Nadie conoce a nadie

Frase de Juan Bonilla

Frase de Juan Bonilla

En 1996, Ediciones B publicó Nadie conoce a nadie, la segunda novela del escritor, periodista y traductor español Juan Bonilla. Tres años después, el título fue llevado al cine bajo la dirección de Mateo Gil con un elenco encabezado por Eduardo Noriega, Jordi Mollá y Paz Vega. Posteriormente, Seix Barral lanzó una nueva versión del libro con el nombre Nadie contra Nadie (2021).

La novela, en palabras de su creador, es un homenaje a la ciudad de Sevilla. El protagonista de la historia es Simón Cárdenas, un joven universitario que se dedica a completar crucigramas en un diario sevillano para ganarse la vida. Ese planteamiento inicial aparentemente anodino esconde una dinámica —algo atropellada debido a la escasez de signos de puntuación— y muy emocionante.

Análisis y resumen de Nadie conoce a nadie

Contexto y planteamiento inicial

Bonilla ubica la historia en Sevilla, una semana antes de las ferias de Semana Santa de 1997. Es importante acotar que el autor gaditano publicó la novela en 1996, por ende, la ambientación anticipa algunas de las construcciones vistas a futuro. Por ejemplo, se alude al metro de la ciudad, aunque el sistema ferroviario urbano se inauguró el 2 de abril de 2009.

El personaje principal de la novela es Simón Cárdenas, un estudiante universitario de Filología en la Universidad de Sevilla que desea convertirse en escritor. No obstante, esa aspiración laboral es inicialmente una ilusión, pues debe conformarse con elaborar crucigramas en un periódico local para sustentarse. Además, él posee una buena formación educativa y tiene una relación estable con su novia.

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Desarrollo

El protagonista comparte piso con Javier, un muchacho obeso apodado “sapo” a causa de una malformación en su garganta que le hace emitir un sonido similar al croar de los anfibios. Igualmente, el compañero de Simón es sumamente inteligente, le gusta demostrar su humor negro y su sarcasmo punzante. Probablemente, para él esta es la mejor forma de lidiar con sus defectos físicos.

Un trabajo que raya en la frustración más una vida llena de monotonía han convertido a Cárdenas en una persona insatisfecha. No obstante, la cotidianidad anodina se acaba con la llegada de un mensaje extraño al contestador. La misiva en cuestión le indica al protagonista que debe incluir la palabra “arlequines” en el próximo crucigrama.

Amenazas y ataques

Simón duda ante tan extraña petición, pero el solicitante no tarda en lanzar amenazas disimuladas a los allegados del protagonista (familiares, novia, compañero de piso). En consecuencia, el temor se impone en la mente de Cárdenas…

Poco después de la publicación del crucigrama con la palabra “arlequines”, en Sevilla comienzan a ocurrir eventos espantosos. Entre esos hechos terribles está el ataque con gases asfixiantes a una estación del metro, dejando un número elevado de fallecidos y heridos. En ese punto el protagonista se da cuenta que ha sido sumergido en contra de su voluntad dentro de una trama horrible.

Para empeorar el panorama, la ciudad rebosa de fieles y turistas en las vísperas de la Semana Santa.

Similitudes y diferencias entre el libro y la película

Texto y largometraje coinciden en el núcleo de la trama: el tiempo apremia y Simón debe resolver la identidad del causante de los atentados. De lo contrario, muchas personas podrían morir, empezando por él mismo. A medida que avanza la acción, el protagonista se siente más angustiado ante la sensación de no saber en quién confiar y del enorme peso de cada una de sus decisiones.

Por otra parte, mientras que la película es un thriller de acción, el libro es más bien un thriller psicológico. Por consiguiente, la novela escrita es mucho más introspectiva, densa, llena de monólogos y más pausada en comparación con el largometraje. Otro contraste notable es el tiempo: la prosa transcurre en los días previos a la Semana Santa mientras que el filme ocurre en plena semana sagrada.

Sobre el autor, Juan Bonilla

Juan Bonilla

Juan Bonilla

Juan Bonilla nació en Jerez de la Frontera, Cádiz, España, el 11 de agosto de 1966. Cabe destacar que él nunca se ha mostrado dispuesto a hablar de sí mismo cuando lo han entrevistado. Por este motivo, no hay muchos datos biográficos publicados sobre el escritor. Mas, ocasionalmente ha dejado ver que fue un joven interesado en otros autores distintos a los estudiados en primaria y bachillerato.

Así, desde su adolescencia “se empapó” de literatos como Jorge Luis Borges, Vladimir Nabokov, Fernando Pessoa, Charles Bukowski, Herman Hesse o Martín Vigil, entre otros. Por supuesto, la curiosidad del joven Bonilla por escritores de otras latitudes no le impidió explorar profundamente las letras de varios de los escritores españoles más destacados de los siglos XIX y XX. Entre ellos:

  • Benito Pérez Galdós;
  • Miguel de Unamuno;
  • Juan Ramón Jiménez;
  • Dámaso Alonso;
  • Gustavo Suárez;
  • Francisco Umbral;
  • Agustín García Calvo.

Trayectoria literaria

Juan Bonilla es licenciado en Periodismo (obtuvo su grado en Barcelona). A lo largo de 28 años de trayectoria literaria el autor ibérico ha publicado seis libros de relatos, siete novelas y siete ensayos. Asimismo, el jerezano ha destacado como editor y traductor. En esta última faceta ha traducido personalidades de la talla de J. M. Coetzee, Alfred E. Housman, o T. S. Eliot, entre otros.

Adicionalmente, Bonilla ha sido calificado como un poeta existencialista, irónico y con bastante sentido del humor. Las mencionadas señas de identidad son palpables en los seis libros de poesía que llevan su firma hasta la fecha. Actualmente, el literato español es coordinador del magacín Zut, además de colaborador habitual en El Cultural de El Mundo y del portal JotDown.

La narrativa de Juan Bonilla

La ópera prima de Bonilla, El que apaga la luz (1994), fue un texto de relatos muy elogiado por la crítica y el público. Ese éxito fue continuado con las novelas Nadie conoce a nadie (1996), Los príncipes nubios (2003) y Prohibido entrar sin pantalones. Esta última obtuvo el Premio Bienal de Novela Mario Vargas Llosa y fue elegida por Esquire como uno de los diez libros de la década del 2010.

Con respecto a sus motivaciones literarias actuales, Bonilla declaró lo siguiente en una entrevista concedida a Carlos Chávez y Almudena Zapatero en 2011:

“La única literatura capaz de agitar o de tener ciertos resultados sociales es la juvenil. Pero esta es la que más orientada está. En este sentido la literatura juvenil es importantísima: por eso se escribe ahora tanta literatura de este tipo, pero casi toda sigue las pautas propuestas por los que diseñan desde arriba. Alguien dice lo que necesitan los chavales y se escribe. Hasta el momento en el que surge algo que va contra ese diseño y entonces lo prohíben”.



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