismo literario. De hecho, lleva este concepto hasta el límite. Resulta casi imposible realizar una revisión de esta novela corta sin revelar algunos detalles de la trama (conocidos popularmente como spoilers). Aunque en este caso, conocer algunos aspectos de antemano no marca muchas diferencias.

Sobre el autor, Henry James

Es uno de los nombres de la literatura anglosajona más importantes del realismo y el modernismo. Para muchos, Otra vuelta de tuerca —a pesar de su año de lanzamiento— marca formalmente el punto de inicio del movimiento modernista. El cual, dominó las letras en lengua inglesa durante la primera mitad del siglo XX.

Henry James nació en Nueva York, el 15 de abril de 1843, en el seno de una familia bien acomodada. Su padre, con el anhelo de que sus hijos descubrieran el mundo a través de sus propios ojos, lo envió a estudiar a Europa. Estuvo radicado en París y luego en Londres. En esta última metrópoli pasaría la mayor parte de su vida.

Hábitos discretos

Sus textos han estado desde su aparición en boca de muchos lectores. No obstante, las ventas generadas no le alcanzaban a James para vivir con soltura. Sin embargo, esto no le impidió para frecuentar de manera ininterrumpida, los altos círculos de la burguesía europea, principalmente la británica.

Según lo confesado por el propio autor, los mejores argumentos los consiguió “fisgoneando”. En otras palabras, al escuchar de forma frecuente las conversaciones comunes de las altas esferas inglesas, el autor estadounidense terminó de pulir ciertos aspectos de su obra.

“Nadie es profeta en su tierra”

En Estados Unidos, durante las dos primeras décadas del siglo XX, sus escritos no despertaban mayor entusiasmo entre los críticos. No obstante —más allá de consideraciones literarias— los análisis solían ser demasiado subjetivos. Pues, en el fondo eran reclamos hacia el escritor por su decisión de vivir como un expatriado.

Británico al final

Justo antes de morir, llegó el capítulo confirmatorio del rompimiento de James con su país de nacimiento. Cuando en 1915 se nacionalizó británico como protesta tras la decisión de Estados Unidos de no sumarse a los aliados durante la Gran Guerra. En retaliación, durante los años posteriores a su muerte, sus libros prácticamente desaparecieron de los anaqueles de las librerías estadounidenses.

Henry James.

Henry James.

Actualmente, el trabajo literario de Henry James suele ser valorado de manera más objetiva, más la “reconciliación” con la nación norteamericana todavía dista de ser completa. Por difícil que sea de entender, aún persisten sectores dentro de “la unión” contrarios a concederle méritos. Tanto así que han llegado a tacharlo de otro “frío” escritor inglés.

Análisis de Otra vuelta de tuerca

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El título de esta novela es toda una declaración de principios. Su historia hace girar la literatura de terror y misterios sobrenaturales de tal forma, que aquello aparentemente normal ya no lo sea tanto. En esencia, es un libro con una trama oscura y gótica, ambientado en una lúgubre mansión victoriana en las afueras de Londres, rodeada de bosques espesos.

Para completar el cóctel, entre los personajes hay un par de fantasmas, figuras cuyo “expedientes de vida” se encuentran manchados por pecados imperdonables. Específicamente, la falta capital habría sido ceder ante la tentación de la carne… sexo inescrupuloso (un tema habitual en James, causante de más animadversión).

¿Nada es lo que parece?

Los protagonistas de Otra vuelta de tuerca son un par de “inocentes” niños (Flora y Miles). Lo cual, en su momento representó un giro poco común. Del mismo modo, un desarrollo colmado de fantasmas, muertos y sexo era una combinación “demasiado fuerte”. Por ende, para la mayoría de los lectores y de la crítica literaria de su tiempo, no era una trama fácil de digerir.

En cualquier caso, el aspecto realmente innovador de James es su uso de la perspectiva. En donde la narración del relato está centrada únicamente en el personaje de una institutriz (encargada de cuidar a los niños antes mencionados). Entonces, los lectores (y hasta los personajes) disponen exclusivamente de las vivencias de esta chica de 20 años para develar los misterios acaecidos.

Un narrador poco fiable

James plantea a sus lectores un dilema ineludible, el cual, según la conclusión alcanzada por cada quien, influirá en la interpretación final otorgada a la historia. En este sentido, el punto que genera más interrogantes es que solo la institutriz puede ver los fantasmas y aparecidos. ¿Realmente ocurren hechos paranormales o todo está en la cabeza de esta mujer?

Frase de Henry James.

Frase de Henry James.

Adicionalmente, uno de los personajes secundarios, una ama de llaves muy ingenua y de buen corazón, está petrificada por los acontecimientos sobrenaturales de la mansión. Ciertamente esta sirvienta nunca es testigo de ninguna aparición fantasmal. Es decir, su miedo se sustenta únicamente en el terror originado por escuchar los relatos de la joven maestra.

Atracción prohibida

Para añadir más cuestionamientos a la figura de la joven y hermosa institutriz, ella se siente irresistiblemente atraída por el tío de los protagonistas. Quien además hace las veces de tutor legal a raíz de la muerte de los padres biológicos de los pequeños.

En este punto, una veinteañera con este tipo de emociones —descritos en algunos momentos más como una atracción lujuriosa que como un sentimiento platónico— es suficiente como para dudar de su buen juicio. La suma de estos y otros elementos despiertan las dudas de los lectores.

Una obra trascendental en toda regla

James desarrolla su relato de forma directa, en contraposición al estilo predominante en el grueso de su narración. Por consiguiente, las descripciones se limitan a proporcionar detalles relacionados con la ambientación, pero sin regodearse en exceso. En donde las emociones (terroríficas) transmitidas por la institutriz mantienen y magnifican la tensión página a página.

Incluso aquellas personas que no hayan leído Otra vuelta de tuerca, seguramente se han encontrado con alguna obra influenciada directa o indirectamente por esta historia. Entre las abundantes adaptaciones cinematográficas, hay una cuya atmósfera refleja perfectamente el ambiente creado por James: Los otros (2001) de Alejandro Amenábar.



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