Ana Alcolea. «Las palabras y los personajes me sorprenden mientras escribo»
Ana Alcolea es una escritora de Zaragoza con una larga trayectoria tanto en la enseñanza de Lengua y Literatura como en la publicación de obras divulgativas, literatura infantil y juvenil (ganó el el Premio Cervantes Chico en 2016) y, por último, novelas como Bajo el león de San Marcos o El brindis de Margarita, que presenta ahora. Le agradezco muchísimo el tiempo, la amabilidad y la dedicación para esta entrevista.
Ana Alcolea. Entrevista
- ACTUALIDAD LITERATURA: ¿Recuerdas el primer libro que leíste? ¿Y la primera historia que escribiste?
ANA ALCOLEA: Probablemente, el primer libro que leí fue Los tres mosqueteros, de Alejandro Dumas, en una edición ilustrada para niños. Al menos es el primero que recuerdo. El primer libro que escribí fue El medallón perdido, una novela ambientada en África, en la que un chico busca el medallón que llevaba su padre cuando murió en un accidente de avioneta en la selva.
- AL: ¿Cuál fue el primer libro que te impactó y por qué?
AA: Dos libros muy diferentes, Jane Eyre, de Charlote Brönte, por su historia de amor tan poco convencional, y por sus paisajes tan diferentes a aquellos en los que yo vivía. Y Pregúntale a Alicia, que se publicó como el diario real de una adolescente que vive en el mundo de las drogas. Me impresionó mucho.
- AL: ¿Quién es tu escritor favorito? Puedes escoger más de uno y de todas las épocas.
AA: Esta es una pregunta muy difícil de contestar. Hay muchos y muy fascinantes: desde Homero, Sófocles, Cervantes y Shakespeare a Tolstoi, Herink Ibsen, Sigrid Undset, Dostoievski, y Thomas Mann, Stefan Zweig. De la época actual me quedo con Juan Marsé, Manuel Vilas, Mauricio Wiesenthal e Irene Vallejo.
- AL: ¿Qué personaje de un libro te hubiera gustado conocer y crear?
AA: A Don Quijote de la Mancha, al que en realidad creamos todos los días, y si no, mal vamos. Es un personaje que busca hacer de su vida una obra de arte, algo hermoso para él y para los demás. Quiere ser un caballero de novela y se inventa cada día uno o más episodios aventureros para que su ideal sobreviva. Vive entre la ficción y la realidad, como hacemos todos. Cervantes lo supo ver y reflejar mejor que nadie.
- AL: ¿Alguna manía a la hora de escribir o leer?
AA: Antes solía escuchar ópera para escribir. Pero ahora escribo generalmente en silencio, sobre todo en este periodo, en el que vivo en un lugar muy silencioso. Me concentro con mucha facilidad en cualquier sitio. Me gusta empezar a escribir mis novelas en un cuaderno, a mano. Luego ya sigo con el ordenador, pero disfruto ese momento de deslizar el bolígrafo, negro, por el papel y ver cómo van surgiendo palabras que se irán convirtiendo en historias.
Y leer, solo leo en papel. No tengo soporte electrónico para leer libros. Me gusta hojear y tocar el papel. Así tengo conciencia de que la historia siempre está en su sitio. En la pantalla tendría la impresión de que al pasar página, las palabras y lo que significan se desvanecerían.
- AL: ¿Y tu sitio y momento preferido para hacerlo?
AA: Por las mañanas después de desayunar y con la taza de té todavía humeante. Si estoy en casa, escribo en el despacho, con una ventana a mi izquierda. Fuera de casa, suelo escribir en los trenes y en los aviones cuando viajo.
- AL: ¿Qué nos encontramos en tu última novela, El brindis de Margarita?
AA: El brindis de Margarita es un viaje al presente y al pasado de la protagonista, que regresa a su casa familiar para vaciarla tras la muerte de su padre. Los objetos, los papeles, los libros la llevan a la época en la que ella era parte de aquel hogar, durante los años de la Transición. No es una novela complaciente con la época, ni con las relaciones familiares, ni siquiera con la protagonista, que además es la narradora. No hay héroes en El brindis de Margarita. Solo personas. Ni más ni menos que solo personas.
- AL: ¿Otros géneros que te gusten además de la novela histórica?
AA: Suelo leer novela más intimista que histórica. Me interesan los personajes y su diálogo con su época, que forma parte de su circunstancia vital. También leo poesía, porque en ella casi siempre me encuentro.
- AL: ¿Qué estás leyendo ahora? ¿Y escribiendo?
AA: Estoy leyendo una biografía de la escritora noruega Sigrid Undset, que obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 1928. Estoy escribiendo un libro que podría titularse Mi vida en una cabaña porque llevo siete meses viviendo un cincuenta por ciento del tiempo en una cabaña aislada en las montañas, en Noruega, y quiero expresar mi relación con la naturaleza: las voces del río, los susurros de las hojas de los árboles, el cambio de las estaciones… Creo que necesitamos vivir más en contacto y conversación con la naturaleza, y escribir este libro me está enseñando a mirar y escuchar más y mejor.
- AL: ¿Cómo crees que está el panorama editorial para tantos autores como hay o quieren publicar?
AA: También esta es una pregunta de difícil respuesta. Me siento muy privilegiada porque hasta ahora he publicado prácticamente todo lo que he escrito. Veo que hay muchos autores que quieren publicar enseguida, con prisas, y esta es una profesión para la que hay que tener mucha paciencia. Hay que escribir mucho. Y sobre todo hay que leer muchísimo.
Yo empecé a escribir con más de treinta y cinco años, y la primera editorial a la que mandé un original no lo quiso. La segunda sí, y con ella lleva más de 30 ediciones. Tengo una novela que pasó por dos editoriales que no la publicaron, la publicó una tercera, y estoy encantada con ella. Hay que saber esperar. Si el libro es bueno, casi siempre acaba encontrando su sitio. Casi siempre.
- AL: ¿Te está siendo difícil el momento de crisis que estamos viviendo o podrás quedarte con algo positivo para futuras novelas?
AA: El momento es difícil emocionalmente para todos, por supuesto. Yo he estado muy creativa en este periodo y he escrito muchas cosas, en las que el tema de la pandemia se ha introducido sin que hubiera por mi parte una voluntad previa. Cuando empiezo una novela no sé lo que va a pasar, la novela se va creando y a veces se cuelan asuntos con los que no contabas al principio.
Yo creo que las novelas son como la vida: sabemos que va a terminar, pero no sabemos ni cómo ni cuándo. Las palabras y los personajes me sorprenden mientras escribo. Creo que eso es muy importante en mis novelas. Margarita me ha sorprendido mucho mientras escribía su historia en El brindis de Margarita. He aprendido mucho sobre ella y sobre mí.
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