José Zorrilla. Mucho más que Don Juan Tenorio. 4 poemas
A don José Zorrilla le debemos mucho más que el Tenorio, pero el canalla de don Juan se comió el resto de su fama como poeta. Así que hoy, con motivo de su cumpleaños, ya 203 febreros desde que nació en Valladolid, le hago un homenaje recordando algo de esa obra poética, que también es muy celebrada y reconocida. Él y su tocayo, admirado y después amigo José de Espronceda son quizás las voces románticas en verso más famosas del siglo XIX en nuestro país. Ahí van 4 de sus poemas.
José Zorrilla
Es cierto que Zorrilla alcanzó la inmortalidad con sus obras teatrales como Don Juan Tenorio o Traidor, inconfeso y mártir, pero sus leyendas (A buen juez mejor testigo, El capitán Montoya, Margarita la tornera) y poesías también son más que destacables. Incluyen temática religiosa (Ira de Dios), amorosa (Un recuerdo y un suspiro) o filosófica (Cuentos de un loco).
Era un apasionado lector de autores románticos como Walter Scott, Alejando Dumas y Victor Hugo, o sus colegas contemporáneos como el ya mencionado Espronceda o el Duque de Rivas. Y sin duda recibió su influencia. El reconocimiento le vino con el poema que le dedicó a Mariano José de Larra en su entierro. Y también escribió su autobiografía en Recuerdos del tiempo viejo.
Estos son 4 de sus poemas cortos, pero merece la pena leer cualquiera.
Poemas
Aparta de tus ojos la nube perfumada…
Aparta de tus ojos la nube perfumada
que el resplandor nos vela que tu semblante da,
y tiéndenos, María, tu maternal mirada,
donde la paz, la vida y el páramo está.
Tú, bálsamo de mirra; Tú, cáliz de pureza;
Tú, flor de paraíso y de los astros luz,
escudo sé y amparo de la mortal flaqueza
por la Divina Sangre del que murió en la Cruz.
Tú eres, oh María!, un faro de esperanza
que brilla de la vida junto al revuelto mar,
y hacia tu luz bendita desfallecido avanza
el náufrago que anhela en el Edén tocar.
Impela, oh Madre augusta!, tu soplo soberano
la destrozada vela de mi infeliz batel;
enséñale su rumbo con compasiva mano,
no dejes que se pierda mi corazón en él.
***
¡Ay del triste!
¡Ay del triste que consume
su existencia en esperar!
¡Ay del triste que presume
que el duelo con que él se abrume
al ausente ha de pesar!
La esperanza es de los cielos
precioso y funesto don,
pues los amantes desvelos
cambian la esperanza en celos
que abrasan el corazón.
Si es cierto lo que se espera,
es un consuelo en verdad;
pero siendo una quimera,
en tan frágil realidad
quien espera desespera.
***
A mi hija
Por cima de la montaña
que nos sirve de frontera,
te envía un alma sincera
un beso y una canción;
tómalos; que desde España
han de ir a dar, vida mía,
en tu alma mi poesía,
mi beso en tu corazón.
Tu padre, tras la montaña
que para ambos no es frontera,
lleva la amistad sincera
del autor de esta canción.
Recibe, pues, desde España
beso y cantar, vida mía,
en tu alma la poesía
y el beso en el corazón.
Si un día de esa montaña
paso o pasas la frontera,
verás el alma sincera
de quien te hace esta canción,
que la hidalguía de España
es quien sabe, vida mía,
dar al alma poesía
y besos al corazón.
***
A España artística
Cuyo suelo, alfombrado de memorias,
Se va sorbiendo de sus propias glorias
Lo poco que ha de cada ilustre hazaña:Traidor y amigo sin pudor te engaña,
Se compran tus tesoros con escorias,
Tus monumentos ¡ay! y tus historias,
Vendidos llevan a la tierra extraña.¡Maldita seas, patria de valientes,
Que por premio te das a quien más pueda
Por no mover los brazos indolentes!¡Sí, venid ¡voto a Dios! por lo que queda,
Extranjeros rapaces, que insolentes
Habéis hecho de España una almoneda!
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