Clases de novelas literarias
Existen distintos tipos de novelas, así como formas diferentes de categorizarlas. Una de las maneras más antiguas de clasificar a los géneros de la creación escrita es de acuerdo con el mercado al cual va dirigida. En concordancia, las novelas podían ser separadas en dos grandes grupos: aquellas destinadas a producir dinero (comerciales) y las de origen netamente artístico (literarias).
No obstante, el criterio de clasificación basado en el aspecto mercantil es bastante convencional, pues una novela puede ser literaria y comercial al mismo tiempo. En realidad, el aspecto crucial en las clases de novelas literarias es la naturaleza de su argumento. Es decir, si se basa en sucesos verídicos o todo parte de la imaginación del autor (o de una combinación de ambas).
El lenguaje utilizado determina el subgénero de la novela literaria
Los recursos empleados por el narrador son las claves más relevantes al momento de clasificar la creación literaria. Por ello, las formas de expresión representan la “firma individual” de cada escritor para llegar al lector, determinan su autenticidad. El lenguaje utilizado debe ser efectivo para transmitir la intención o los sentimientos del autor.
De lo contrario, las investigaciones efectuadas (si las hay) en torno al tema tratado se pierden en medio de la lectura. Por ejemplo: una novela histórica muy bien documentada puede perder sentido o ganar trascendencia únicamente gracias a la narrativa creada. De igual forma, una creación 100 % ficticia puede parecer completamente fidedigna si el escritor logra llegar a la mente de sus lectores.
Novelas realistas
El propósito de las novelas realistas mostrar los eventos narrados de una forma muy semejante a la realidad. Por lo general, describe personajes íntegros o de carácter fuerte en medio de situaciones cotidianas en un ambiente de problemas sociales verdaderos. Por ende, el entorno social es extrapolado de la manera más fiel posible.
Estos aspectos son completamente palpables en obras como Matar a un ruiseñor (1960) de Harper Lee. En este clásico de la literatura anglosajona, la autora se inspiró en su propia familia, sus vecinos y en un acontecimiento ocurrido en su comunidad cuando ella tenía 10 años. Otros títulos muy conocidos de este subgénero son:
- Madame Bovary (1856) de Gustave Flaubert.
- Ana Karenina (1877) de León Tolstói.
- La ciudad y los perros (1963) de Mario Vargas Llosa.
Novela epistolar
Como su nombre lo indica, en esta clase de novela el argumento es narrado a través de mensajes escritos de índole personal. Es decir, mediante cartas, telegramas o diarios íntimos, por lo tanto, la participación del narrador emula en el lector una sensación de autobiografía. Entre las publicaciones más recientes, Las ventajas de ser invisible (1999) de Stephen Chbosky es muy representativa de este subgénero.
The Perks of Being a Wallflower (título original en inglés) presenta a un joven de 15 años, Charlie, a punto de iniciar su primer año de secundaria en un nuevo colegio. Su ansiedad es enorme debido al suicidio de su mejor amigo (Michael) un mes antes y de su tía Helen cuando él tenía 7 años. Por ello, comienza a escribir cartas (sin algún remitente en particular) con el objetivo de tratar de entender mejor su entorno y a sí mismo.
Otros libros universales de novela epistolar son:
- Las amistades peligrosas (1782) de Choderlos de Laclos
- Papá Piernaslargas (1912) de Jean Webster.
Novelas históricas
Las novelas históricas son creaciones literarias cuya trama gira en torno a un suceso del pasado real de trascendencia social y/o política. A su vez, este subgénero se divide en novela histórica ilusionista y en novela histórica anti-ilusionista. En la primera subcategoría el autor incluye personajes inventados en un medio de un suceso verdadero. Estas características son evidentes en libros como El nombre de la rosa (1980) de U. Eco.
Este libro narra la investigación realizada por Guillermo de Baskerville y (su discípulo) Adso de Melk sobre una serie de asesinatos en una monasterio del norte de Italia durante el siglo XIV. En el segundo caso, el escritor tiene una posición mucho más subjetiva al modificar (bajo su criterio) la vida de personas reales dentro de su narración. Otras obras legendarias de novela histórica son:
- Sinuhé, el egipcio (1945) de Mika Waltari.
