Prosa renacentista
La prosa renacentista es aquella cuyo auge tuvo lugar, por mera y lógica asociación, durante el Renacimiento, es decir, entre los siglos XV y XVI en Europa. Esta fue una época de florecimiento y brillo palpable en todas las formas de expresión artística e intelectual, diametralmente opuesta al oscurantismo de las centurias predecesoras.
Del mismo modo, la literatura renacentista en territorio ibérico coincidió con el denominado Siglo de Oro español (que realmente aconteció entre los años 1492 y 1681, aproximadamente). Dicha concomitancia es evidente al analizar las distintas vertientes de la prosa narrativa en lengua castellana surgidas en el transcurso del mencionado período con sus autores más emblemáticos.
La prosa didáctica
Diálogos y coloquios
Plática referente a asuntos diversos entre dos o más individuos que pretenden persuadir a los demás sobre la prevalencia de su punto de vista. Para ello, cada personaje emplea la retórica en combinación con una entonación coloquial y vivaz. El objetivo del diálogo es aportar una instrucción amena, tal y como lo reflejan los coloquios de los erasmistas Juan y Alfonzo Valdés.
Historiografías
La esencia literaria de la prosa renacentista posibilito la evolución de las obras escritas hacia expresiones de alto nivel estético. De esa manera, fueron apareciendo formas narrativas como la historiografía, en la cual hubo cabida para pasajes ficticios (pensamientos o diálogos, por ejemplo).
Historiadores destacados correspondientes al período renacentista
- Antonio de Nebrija (1444 – 1522);
- Juan Ginés de Sepúlveda (1490 – 1573);
- Pedro Mexía (1497 – 1551).
Ascética y mística
El portal de ABC (2005) define la ascética como “el proceso purificador del alma, en el que predomina la voluntad del creyente por acercarse a la perfección y la iluminación”. En la expresión literaria renacentista, la ascética agrupó los textos de autores religiosos que plasmaron sus trances, reflexiones y experiencias expiatorias.
Por otra parte, la mística es un tipo de manifestación íntimamente relacionada con los misterios religiosos y cuestiones de fe. Se trata de un tipo de monólogo interno o conversación interior que conduce hacia el desapego de lo terrenal y pretende el encuentro con Dios. Por lo tanto, se refleja como una experiencia extrema capaz de superar cualquier razonamiento doctrinal o dogmático.
Santa Teresa de Jesús (1515 – 1582)
Fue una consagrada monja carmelita nacida bajo el nombre de Teresa Sánchez de Cepeda Dávila y Ahumada. A diferencia de San Juan de la Cruz —de quien se conocen principalmente sus poemas— gran parte del legado literario dejado por la religiosa fue escrito en prosa. Entre sus obras más conocidas, se encuentran:
- Vida de la Madre Teresa de Jesús;
- Camino de perfección;
- Las moradas del castillo interior;
- Fundaciones.
Prosa de ficción y principales formas narrativas renacentistas
Novela fantástica o idealista
Son novelas cuyo personaje principal es un héroe capaz de sobreponerse y triunfar ante cualquier circunstancia o adversidad. Por lo general, los hechos ocurren en una ubicación ficticia y las ambientaciones casi siempre son idealizadas. En concordancia, el hilo de los acaecimientos conduce inexorablemente a una conclusión feliz sin importar la verosimilidad del desenlace.
Tipos de novela fantástica
Novela caballeresca
Las historias de caballerías tuvieron su génesis en dos magnos ciclos procedentes de Francia: el artúrico y el carlolingio, relativos a las proezas de los caballeros del Rey Arturo y de Carlomagno, respectivamente. Ambas corrientes influyeron notablemente a los prosistas españoles del siglo XIV, cuya máxima expresión está condensada en el Amadís de Gaula (compilada por Garci Rodríguez de Montalvo).
Asimismo, las novelas caballerescas fueron leídas asiduamente en tierras ibéricas hasta finales del siglo XV. Gracias a ello, Miguel de Cervantes se inspiró para completar una extensa parodia que es considerada por los historiadores como la primera novela moderna: Don Quijote. Eventualmente, este género se convirtió en el más predominante en el viejo continente y fue exportado al resto del planeta.
Características de la novela caballeresca
- Exposición de sucesos a manera de relatos históricos reales (a pesar de ser inventados);
- Las gestas increíbles de los caballeros aparecen narradas por un supuesto historiador que se expresa con un lenguaje exótico;
- El autor de la obra se introduce a sí mismo como un simple traductor.
Novela de aventuras (bizantina)
Son novelas cuyo desarrollo gira en torno a una gesta —relacionada con algún éxodo, misión o cruzada— entremezclada con un móvil amoroso de (generalmente) final feliz. En ellas, los eventos y la historia de cada personaje son develadas paulatinamente. Por consiguiente, fueron textos dirigidos a personas cultas, capaces de escudriñar una trama que solo es descifrable en el cierre.
Novelas bizantinas representativas
- Historia de los amores de Clareo y Florisea y los trabajos de la sin ventura Isea (1552), de Alonso Núñez de Reinoso; considerada la primera novela de aventuras de España, aunque los académicos indican que se trata de una emulación de Los amores de Leucipe y Clitofonte, de A. Tacio;
- Selva de aventuras (1565), de Jerónimo de Contreras;
- El peregrino en su patria (1604), de Lope de Vega;
- Historia de Hipólito y Aminta (1627), de Francisco de Quintana.
Novela pastoril
Son novelas en las cuales el tema es el amor de los pastores hacia las pastoras y los paisajes idílicos en donde se encuentran. En algunas ocasiones, los protagonistas consiguen conquistar al objeto de su afecto; en otras, pierden todo de forma trágica (por causas que pueden ser sobrenaturales). La Galatea (1585) de Miguel de Cervantes es una obra emblemática de este subgénero.
Novelas pastoriles representativas
- Los diez libros de Fortuna de Amor (1573), de Antonio de Lofraso;
- Ninfas y pastores de Henares (1587), de Bernardo González de Bobadilla;
- La Arcadia (1598), de Lope de Vega.
Novela morisca
Son aquellas en las cuales el protagonista es un moro de talante caballeresco y cortés. Este personaje de origen islámico tiene un porte bastante similar al de los romances fronterizos, por ende, ya no es percibido como un enemigo. Más bien, el musulmán aparece enmarcado en un ambiente colorido y dotado con una moralidad admirable.
Novela realista
Al contrario de las novelas fantásticas, las realistas tienen un protagonista de tipo antihéroe y su desarrollo rara vez conduce a una conclusión feliz. Igualmente, las locaciones, los diálogos, el lenguaje y el hilo de los acontecimientos son totalmente verosímiles. Todo ello en concordancia con la intención más importante para el autor: exponer la realidad de aquel momento histórico.
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