El libro del Buen Amor

Municipio de Hita

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El libro del Buen Amor (1330 y 1343) es una miscelánea elaborada por Juan Ruiz, quien ejerció como arcipreste de Hita durante el siglo XIV. Esta obra —también conocida como Libro del Arcipreste o Libro de los cantares— es considerada un clásico de la literatura medieval española. Su composición es extensa, con más de 1.700 estrofas en las que se narra la autobiografía ficticia del autor.

Del libro existen tres manuscritos —S, G y T—, los cuales están inconclusos. De ellos, el “S” o “Salamanca” es el más completo, mientras que los otros contienen solo fragmentos de la obra. Asimismo, su creación presenta dos fechas: 1330 y 1343; esta dualidad es debido a los documentos originales encontrados. La versión “S” (1343) es una revisión del “G”, a la cual se le añadieron nuevas composiciones.

Análisis de El libro del Buen Amor

Prólogo de la obra

Esta sección del texto se escribió en prosa —a diferencia del resto de la obra—. Aquí, el autor manifestó las intenciones del libro y su posible interpretación. Asimismo, afirmó que fue elaborado desde la cárcel. Sobre esto, muchos analistas consideran que se trató de una alegoría, ya que no habla de una prisión verdadera, sino que hace referencia a la vida terrenal.

Don Amor vs Arcipreste

El autor comienza el texto teniendo una querella con Don Amor. En primera instancia, lo acusó de ser culpable de los pecados capitales. Además, afirmó que el amor era destructivo, ya que enloquece a los hombres, por lo que recomendó apartarse de su dominio. Para explicar su punto de vista, el Arcipreste hizo usó varios cuentos, entre ellos narró “El asno y el caballo”, como ejemplo de la soberbia en los seres humanos.

Por su parte, Don Amor le respondió brindándole algunas enseñanzas. Para ello utilizó a Ovidio y la adaptación de la obra de la Edad Media: Ars Amandi. En su réplica, este le describió cómo debe ser la mujer físicamente perfecta y las virtudes que tiene que tener tanto de día como de noche. Aunado a esto, le persuadió a buscar una “celestina” —especialista en realizar pociones amorosas— para que le asesorase.

El cortejo de don Melón a doña Endrina

Se trata del relato central del libro. En él, Ruiz adecuó a su obra la comedia humorística medieval: Pamphilus (siglo XII). La narración es en primera persona y tiene como protagonistas a los personajes ya mencionados: don Melón y doña Endrina. En la trama, el hombre buscó a una vieja consejera —Trotaconventos— para lograr conquistar a la dama en cuestión.

Es importante acotar que, si bien el amor carnal juega un papel crucial, en varias ocasiones se hace alusión a lo importante que es estar cerca del amor de Dios.

La Trotaconventos se puso en acción, buscó a doña Endrina y la convenció de encontrarse con don Melón en su vieja casa. Una vez se reunieron, se presume —por falta de páginas de los manuscritos— que tuvieron relaciones íntimas.

Fue así como —a costa de engaños y trampas— finalmente se acordó el matrimonio entre ambos. La estrategia de la consejera fue simple, pero efectiva: la única manera de limpiar la honra de la mujer era con el casamiento.

Aventuras en la sierra de Segovia

Este es otro de los destacados cuentos del Arcipreste. Aquí relata su paso por la sierra de Segovia, donde conoció a varias pueblerinas. La primera de ellas fue “La chata”, una mujer vulgar sin ningún tipo de vergüenza. Abiertamente, esta acostumbraba a pedir regalos a cambio de favores de índole sexual. Hábilmente, el hombre logró fugarse de esta y de otras jóvenes de Somosierra.

En el camino de huida, consiguió a otra serrana en la falda de la montaña. Dicha mujer era más “bárbara” que las otras. El Arcipreste le solicitó asilo, y, a cambio, ella le pidió algún tipo de pago —sexual o material—. Esta vez, el hombre, cohibido por la imponente fémina, cedió y aceptó la petición.