- ¡Absalón! ¡Absalón! (1926) de William Faulkner.
Novela autobiográfica
Son aquellas con historias relacionadas con diversos momentos relevantes de la vida del escritor, tales como logros, desilusiones, sufrimientos, traumas, amores… Por esta razón, el narrador denota una posición introspectiva. Una de las obras más céleres de este subgénero es Grandes esperanzas (1860) de Charles Dickens. En la cual, el autor mezcla el entorno de la novela con muchas de sus propias experiencias personales.
Novelas de formación
Son obras escritas enfocadas en el desarrollo emocional y/o psicológico de su(s) protagonista(s). Usualmente, las novelas de formación se componen de: iniciación, peregrinación y evolución. Asimismo, pueden narrar una etapa específica o toda la vida del protagonista. Dos títulos emblemáticos de esta subcategoría son Cómo se Hace una Chica (2014) de Caitlin Moran y El guardián entre el centeno (1956) de J.D. Salinger.
Novelas de ciencia-ficción
Son novelas que se basan en el desarrollo tecnológico para proponer escenarios alternos a la realidad del mundo actual. En consecuencia, sus planteamientos predictivos siempre deben justificarse desde el punto de vista del método científico. El tema más frecuente en la ciencia-ficción son los defectos de la humanidad y las secuelas acarreadas por tales fallas.
Este tipo de trama es clara en obras como Viaje al centro de la Tierra (1864) de Julio Verne o El hombre hembra (1975) de Joanna Russ. Por otra parte, La Guerra de los mundos (1898) de H.G. Wells marcó el inicio de las populares novelas de ficción con temática alienígena. Igualmente, este tipo de publicaciones sobre invasiones extraterrestres encaminan parte de su análisis en las miserias de la especie humana.
Novelas distópicas
Las novelas distópicas también son consideradas una rama de las novelas de ciencia-ficción. Presentan a una sociedad futurista de apariencia perfecta… pero grandes carencias subyacentes, causantes de un descontento —solapado— entre parte de sus ciudadanos. Entre los ejemplos más recientes y populares de este género se destaca la trilogía de Los juegos del hambre de Suzanne Collins.
Un clásico de este subgénero es 1984 (1949) de George Orwell. Describe a una sociedad londinense de un futuro cercano a cuando fue publicada. En donde sus habitantes alienados estarían organizados en dos jerarquías: unos dictan las normas y otros obedecen debido a su escasa madera rebelde. Otro título de novela distópica muy conocido en la actualidad es El cuento de la criada (1985) de Margaret Atwood.
Novelas utópicas
Las novelas utópicas presentan civilizaciones realmente perfectas. El término “utopía” fue acuñado por Thomas Moore a partir de las palabras griegas “u” y “topos”, las cuales se traducen como “en ningún lugar”. Uno de los títulos más antiguos de novela utópica es Nueva Atlantis (1626) de Francis Bacon. Narra el arribo del protagonista a Bensalem, un territorio mítico en donde sus mejores ciudadanos se dedican a mejorar la sociedad.
A través del “método baconiano de inducción”, esas “sabios” buscan comprender y conquistar a los elementos naturales para optimizar la calidad de vida de todos. Otros ejemplos clásicos de novela utópica son La isla (1962) de Aldous Huxley y Ecotopía (1975) de Ernest Callenbach.
Novelas de fantasía
Son obras escritas basadas en mundos mágicos imaginarios, por consiguiente, son frecuentes los(as) hechiceros(as), las hadas y pueden incluir figuras mitológicas tomadas arbitrariamente. Pertenecen a este subgénero las grandes sagas de difusión mundial en la gran pantalla, entre ellas:
- Harry Potter de J.K. Rowling.
- El Señor de los Anillos de J.R. Tolkien.
- Narnia de C.S. Lewis.
Novelas detectivescas
Son novelas en las cuales el protagonista principal es (o fue) un miembro de la policía con una trama centrada en una pesquisa sobre un crimen. Por supuesto, es imposible hablar de novelas detectivescas sin mencionar al icónico inspector Poirot creado por Agatha Christie para muchos de sus libros. Otras series universales del subgénero son:
- Los libros de Perry Mason de Erle Stanley Gardner.
- Los cuentos de Sir Arthur Conan Doyle protagonizados por Sherlock Holmes y John Watson.
