Rafael Cadenas, Premio Cervantes 2022. Poemas escogidos
Rafael Cadenas, poeta venezolano, es el nuevo galardonado con el Premio Cervantes 2022. También traductor, catedrático y ensayista, nació en Barquisimeto en 1930. Desde joven se inclinó por la literatura y también se metió en política. Se marchó al exilio debido a su pertenencia al partido comunista, aunque regresó a Caracas en 1957. Trabajó como profesor de literatura inglesa y española. Su obra lo ha convertido en uno de los grandes referentes de la poesía modernista hispanoamericana.
Destacan títulos como Los cuadernos del destierro, Falsas maniobras, Intemperie, Anotaciones, Amante o Apuntes sobre San Juan de la Cruz y la mística. Ha recibido premios entre los que se cuentan el Premio Nacional de Ensayo, el Premio Nacional de Literatura, y el Premio San Juan de la Cruz en 1991. Este Cervantes pone broche de oro a su trayectoria. A continuación, ahí va una selección de poemas breves escogidos.
Rafael Cadenas — Poemas escogidos
Mirar
Veo otra ruta, la ruta del instante, la ruta de la atención, despierta, incisiva, ¡sagitaria! Pico de víscera, diamante extremo, halcón, ruta relámpago, ruta de mil ojos, ruta de magnificencia, ruta de línea que va al sol, reflejo del rayo vigilancia, del rayo ahora, del rayo esto, ruta real con su legión de frutos vivos cuyo remate es ese lugar en todas partes y ninguna.
Temor
Alguien cierra una puerta a un hombre que enmudece, se mira en su celda de un solo respiradero y duda de que él mismo exista.
Algunas veces, por instantes, es sacado a ver sol, pero vuelve por sus propios pasos a su sitio.
Allí al menos sabe que sufre.
Inquisidores
Van de un sitio a otro midiendo, anotando, mordiendo aquí, más allá, llenos de baba de pasado, muecas, rótulos. Indician, señalan, dictan, corrigen, acosan. Ahí, dicen, está el culpable. Nuestros códigos amaestrados lo perseguirán ladrando día y noche. Ahí está, nuestros mastines olisquean el rastro sucio. Él es la mancha en nuestras baldosas. Agravia nuestra pureza. Por el mundo, siempre, con sus libros de cuentas, sus lápices perversos, sus esto sí esto no, sus autos de fe, sus pócimas vengativas, extendiendo un rojo metro sobre el cuerpo que la jauría va a perseguir.
Ahí está el que nos traicionó, dice. Escupamos, que ahí viene.
Espiémoslo como un solo ojo.
Historia
Abro la ventana y veo un ejército que recoge sus víctimas. Espectros que llevan en sus brazos espectros, y adonde camino descubro sus bocas. La penuria de sus trajes no es nada frente a la de sus ojos, y al pus del heroísmo, ¿qué decir de todo eso? Cuerpos transparentes al sol, con tejido de fantasmas. Si olvido, aún sé que siguen recogiendo víctimas —apenas comienzan— y no hay fin, durará hasta la noche y todas las noches y mañana y pasado mañana y después y siempre. Dentro, cinco, nueve, cincuenta, doscientos años abriré nuevamente la ventana y la escena no habrá variado. Los espectros serán los mismos otros, pero ella no se alterará, no habrá modificación, una corrección de última hora.
Fuentes: Audiolit, A media voz
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