Contienda entre don Carnal y doña Cuaresma

Luego de unos cantares a la virgen —por la cercanía de la Semana Santa—, se presenta el cuento alegórico sobre la batalla entre don Carnal y doña Cuaresma. Aquí, el autor refleja el común enfrentamiento entre los deseos mundanos y la espiritualidad. El texto se narra a manera de  parodia y está inspirado en los cantares de gesta medievales.

Don Carnal reunió un fuerte e imbatible ejército. Sin embargo, el gusto de su grupo por la comida y el vino hizo que fueran en mal estado al campo de batalla. Aquello permitió que el enfrentamiento fuera más equilibrado, y doña Cuaresma aprovechó al máximo la ventaja y logró la victoria. Una vez derrotado, don Carnal fue tomado como prisionero y se le impuso una dura penitencia.

Ultimas historias de amor del Arcipreste

El Arcipreste no descansó en la búsqueda del amor, trató y trató de conseguirlo en otras tantas aventuras. En todas ellas volvió a pedirle ayuda a Trotaconventos. Una de las recomendaciones de la vieja celestina fue enamorar una viuda, sin embargo, la agasajada no se convenció del todo y el hombre falló. Luego de aquello, el protagonista intentó con una dueña, pero tampoco tuvo éxito.

Seguidamente, Trotaconventos le sugirió que debía intentarlo con una monja llamada Garoza. El Arcipreste trató de enamorarla, pero la mujer se aferró a sus votos divinos y al poco tiempo murió. El hombre continuó sus aventuras, y luego de tanto tropiezo, pudo tener un pequeño romance con una mora.

Poco tiempo despues de ese corto triunfo, la celestina murió. Aquella pérdida, por supuesto, afectó notablemente al protagonista. Tras otras cantigas a la virgen y agasajos a Dios, el Arcipreste terminó el libro dando nuevamente instrucciones de cómo interpretarlo.

Sobre el autor: Juan Ruiz, arcipreste de Hita

Juan Ruiz fue un eclesiástico y arcipreste de Hita —municipio español­ de la provincia de Guadalajara—. Los datos sobre su origen y vida son escasos, lo poco que se sabe es deducido de esta única obra: El libro del Buen Amor. Se presume que nació en 1283 en Alcalá de Henares y estudió en Toledo, Hita —su lugar de nacimiento— o una zona cercana.

También se especula que tuvo importantes conocimientos musicales, los cuales se ven reflejados en su léxico preciso sobre el tema. Algunos suponen —por el Manuscrito Salamanca— que fue detenido por órdenes del arzobispo Gil de Albornoz, aunque muchos críticos difieren de esa teoría. Según varios documentos, se conjetura que su fallecimiento se registró en el año 1351; para ese entonces ya no ejercía como arcipreste de Hita.

Disputa sobre su ciudad natal

Los medievalistas Emilio Sáez y José Trenchs afirmaron al Congreso del año 1972 que la ciudad natal de Juan Ruiz fue Alcalá la Real —Benzayde (1510c)—. Ellos, además, aseveraron que en ese lugar pasó, aproximadamente, unos 10 años de su infancia. Toda esta información fue recopilada tras una larga investigación de los especialistas; sin embargo, dicho estudio no pudo concluirse debido a la inesperada muerte de ambos.

Por su parte, el historiador español Ramón Gonzálvez Ruiz expresó lo siguiente en una sesión plenaria del 2002: “A lo largo de su libro Juan Ruiz ha ido sembrando datos de su biografía personal. Él debió nacer en Alcalá, como sugiere el verso famoso con que Trotaconventos saluda a la mora de parte del arcipreste: «Fija, mucho os saluda uno que es de Alcalá» (estrofa 1510a)”.

Hoy por hoy, ninguna de las dos teorías han sido confirmadas por una fuente clara, y ambas ciudades todavía luchan por el reconocimiento. No obstante, la mayoría se inclina a la hipótesis de Gonzálvez Ruiz, ya que Alcalá de Henares (Madrid) es una región cercada a Hita (Guadalajara).



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