Francisco de Quevedo. Aniversario de su fallecimiento. Sonetos
Cualquier día es bueno para recordar y leer a don Francisco de Quevedo y Villegas, uno de los más famosos escritores del Siglo de Oro y de todos los tiempos. Pero hoy hay mayor razón porque se cumple un nuevo aniversario de su fallecimiento en 1645. Fue en Villanueva de los Infantes, precioso pueblo manchego cercano al mío, donde está enterrado. Así que ahí va esta selección de 7 de sus sonetos.
Sonetos
DEFINIENDO EL AMOR
Es hielo abrasador, es fuego helado,
es herida que duele y no se siente,
es un soñado bien, un mal presente,
es un breve descanso muy cansado.
Es un descuido que nos da cuidado,
un cobarde con nombre de valiente,
un andar solitario entre la gente,
un amar solamente ser amado.
Es una libertad encarcelada,
que dura hasta el postrero parasismo,
enfermedad que crece si es curada.
Éste es el niño Amor, éste es tu abismo:
mirad cuál amistad tendrá con nada
el que en todo es contrario de sí mismo.
FUE SUEÑO AYER, MAÑANA SERÁ TIERRA…
Fue sueño ayer, mañana será tierra.
¡Poco antes nada, y poco después humo!
¡Y destino ambiciones, y presumo
apenas punto al cerco que me cierra!
Breve combate de importuna guerra,
en mi defensa, soy peligro sumo,
y mientras con mis armas me consumo,
menos me hospeda el cuerpo que me entierra.
Ya no es ayer, mañana no ha llegado;
hoy pasa y es y fue, con movimiento
que a la muerte me lleva despeñado.
Azadas son la hora y el momento
que a jornal de mi pena y mi cuidado
cavan en mi vivir mi monumento.
DEFINICIÓN DE AMOR
¿Rogarla? ¿Desdeñarme? ¿Amarla
¿Seguirla? ¿Defenderse? ¿Asirla? ¿Airarse?
¿Querer y no querer? ¿Dejar tocarse
ya persuasiones mil mostrarse firme?
¿Tenerla bien? ¿Probar a desasirse?
¿Luchar entre sus brazos y enojarse?
¿Besarla a su pesar y ella agraviarse?
¿Probar, y no poder, a despedirme?
¿Decirme agravios? ¿Reprenderme el gusto?
¿Y en fin, a beaterías de mi prisa,
dejar el ceño? ¿No mostrar disgusto?
¿Consentir que la aparte la camisa?
¿Hallarlo limpio y encajarlo justo?
Esto es amor y lo demás es risa.
EN VANO BUSCA LA TRANQUILIDAD EN EL AMOR
A fugitivas sombras doy abrazos,
en los sueños se cansa el alma mía;
paso luchando a solas noche y día,
con un trasgo que traigo entre mis brazos.
Cuando le quiero más ceñir con lazos,
y viendo mi sudor se me desvía,
vuelvo con nueva fuerza a mi porfía,
y temas con amor me hacen pedazos.
Voyme a vengar en una imagen vana,
que no se aparta de los ojos míos;
búrlame, y de burlarme corre ufana.
Empiézola a seguir, fáltanme bríos,
y como de alcanzarla tengo gana,
hago correr tras ella el llanto en ríos.
CON EJEMPLOS MUESTRA A FLORA LA BREVEDAD
DE LA HERMOSURA, PARA NO MALOGRARLA
La mocedad del año, la ambiciosa
vergüenza del jardín, el encarnado
oloroso rubí, tiro abreviado,
también del año presunción hermosa:
la ostentación lozana de la rosa,
deidad del campo, estrella del cercado,
el almendro en su propia flor nevado,
que anticiparse a los calores osa:
reprensiones son, ¡oh Flora!, mudas
de la hermosura y la soberbia humana,
que a las leyes de flor está sujeta.
Tu edad se pasará mientras lo dudas,
de ayer te habrás de arrepentir mañana,
y tarde, y con dolor, serás discreta.
COMPARA EL DISCURSO DE SU AMOR CON EL
DE UN ARROYO
Torcido, desigual, blando y sonoro,
te resbalas secreto entre las flores,
hurtando la corriente a los calores,
cano en la espuma, y rubio como el oro.
En cristales dispensas tu tesoro,
Líquido plectro a rústicos amores,
y templando por cuerdas ruiseñores,
te ríes de crecer, con lo que lloro.
De vidrio en las lisonjas divertido,
gozoso vas al monte, y despeñado
espumoso encaneces con gemido.
No de otro modo el corazón cuitado,
a la prisión, al llanto se ha venido,
alegre, inadvertido y confiado.
LAMENTACIÓN AMOROSA Y POSTRERO
SENTIMIENTO DEL AMANTE
No me aflige morir, no he rehusado
acabar de vivir, ni he pretendido
alargar esta muerte, que ha nacido
a un tiempo con la vida y el cuidado.
Siento haber de dejar deshabitado
cuerpo que amante espíritu ha ceñido,
desierto un corazón siempre encendido
donde todo el amor reinó hospedado.
Señas me da mi ardor de fuego eterno,
y de tan larga congojosa historia
sólo será escritor mi llanto tierno.
Lisi, estáme diciendo la memoria,
que pues tu gloria la padezco infierno,
que llame al padecer tormentos gloria.
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