Niebla, de Miguel de Unamuno

Miguel de Unamuno.

Miguel de Unamuno.

Niebla (1914), del escritor bilbaíno Miguel de Unamuno, es una pieza fundamental dentro de las referencias de la novela moderna existencialista. Ciertamente, al momento de analizar las características de estilo de esta obra es necesario identificar los rasgos de un nuevo género inaugurado, precisamente, por Unamuno con Niebla.

Se trata de la «nívola», una narración construida a través de los monólogos más inverosímiles de los protagonistas. Entre esos diálogos internos, se detallan desde los pensamientos de un perro hasta una comunicación del personaje principal con su creador. Adicionalmente, el magistral manejo de la ficción y la materialización de lo etéreo, hacen de Niebla una verdadera joya literaria.

Sobre el autor

Miguel de Unamuno vio luz por primera vez en Bilbao, España, el 29 de septiembre de 1864. Durante su infancia presenció de cerca la crudeza de la guerra carlista. En la década de 1880 completó la carrera de Filosofía y Letras en la Universidad de Madrid. Sus primeros trabajos fueron como profesor de bachillerato (enseñó latín y psicología), mas su propósito principal era obtener una cátedra universitaria.

Tras varios intentos fallidos, en 1891 fue designado catedrático de Griego en la Universidad de Salamanca (en esa ciudad vivió la mayor parte de su vida). En 1901, se convirtió en rector de esa casa de estudios (el primero de tres largos períodos). La interrupción más prolongada en sus labores universitarias ocurrió durante la dictadura de Primo Rivera (1924 – 1930), cuando se exilió en Francia.

Carácter

Las marcadas contradicciones de Unamuno son evidentes al observar sus cambios de afiliación política, en sus disyuntivas espirituales y en sus propias obras. De hecho, fue un hombre individualista con un ego considerable, en tensión constante, incluso, consigo mismo. Por ende, no sorprende su militancia en el PSOE ni su empatía por ideologías socialistas durante su juventud.

Posteriormente, se inclinó hacia tendencias más conservadoras, llegando a simpatizar con el franquismo a pesar de haber sido electo diputado durante la República. Si bien hacia el final de su vida se retractó de esta posición. Por ello, murió recluido en su domicilio el 31 de diciembre de 1936. Pocas semanas antes de su deceso, pronunció frente de una multitud una de sus frases más célebres:

“Venceréis pero no convenceréis”.

Características de su obra

Legado

La magnitud y trascendencia de la creación artística de Unamuno solo es comparable con otros gigantes de la literatura española del siglo XX. Del mismo modo, fue un escritor exitoso en todos los géneros: prosa, poesía, ensayos, dramaturgia… Por otra parte, este autor español ha sido ubicado históricamente dentro de la Generación del 98.

Temas

Frase de Miguel de Unamuno.

Frase de Miguel de Unamuno.

Miguel de Unamuno siempre fue una persona preocupada por la historia, la literatura, los vicios, el presente y el futuro de España. De igual forma, fue muy partidario de una renovación espiritual de una nación tradicionalmente proclive hacia actitudes contemplativas. Dentro de su evolución intelectual cambió sus pretensiones de “europeizar a España” por “españolizar a Europa”.

Otro aspecto muy palpable en su obra es su atención a las angustias y problemas del ser humano. Por consiguiente, el escritor bilbaíno elaboró argumentos en torno a profundos problemas existenciales sobre el eterno dilema entre la condición finita del hombre. Así como su relación con Dios y la inmortalidad del alma o las ideas.

Estilo

El proceso creativo de Unamuno y los mensajes transmitidos en sus piezas reflejan fielmente su personalidad. Sus obras son una mezcla perfecta de la más estricta sobriedad con una vivacidad expresada mediante una retórica renovada, alejada de modos anticuados. En complemento, el autor vasco llegó a inventar términos nuevos para agregar densidad a las ideas e intensidad a las emociones.

Análisis y resumen de Niebla

Niebla.

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Planteamiento

La novela relata las circunstancias de Augusto Pérez, un joven jurista acaudalado que acaba de perder a su madre viuda. Al ser hijo único, el protagonista se siente muy desorientado con respecto a su propia existencia. Su respuesta ante cualquier situación es —supuestamente— filosofar, pero, a decir verdad, sus decisiones suelen ser más bien impulsivas, poco sopesadas.

A pesar de albergar sentimientos nobles, es proclive a un comportamiento indolente. Por consiguiente, Augusto “se deja vivir” en lugar de tomar las riendas de su vida. Por esta razón, es incapaz de identificar y/o confrontar sus sentimientos cuando afloran, especialmente, después de ser rechazado por una hermosa pianista, Eugenia Domingo del Arco.

Desarrollo

En primera instancia, la joven cortejada argumenta que tiene un novio, Mauricio. Sin embargo, cuando Augusto comienza una relación amorosa con Rosario —una de sus criadas— ella (recelosa) opta por terminar con su pareja. Entonces, Rosario acepta comprometerse con Augusto y se fija una fecha para la futura boda.

Crisis

No obstante, poco antes del matrimonio, Eugenia le notifica mediante una carta a Augusto que no será su esposa. En cambio, decide volver con Mauricio e irse con éste a la provincia. También, en la misiva la muchacha explica sus planes de sustentarse a costa del empleo que el jurista había encontrado para Mauricio (quien era un vago) y en una vivienda cuya hipoteca había solventado Augusto.

De esta manera, la percepción de mujer magnífica y luchadora que tenía Augusto (y el lector) se desvanece al aparecer la verdadera naturaleza inescrupulosa de ella. En concordancia, quedan en evidencia las cualidades de embustera, rastrera, manipuladora y aprovechadora de Eugenia. Ante esta traición, la salida del personaje principal es el suicidio.

La revelación

Como último acto previo a matarse, el protagonista decide ir a Salamanca a visitar a Unamuno. Con el autor, entabla un diálogo épico, en donde Don Miguel encarna a Dios y Augusto representa a la criatura. En este punto, aparece una revelación dilapidaría por parte de Unamuno – el Creador: Augusto Pérez no es real. El jurista es un personaje ficticio con un destino marcado, distinto a morir suicidado.

Finalmente, Augusto contraría a Unamuno y clama que él sí existe. Además, le recuerda la condición mortal ineludible de todos los seres humanos (incluyendo a Don Miguel, a los lectores y a él mismo). Esta afirmación deja un poco trastocado al autor, quien se retira a descansar a su casa… Mientras duerme, Dios deja de soñar a Augusto, en consecuencia, el protagonista “se desnace”, es decir, fallece.



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