Blacksad. Todo cae, de Juanjo Guarnido y Juan Díaz Canales. Reseña

Blacksad 6. Todo cae — Primera parte es la nueva historia que presentan Juanjo Guarnido (dibujo) y Juan Díaz Canales (guion) de este gato detective de los años 50 que ya ha cumplido 20. Y es todo un lujo, como las anteriores. Ya hablé de ellas y de él, así que hoy me centro en esta última. Esta es mi reseña.

Blacksad 6. Todo cae — Primera parte — Reseña

Al principio de Blacksad 6. Todo cae — Primera parte vemos la sonrisa sardónica de un cocodrilo declamando frases de La tempestad, de William Shakespeare. Esa es la primera genialidad, como el resto de viñetas hasta el final. Para colmo, la historia empieza con estas palabras que nos dirige John Blacksad, en su narración de 1.ª persona desde el comienzo de la serie con Un lugar entre las sombras.

Que la vida no es más que un espectáculo es algo que todos intuimos. Y yo, sin vocación alguna, me he convertido en un profesional del drama. Público y actor con barra libre de bajas pasiones y miseria humana. Tipos torturados y pintorescos son mis compañeros de reparto. Con semejante panorama no entiendo por qué sigue gustándome el teatro.

Y claro, así, ¿cómo no sigues? Tienes que hacerlo porque simplemente sabes que vas a leer y ver otra buenísima historia de este (pedazo de) gato detective. Se ha prodigado poco en estos 20 años de existencia, la verdad, porque solo nos ha contado 6 historias, pero ¡cómo son! Y esta última, además, está en 2 partes. La segunda está prevista para 2023, algo que habrá que agradecer porque no serán los 8 que ha tardado esta.

Pero se comprueba una vez más que sus autores se toman tanto tiempo porque cada una es una joya. Ahora, con esta división, la historia se desarrolla con más tranquilidad y está más elaborada. Eso se ve y se nota no solo en los dibujos más detallados, en más viñetas que en realidad son planos cinematográficos, sino también en el guion de Díaz Canales que, por otra parte, lo sigue bordando.

Asimismo ocurre que tanto él como Guarnido más ese tiempo han ido moldeando y perfeccionando a sus criaturas en cada nuevo álbum. Como siempre, habrá quien tenga su preferido, pero todos son buenos, aunque es recomendable conocer a este gatito desde su nacimiento.

También saldrán los que tilden esta historia — o todo la serie— de demasiado previsible o plagada de clichés, pero es que los clichés funcionan, sobre todo en este género.

Blacksad es tan duro como romántico, un homenaje perfecto al noir más clásico, tanto literario como cinematográfico, desde su estética a los guiones, y, más en concreto, al norteamericano. Sumergirse en sus páginas es hacerlo en Perversidad, El sueño eterno, Perdición, La senda tenebrosa o Forajidos, donde se cruzan el Philip Marlowe de Bogart o el Jeff Bailey de Mitchum en Retorno al pasado. Y mil y una referencias más a cualquier título que firmara Hammet, Chandler o Goodis o cualquiera de esas películas de la época dorada de los 40 y 50 en el cine.

De qué va y sus personajes

En Blacksad 6. Todo cae — Primera parte tenemos a John Blacksad en la ciudad después de los casos anteriores que transcurrieron por Amarillo (Texas), Nueva Orleáns o Las Vegas. Y ese comienzo con una representación de teatro aparentemente tranquila derivará en una trama de corrupción e intereses políticos en las más altas esferas que implican al alcalde, a un importante constructor y a la directora de esa compañía teatral.

Con ellos tenemos de nuevo a Weekly, el reportero sensacionalista y elemento más cómico, además de contrapunto a la seriedad y contundencia de Blacksad. Sin embargo, esta vez juega un papel más importante y decisivo al final que, por supuesto, queda abierto con una gran sorpresa que, no por sospechada, tiene menor efecto. Al contrario. Es el mejor golpe, el cliffhanger anglosajón, que deja la miel en los labios y todas las expectativas y ganas de esa segunda parte.

Por supuesto también seguimos disfrutando de esa creación de personajes antropomorfos tan variopintos como impactantes y con una expresividad marca de la casa Guarnido, que tanto debe a Disney y, al mismo tiempo, le quita todo el halo infantil o inocente de la empresa del ratón.

Nada como un altivo pavo como el oscuro alcalde Schumann de una Nueva York nunca mencionada pero claramente reflejada tanto en edificios, calles y parques como en esencia urbana cien por cien norteamericana. Y nada como un halcón de mirada penetrante y porte poderoso para representar a Solomon, ese constructor que juega con todo y todos desde las alturas que sin duda domina por su naturaleza.

Y desde esas alturas bajamos a las profundidades de la tierra donde, cómo no, los trabajadores son topos, ratas o ratones en la oscuridad del metro. Su representante, Kenneth Clark, es un murciélago al que quieren quitar del medio y por eso contrata a Blacksad, recomendado por Iris Allen (una elegante llama), la directora teatral a la que Blacksad ha evitado un conflicto con la Policía con el que empieza esta historia.

Así que nuestro gato se hará pasar por un trabajador más para descubrir y detener al sicario (Logan, un fiero y desalmado oso pardo) que pertenece a la banda mafiosa que controlan unas comadrejas, siempre con mala prensa y que recuerdan a las de ¿Quién engañó a Roger Rabbit?, otra buena historia negra del cine, aunque más desquiciada e infantil.

También veremos por primera vez la redacción del What’s New, donde trabaja Weekly, y conoceremos a su nuevo director, un vehemente puercoespín, que ha decidido apostar por un periodismo más comprometido que sensacionalista.

Más secundarios potentes son Olaf, un malencarado gran danés, chófer y secuaz de Solomon, y Shelby, una misteriosa gaviota que le hace el trabajo más sucio al halcón, que lo utiliza bajo amenazas.

Todos se mezclan en este cóctel de teatro, manejos de poderes políticos y empresariales y antiguas cuentas que tienen pendientes. Y todos acaban en inquietantes circunstancias —con esa aparición estelar al final de un personaje muy importante para Blacksad—, que auguran una segunda parte llena de emoción e intensidad.

En definitiva

Lo mejor: todo.

Lo peor: que son solo 58 páginas.



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