Maria Goodin ¿Escritora de una sola obra?
María Goodin nos regaló en 2013 Tu mentira más dulce. En esta, hasta el momento única novela, vació su corazón y su experiencia como voluntaria en un centro de enfermedades mentales.
Hay veces, que las personas tienen una historia que contar al mundo y solo una. En el caso de Goodin, que trató un drama social en una novela gastronómica, construyó una historia diferente, en la que la realidad se mezcla con la ficción, se retuerce, se separa y se vuelve a enredar con una facilidad que engancha.
¿Quién es María Goodin?
Maria nació en Inglaterra, donde continúa viviendo, en Hertfordshire. Licenciada en literatura inglesa, ha trabajado de administrativa, profesora y masajista terapéutica. Publicó Tu mentira más dulce en Inglaterra con el título Nutmeg, basada en un relato con el mismo nombre, siguió en Australia con el título The Storyteller’s Daughter y después en Estados Unidos con el título From the Kitchen of Half Truth. Después de comercializarse en los países de habla inglesa, se tradujo al italiano, alemán, sueco y español.
¿Quién de nosotros podría asegurar la veracidad de sus recuerdos?
¿Cómo sabemos si las cosas que vivimos son reales o producto de nuestra imaginación?
Tu mentira más dulce es un libro de esos que lees en una tarde, en el que las páginas se pasan sin darte cuenta mientras se abren las puertas que contienen las emociones y crece el hambre de continuar adentrándote en la historia. No es ese el único hambre que genera porque las delicias gastronómicas se convierten en un protagonista más.
La novela no tiene personajes profundos, solo los conocemos en la medida en que sirven de soporte a la historia que María quiere contar. No son personajes redondos y aun así, se convierten en inolvidables aunque el tiempo pase y otros libros ocupen el lugar más accesible de nuestra memoria.
La protagonista, Meg, es una apasionada de la ciencia que se ha criado entre el olor a guiso y a glaseados que desprenden los fogones de una madre que envolvió su infancia de fantasía y cuentos de hadas. El mundo fantástico y maravilloso en el que su madre la crió como si fuera Alicia en el País de las Maravillas, solo le ha traído disgustos desde que sus compañeros de colegio empezaron a burlarse de ella.
«En mi primer recuerdo yo soy muy pequeña y estoy sentada en el suelo de la cocina con mi madre que está a punto de ponerse a cortar unas judías trepadoras. De repente estas escapan de sus manos y se ponen a trepar por los muebles»«—» « Las judías me hacen cosquillas y yo no puedo parar de reír»
Mientras muchos adultos echamos de menos el mundo de fantasía de la infancia, a Meg le cuesta distinguir cuáles son sus vivencias infantiles reales y cuáles las historias que su madre imaginaba para ella. No sabe cómo fue su niñez, por eso no le gusta hablar de ella. Tiene miedo de contrastarla con el pensamiento racional de las personas que la rodean. Como mujer adulta no quiere oír nada que no pueda ser explicado por la razón, necesita la seguridad que da la lógica. Sus dudas y su afán por aferrarse a lo demostrable, hace que nos cuestionemos cuántas de las cosas que recordamos son ciertas, cuántas producto de lo que nos han contado y que nuestra memoria ha fijado como propias y cuántas una mezcla entre ambas.
La frustración de Meg con su madre irá dando paso al descubrimiento de la realidad hábilmente disimulada por la cortina de ilusión con que su madre la arropó de niña. Es una historia tan dulce como dura, un diario inconexo, rítmico y constante, que habla de amor por encima de todas las cosas y que nos enseña que el recuerdo y la verdad no suelen coincidir, pero también nos hace entender que eso no hace al recuerdo menos cierto ni a la verdad más real. Para bien y para mal, vivimos y sentimos aquello que nuestro cerebro cree: El hecho de que haya sucedido o no, es irrelevante.
Es una historia para leer a solas dispuesto a reír, a llorar, a emocionarse y a creer en que la bondad de una persona puede brillar sobre la maldad del mundo aunque no pueda acabar con ella.
¿Qué nos traerá el futuro de la mano de Goodin?
Me gustaría volver a leer a María Goodin, quizás necesite más tiempo o quizás esta era su única historia, su regalo a todas los niños que crecen en un entorno en el que jamás deberían vivir, su homenaje a todas la madres que protegen a sus hijos en las situaciones más extremas. Si es así, gracias por tu novela, María. Sea como sea, ha conseguido formar un capítulo de nuestro pasado, aunque a veces podamos pensar que solo lo hemos imaginado.
El artículo Maria Goodin ¿Escritora de una sola obra? ha sido originalmente publicado en Actualidad Literatura.
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