Blanca Valera. Aniversario de su fallecimiento. Poemas
Blanca Varela fue una poeta peruana nacida en Lima en 1926 donde también falleció un día como hoy de 2009. En su memoria y para recordarla va esta selección de poemas de su obra. Para releerla o descubrirla.
Blanca Varela
Estudió Letras y Educación en la Universidad de San Marcos. Se estableció en París en 1949 y allí conoció a Octavio Paz, autor que influyó mucho en su obra literaria. Paz la conectó con otros intelectuales latinoamericanos y españoles. Más tarde vivió en Florencia y Washington, donde trabajó como traductora y periodista.
Ese puerto existe fue su primer libro que publicó en 1959. Después siguieron Luz de día y Valses y otras confesiones. En 1978 se hizo la primera recopilación de su obra en Canto villano. Y finalmente se publicó su antología de 1949 a 1998 en Como Dios en la nada.
Blanca Valera ganó premios como el Octavio Paz de Poesía y Ensayo, el Ciudad de Granada o los García Lorca y Reina Sofía de Poesía Iberoamericana.
Poemas
A media voz
La lentitud es belleza
copio estas líneas ajenas
respiro
acepto la luz
bajo el aire ralo de noviembre
bajo la hierba
sin color
bajo el cielo cascado
y gris
acepto el duelo y la fiesta
no he llegado
no llegaré jamás
en el centro de todo
esta el poema intacto
sol ineludible
noche sin volver la cabeza
merodeo su luz
su sombra animal
de palabras
husmeo su esplendor
su huella
sus restos
todo para decir
que alguna vez
estuve atenta
desarmada
sola casi
en la muerte
casi en el fuego
Curriculum vitae
digamos que ganaste la carrera
y que el premio
era otra carrera
que no bebiste el vino de la victoria
sino tu propia sal
que jamás escuchaste vítores
sino ladridos de perros
y que tu sombra
tu propia sombra
fue tu única
y desleal competidora.
El amor es como la música…
El amor es como la música,
me devuelve con las manos vacías,
con el tiempo que se enciende de golpe
fuera del paraíso.
Conozco una isla,
mis recuerdos,
y una música futura,
la promesa.
Y voy hacia la muerte que no existe,
que se llama horizonte en mi pecho.
Siempre la eternidad a destiempo.
Fuente
Junto al pozo llegué,
mi ojo pequeño y triste
se hizo hondo, interior.
Estuve junto a mí,
llena de mí, ascendente y profunda,
mi alma contra mí,
golpeando mi piel,
hundiéndola en el aire,
hasta el fin.
Historia
puedes contarme cualquier cosa
creer no es importante
lo que importa es que al aire mueva tus labios
o que tus labios muevan el aire
que fabules tu historia tu cuerpo
a toda hora sin tregua
como una llama que a nada se parece
sino a una llama
Tal vez en primavera
Tal vez en primavera.
Deja que pase esta sucia estación de hollín y lágrimas
hipócritas.
Hazte fuerte. Guarda miga sobre miga. Haz una fortaleza
de toda la corrupción y el dolor.
Llegado el tiempo tendrás alas y un rabo fuerte de toro o
de elefante para liquidar todas las dudas, todas las
moscas, todas las desgracias.
Baja del árbol.
Mírate en el agua. Aprende a odiarte como a ti mismo.
Eres tú. Rudo, pelado, primero en cuatro patas, luego en
dos, después en ninguna.
Arrástrate hasta el muro, escucha la música entre las
piedrecitas.
Llámalas siglos, huesos, cebollas.
Da lo mismo.
Las palabras, los nombres, no tienen importancia.
Escucha la música. Sólo la música.
La muerte se escribe sola
La muerte se escribe sola
una raya negra es una raya blanca
el sol es un agujero en el cielo
la plenitud del ojo
fatigado cabrío
aprender a ver en el doblez
entresaca espulga trilla
estrella casa alga
madre madera mar
se escriben solos
en el hollín de la almohada
trozo de pan en el zaguán
abre la puerta
baja la escalera
el corazón se deshoja
la pobre niña sigue encerrada
en la torre de granizo
el oro el violeta el azul
enrejados
no se borran
no se borran
no se borran
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