Los mejores libros de terror
Hablar de los mejores libros de terror puede resultar un poco pretencioso, sobre todo por la enorme carga subjetiva que de por sí esta empresa lleva sobre sí. Sin embargo, se buscará hacer justicia partiendo de la obra de los grandes. Ahora bien, el terror es un subgénero narrativo de ficción que se volvió bastante popular a partir del romanticismo. Esta circunstancia se debe al panorama poco alentador para la literatura realista durante el siglo XIX. Pues eran tiempos de revolución industrial, así como el génesis del capitalismo desenfrenado. La respuesta artística trajo el renacer de la fantasía, la subjetividad y el intimismo.
Dentro de esa corriente, aparecieron plumas de vigencia imperecedera como Mary Shelley, Edgar Allan Poe o Bram Stoker, entre muchos otros. Particularmente, estos tres autores escogieron ahondar en las zonas más oscuras del alma. Su elección dio como resultado la creación de los mundos más tenebrosos jamás concebidos por la mente humana. En estos lúgubres espacios surgieron parte de los personajes más celebrados hasta la actualidad.
¿Cuáles cualidades reúnen los mejores libros de terror?
Tal y como se dijo, elaborar una lista con “los mejores libros de…” es, en sí misma, una cuestión muy subjetiva y hasta presuntuosa. Sin embargo, los títulos más aclamados por el público y la crítica dentro del género del terror presentan rasgos comunes que los han convertido en obras inmortales. Entre esos:
La “factibilidad” de lo sobrenatural
El hilo narrativo y los recursos utilizados por los grandes autores de horror producen un cambio de percepción en el lector. Es decir, los asuntos sobrenaturales —a pesar de ser especulativos— terminan por “convencer” de su veracidad al lector mediante postulados de ciencia ficción.
Atmósfera oscura
La ambientación gótica o victoriana es un elemento clave para evocar sensaciones y enganchar al espectador. Quien muchas veces es convertido en testigo de primera línea e, incluso, cómplice de los sucesos narrados. Si bien en historias como Miseria, de Stephen King, la atmósfera no es gótica o victoriana per se, el protagonista (un escritor) sí utiliza esos entornos en sus textos.
Temas relacionados con la naturaleza humana
Los personajes de los mejores libros de terror —por más aterradores que parezcan de entrada— siempre tienen móviles de origen muy humano. Por ende, el lector puede llegar a sentir empatía por los protagonistas. Uno de los ejemplos más significativos es el monstruo de Frankenstein, quien alude al respeto a la vida y reflexiona en torno a temas como la soledad o a la moral científica.
Igualmente, en Drácula, Bram Stoker (el autor) explora cuestiones relacionadas con la sexualidad, el rol de la mujer dentro de la sociedad victoriana y el folclore. Entonces, los personajes son tratados de una manera en la cual su existencia no es imposible “en la vida real”. Allí radica el mérito de los grandes autores del género: hacer sentir a los lectores que lo sobrenatural “está entre nosotros”.
Los grandes clásicos de la literatura de terror
Frankenstein o el moderno Prometeo (1818), de Mary Shelley
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Durante la década de 1880, la autoría de Mary Shelley (1797 – 1851) sobre Frankenstein fue puesta en duda. Como solía ocurrir en épocas anteriores al siglo XX, su marido Percy B. Shelley (1792 – 1822) estuvo a punto de quedarse con el crédito. Si bien en la actualidad no existen dudas al respecto, no deja de ser una percepción injusta hacia una mujer que fue toda una escritora profesional.
Pues ella dedicó gran parte de sus letras a editar y enaltecer la obra de su esposo, aparte de completar otras obras notables. Entre ellas, Valperga (1823) y The last man (1828). Por supuesto, su libro más trascendente fue el protagonizado por “la criatura” (Frankenstein) porque se le considera —nada más y nada menos— el primer título de ciencia ficción en toda la historia.
Sinopsis
Víctor Frankenstein es un joven científico ávido de conocimientos, cuya ambición desmedida lo lleva a traspasar cualquier límite ético y moral. A tal punto, que él está obsesionado con crear vida a partir de un cuerpo muerto. Con este propósito, junta varias partes de distintos cadáveres para crear un monstruo grotesco de 2,44 metros de estatura resucitado a partir de la energía eléctrica.
El éxito del científico se convierte a la larga en su maldición. Pues su creación es rechazada por todos los seres humanos que consigue a su paso. En consecuencia, la enorme criatura comienza a matar a cuanta persona cercana a Víctor. Solamente una compañera podría calmar al monstruo, pero el científico se niega y acaba cualquier posibilidad de un final en paz.
El gato negro (1843), de Edgar Allan Poe
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El narrador inicia clamando que él no está loco. Aunque se siente próximo a morir ese mismo día porque necesita consolar su alma de los actos terroríficos y destructivos sufridos. Para explicarlo se dispone a narrar estos acontecimientos de forma no muy ordenada. Comienza con una descripción de sí mismo como un niño tierno y amable con los animales, en especial con un gato negro llamado Plutón.
Supuestamente, el felino habría sido un vehículo para un ente demoníaco. Por ello, el protagonista desarrolla “una enfermedad” que le hace comportarse de forma errática y agresiva (golpea a su esposa, le saca un ojo al gato con una navaja, se convierte en borracho)… Eventualmente, este hombre pierde todo y cuando su esposa adopta a otro gato negro, el protagonista vuelve a “enfermarse”.
Drácula (1897), de Bram Stoker
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Es importante mencionar que el autor se basó en leyendas y mitos populares relacionados con vampiros del este de Europa. El narrador epistolar del libro es el comerciante Jonathan Harker, quien es apresado por el hipnótico conde Drácula mientras hacía negocios por la región de Transilvania.
Luego, el conde llega a Londres con el objetivo de saciar su sed de sangre y ampliar su harén. Allí, la noble Lucy Westenra ha caído en una apatía extraña y tiene dos marcas de pequeñas incisiones en el cuello. Por ello, su doctor (Seward) pide el apoyo del afamado profesor Van Helsing, especialista en afecciones poco comunes. A partir de ese momento, se desata una cruenta lucha entre el bien y el mal que podrá a prueba la determinación de todos los involucrados.
Libros de terror imperdibles de la segunda mitad del siglo XX
Entrevista con el vampiro (1976), de Anne Rice
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Este título es el primero de la serie Crónicas vampíricas de Ann Rice. Relata la transformación de un joven desdichado de New Orleans en un ser condenado a la oscuridad perpetua. Esta inmortalidad viene acompañada por los remordimientos del protagonista debido a todas las muertes que ha perpetrado y el amor que sintió por una de sus víctimas.
Miseria (1987), de Stephen King
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Solo “el maestro del terror” podría crear un relato tan retorcido y lleno de obsesión. El protagonista es un escritor que ha sufre un accidente y queda bajo el cuidado de una enfermera corpulenta de comportamiento extraño (habitante de una cabaña remota). Pero en realidad, ella es una mente macabra, por ello, el escritor debe escapar y luchar por su vida aun cuando tiene las piernas quebradas.
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