Entrevista a Maribel Medina, presidenta de Women’s Time y autora de la trilogía Sangre.
Tenemos el privilegio de contar hoy en nuestro blog con Maribel Medina, (Pamplona, 1969) creadora de Trilogía de novela negra protagonizada por la forense Laura Terraux y al agente de la Interpol Thomas Connors. Maribel Medina es fundadora y actual presidenta de la ONG Women´s Time.
«Pablo estaba pálido y se enjuagaba las lágrimas con un pañuelo.Me alegró verle tan triste, me sorprendí ante ese gesto de humanidad. Me había equivocado al juzgarle: el Loco tenía corazón. Si era capaz de llorar por un perro, sin duda algún día nos liberaría. Me imaginé que esas lágrimas eran por nosotras, por todas las niñas a quienes mantenía esclavizadas.»
(Sangre entre la hierba. Maribel Medina)
Actualidad Literatura: El dopaje en el deporte abre la trilogía, sigue con la corrupción en la industria farmacéutica y las pruebas con seres humanos en países desfavorecidos y termina con la trata de personas. Tres temas de gran impacto social que cuestionan el funcionamiento del sistema actual. ¿La novela negra como denuncia de los males de nuestra sociedad?
Maribel Medina: La novela negra tiene un fondo de denuncia y, en ese momento, era lo que necesitaba. Mi escritura es mi megáfono para gritar una injusticia. Conmigo no va lo de que la ignorancia es una bendición, no me gusta no saber y persigo que el lector que me sigue le ocurra lo mismo.
AL: Tres ubicaciones diferentes: de los Alpes suizos en Sangre de Barro viajamos a la India con Sangre Intocable, en concreto a la ciudad de Benarés, y de ahí a Perú, en Sangre entre la Hierba, última entrega de la Trilogía. ¿Alguna razón para ubicaciones tan dispares?
MM: Quiero que el lector viaje conmigo. Que conozca lugares que a mí me enamoraron. Además de ser un protagonista más de la novela.
AL: Presidenta de la ONG Women´s Time que trabaja por el desarrollo de la mujer en la India, Nepal, República Dominicana y España. La dedicación a la mejora social parece una constante en la vida de Maribel. ¿Influyen las intensas experiencias vividas al frente de una ONG en las historias que luego plasmas en tus libros?
MM: Rotundamente sí. He vivido en la India y contemplado de primera mano lo que las grandes farmacéuticas hacen con los más pobres. Así nace Sangre intocable. Me pareció fascinante introducir al lector en un mundo tan ajeno a mi vida cotidiana. Benarés es una ciudad donde la muerte es algo natural. Ves a los ancianos esperar la muerte en los gahts, contemplas el humo de los múltiples crematorios que dan al Ganges, te indignas por el sistema de castas que todavía rige. Pensé en cómo se podía cazar a un asesino en serie en un lugar donde las calles no tienen nombre, donde muchas personas mueren sin un registro. Hay más realidad que ficción. Las grandes farmacéuticas tienen la figura del Eliminador, alguien que se encarga de tapar las malas praxis. Y una de las protagonistas trabaja en una oenegé. Ya ves…
AL: ¿Cuál es el principal objetivo de esta tercera novela?
MM: Mabel Lozano habló de un río en Perú donde tiraban a las chicas muertas, investigué en ese país y di con La Rinconada, el infierno en la tierra. Me resultaba perfecta como reflejo de lo que viven mis personajes allí. El director de un periódico de allí, Correo Puno, me dio muchas pistas, así como algún bloguero español que había estado, lo demás es labor de la escritora el trasladar al lector hasta ese lugar y encogerle y helarle el corazón. No me resultó difícil.
El objetivo es claro, denunciar la esclavitud del siglo XXI; la trata de personas. Es intolerable que un país como España no tenga una ley que prohíba la prostitución, que deje en un limbo legal que las mujeres puedan comprarse, venderse, alquilarse con el beneplácito de los políticos. Yo no puedo ser madre subrogada, no puedo vender un riñón, pero sí puedo alquilarme. Es ridículo.
AL: Una forense y un agente de la Interpol como protagonistas de la trilogía. ¿Llegan al Laura Terraux y Thomas Connors al final del camino con la última entrega, Sangre entre la hierba?
MM: Para mí era importante que los protagonistas no fueran policías, yo no lo soy y no tengo ni idea de cómo investigar; quería que mis libros fueran lo más honestos posibles. Me gusta escribir sobre lo que sé.
Que Thomas sea hombre me da un juego brutal, ya que el Thomas de mi primera novela: hedonista, mujeriego, egoísta, que pasa de puntillas sobre la vida de los demás, cambia a raíz de un hecho que pone boca abajo la vida que el tenía por perfecta. Sin embargo, Laura es una magnífica forense, valiente, comprometida, que tiene claro lo que quiere y lucha sin cuartel. Si a eso le unimos la atracción que nace entre ellos, hace que la decisión de una pareja sea acertada.
