Manuel Machado. Aniversario de su fallecimiento. Poemas
Manuel Machado falleció en Madrid un día como hoy en 1947. El mayor de los hermanos Machado, él y Antonio son dos de los poetas más reconocidos y reconocibles de la lírica española. A él en particular se lo considera uno de los más importantes del modernismo. Para recordarlo ahí va una selección de poemas cortos y sonetos de su obra.
Manuel Machado
Nacido en Sevilla, buena parte de su obra se caracteriza por el uso de motivos populares andaluces con el toque modernista de influencias como, por ejemplo, la de Rubén Darío.
Algunos de los títulos más conocidos de Machado son La fiesta nacional, El mal poema o Cante hondo. Escribió varias obras también junto a su hermano Antonio y fue miembro de la Real Academia Española.
Selección de poemas
Morir, dormir
«Hijo, para descansar,
es necesario dormir,
no pensar,
no sentir,
no soñar…»
«Madre, para descansar,
morir».
Ocaso (soneto)
Era un suspiro lánguido y sonoro
la voz del mar aquella tarde… El día,
no queriendo morir, con garras de oro
de los acantilados se prendía.
Pero su seno el mar alzó potente,
y el sol, al fin, como en soberbio lecho,
hundió en las olas la dorada frente,
en una brasa cárdena deshecho.
Para mi pobre cuerpo dolorido,
para mi triste alma lacerada,
para mi yerto corazón herido,
para mi amarga vida fatigada…
¡el mar amado, el mar apetecido,
el mar, el mar y no pensar en nada!…
Oriente (soneto)
Antonio, en los acentos de Cleopatra encantado,
la copa de oro olvida que está de néctar llena.
Y, creyente en los sueños que evoca la sirena,
toda en los ojos tiene su alma de soldado.
La reina, hoja tras hoja, deshojando sus flores,
en la copa de Antonio las deja dulcemente…
Y prosigue su cuento de batallas y amores,
aprendido en las magas tradiciones de Oriente…
Detiénese… Y Antonio ve su copa olvidada…
Mas pone ella la mano sobre el borde de oro,
y, sonriendo, lenta hacia sí la retira…
Después, siempre a los ojos del guerrero asomada,
sella sus gruesos labios con un beso sonoro…
Y da la copa a un siervo, que la bebe y expira…
Otoño
En el parque, yo solo…
Han cerrado
y, olvidado
en el parque viejo, solo
me han dejado.
La hoja seca,
vagamente,
indolente,
roza el suelo…
Nada sé,
nada quiero,
nada espero.
Nada…
Solo
en el parque me han dejado
olvidado,
…y han cerrado.
Melancolía
Me siento, a veces, triste
como una tarde del otoño viejo;
de saudades sin nombre,
de penas melancólicas tan lleno…
Mi pensamiento, entonces,
vaga junto a las tumbas de los muertos
y en torno a los cipreses y a los sauces
que, abatidos, se inclinan… Y me acuerdo
de historias tristes, sin poesía… Historias
que tienen casi blancos mis cabellos.
El príncipe
Siete soles forman
el solio del príncipe
de los siete soles.
Su cetro de oro
es un haz de llamas
de mil arreboles.
Su rostro, que nadie
miró porque ciega,
las nubes esconden.
Su imperio, los mundos,
Él todo lo puede,
todo lo conoce…
Y en sus ojos, cuyo
mirar mata, brillan
¡todos los dolores!
Cantares
Vino, sentimiento, guitarra y poesía,
hacen los cantares de la patria mía…
Cantares…
Quien dice cantares, dice Andalucía.
A la sombra fresca de la vieja parra,
un mozo moreno rasguea la guitarra…
Cantares…
Algo que acaricia y algo que desgarra.
La prima que canta y el bordón que llora…
Y el tiempo callado se va hora tras hora.
Cantares…
Son dejos fatales de la raza mora.
No importa la vida, que ya está perdida.
Y, después de todo, ¿qué es eso, la vida?…
Cantares…
Cantando la pena, la pena se olvida.
Madre, pena, suerte; pena, madre, muerte;
ojos negros, negros, y negra la suerte.
Cantares…
En ellos, el alma del alma se vierte.
Cantares. Cantares de la patria mía…
Cantares son sólo los de Andalucía.
Cantares…
No tiene más notas la guitarra mía.
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