Y sí, es el final del camino. Y prefiero dejarlo en lo más alto antes que los lectores me retiren.
AL: Cuando se remueven temas tan candentes como los que tratan tus libros, determinados personajes o cargos pueden sentirse señalados. Sobre todo, cuando se hace con la contundencia de los datos que aportas en las novelas. ¿Ha habido algún tipo de rechazo o reacción negativa por parte de algún sector de la sociedad española?
MM: La mayores complicaciones fueron con Sangre de barro. Mi marido fue deportista de élite. Un día me habló del precio que hay que pagar para llegar al podio. Me impactó. Me pareció una gran estafa. Nos venden el movimiento olímpico como algo sano y perfecto, pero es mentira. Detrás existen médicos ocupados en llevar hasta lo más alto al deportista. Los ídolos deportivos se fabrican en un laboratorio.
Fue arduo y plagado de dificultades. Para muchos dirigentes el dopaje da prestigio y dinero, es decir, no es un problema, ¿Por qué me iban a ayudar? Menos mal que algunos no pensaban así, como Interpol Lyon y Enrique Gómez Bastida -el entonces director de la Agencia Antidopaje española-. Es el único tema donde me han amenazado con denuncias, y deportistas del entorno de mi marido le dejaron de hablar.
AL: Nunca le pido a un escritor que elija entre su novelas, pero sí nos gusta conocerte como lectora. ¿Cuál es ese libro que recuerdas con especial cariño, que te reconforta ver en tu estantería? ¿Algún autor que te apasione, de los que sales corriendo a la librería nada más que se publican?
MM: Los que leí en mi adolescencia. Los poemas de Lord Byron subrayados sobre too su frase “Tengo el mundo ante mí” que me pareció grandiosa. Luego Baudelaire y su poemario Las flores del mal me rompieron la cabeza: El verso “Vuestros recuerdos enmarcados por horizontes” se convirtió en un propósito de vida: debía comerme el mundo a bocados, sin otro límite que el mío propio.
Pero el autor que más me ha marcado literariamente fue Curzio Malaparte. Sus libros forraban la mesilla de noche de mi padre. Tardé años en comprobar la excelencia de su narración poética-periodista. Malaparte escribió sobre la miseria de la Segunda Guerra Mundial con una voz única:
“Tengo curiosidad por saber lo que encontraré yo, que busco monstruos”. Sus monstruos formaban parte de su viaje.
En la actualidad solo hay dos autores de los que tengo todas sus publicaciones: John M. Coetzee y Carlos Zanón.
Sigo siendo una rata de librería y de biblioteca, me encanta leer todo tipo de novela, pero me he vuelto muy exigente.
AL: ¿Cuáles son los momentos especiales de tu carrera profesional? Esos que les contarás a tus nietos.
MM: El día en que mi agencia literaria subastó por internet el manuscrito de Sangre de barro. Yo veía la puja y no me lo creía. Fue muy emocionante, no por el dinero, sino por la confirmación de que tenía algo que contar y que estaba bien hecho.
AL: En estos tiempos en los que la tecnología es una constante en nuestras vidas, es inevitable preguntar por las redes sociales, un fenómeno que divide a los escritores entre aquellos que las rechazan como herramienta profesional y los que las adoran. ¿Cómo lo vives tú? ¿Qué te aportan las redes sociales? ¿Compensan los inconvenientes?
MM: Me parecen bien si las controlas. Es decir, si no son una obligación. Yo nunca escribo cuestiones personales, no expongo mi vida. El libro es el objeto no yo.
Me permiten una cercanía con los lectores que de otra manera sería muy difícil.
AL: ¿Libro digital o papel?
MM: Papel.
AL: ¿Te hace daño el pirateo literario?
MM: No me lo planteo. Mientras sigamos gobernados por políticos analfabetos en el tema cultural, no habrá voluntad ni leyes para penalizarlo, así que mejor ignorarlo. Está fuera de mi alcance.
AL: Para cerrar, como siempre, te voy a hacer la pregunta más íntima que se puede hacer a un escritor: ¿por qué escribes?
MM: Soy de vocación tardía. Creo que mi escritura es una consecuencia de mi lectura voraz, casi rayando el fanatismo. Pasados los cuarenta me inicié en la escritura y fue un arrebato de rabia más que de necesidad. Yo quería hablar de una gran injusticia y la novela fue el medio. Luego el éxito me obligó a seguir. Por ello no me considero escritora, solo una cuentista. No tengo esa necesidad toxicómana de escribir.
Gracias Maribel Medina, desearte muchos éxitos en todas tus facetas profesionales y personales, que no pare la racha y que nos sigas sorprendiendo y removiendo la conciencia con cada nueva novela.
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