Novelas pulp fiction
Son consideradas un producto comercial (creadas para consumo masivo de los textos) entre las publicaciones detectivescas y de ciencia-ficción. Un clásico de las novelas pulp fiction es Tarzán y los simios (1912) de Edgar Rice Burroughs; una de las primeras novelas superventas de la historia. Otra obra de repercusión similar fue La maldición de Capistrano (1919) de Johnston McCulley (protagonizada por El Zorro).
Novelas de terror
Las novelas de terror relatan incidentes perturbadores que pretenden generar miedo en los lectores. Stephen King con El resplandor (1977) marcó un hito en esta subcategoría. Según el propio autor, el título se inspiró en el pasaje «We all shine on…» de la canción Instant Karma de John Lennon. Fue el primer libro superventas en tapa dura en la historia (en inglés).
Novelas de misterio
Es un subgénero muy relacionado con la novela detectivesca. Es importante colocar en perspectiva lo siguiente: todas las novelas detectivescas pertenecen a la subcategoría de misterio, más no todas las novelas de misterio son protagonizadas por detectives. Estas premisas son claras en obras como El nombre de la rosa de Umberto Eco (igualmente es una novela histórica) y La chica del tren (2015) de Paula Hawkins.
Novelas góticas
Las novelas góticas son obras que incluyen elementos sobrenaturales, aterradores y/o misteriosos. La temática suele girar en torno a la muerte, lo perecedero y lo inevitable de la desdicha. Un elemento frecuente en la ambientación son los castillos antiguos, construcciones deterioradas (iglesias o templos en ruinas) y casas embrujadas.
Entre los títulos más conocidos de esta subcategoría se destacan:
- El monje (1796) de Matthew G. Lewis.
- Frankenstein o el moderno Prometeo (1818) de Mary Shelley.
- Drácula (1897) de Bram Stoker.
Novelas de vaqueros
Los westerns son obras ambientadas en el lejano oeste de los Estados Unidos (en el período de la postguerra civil). Aparte de las típicas disputas entre vaqueros, generalmente incluyen temas de indígenas nativos norteamericanos en su lucha contra los colonos. También son comunes los argumentos sobre justicia local y las penurias experimentadas en los ranchos vaqueros a finales del siglo XIX.
Entre los grandes clásicos de las novelas de vaqueros, se pueden nombrar:
- El virginiano (1902) de Owen Wister.
- El corazón del oeste (1907) y los cuentos de Noches de Arizona de Stewart Edward White.
Novelas picarescas
Esta clase de novelas tiene protagonistas poco convencionales (anti-héroe o anti-heroína), histriónicos, propensos a romper las reglas de comportamiento social. De la misma manera, sus personajes son casi siempre astutos o truhanes, con facilidad de inmiscuirse en hábitos viciosos. La novela picaresca surge durante el llamado Siglo de Oro español, siendo El lazarillo de Tormes (1564) considerada la primera de este tipo.
No obstante, las obras de Mateo Alemán fueron las que difundieron el género, caracterizado por su postura crítica a las formalidades típicas de su época (siglo XVI). Si bien, las novelas picarescas pueden inducir a algún tipo de reflexión moral, éste no es el objetivo principal. Probablemente, el clásico de novela picaresca más conocido de todos los tiempos es El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha (1605), de Cervantes.
Novelas satíricas
Son novelas de autores que emplean la ridiculización como un recurso neurálgico para provocar en el lector una reflexión o al menos, generar duda. Este tipo de reacción busca proponer una solución alternativa en torno a una situación (problemática o inquietante) específica. Algunos ejemplos de este subgénero son Rebelión en la granja de George Orwell, y Las aventuras de Huckleberry Finn de Mark Twain.
Novelas alegóricas
Como su nombre lo indica, las novelas alegóricas poseen una trama desarrollada para hacer referencia a algún otro suceso (que puede ser real) o situación. Por ende, el lenguaje empleado va cargado de una simbología que pretende generar cuestionamientos morales, religiosos, políticos y/o sociales. Entre las obras de novelas alegóricas, se pueden nombrar a El señor de las moscas (1954) de William Golding.
El libro de Golding contiene un mensaje contundente de crítica social. En donde la maldad humana es representada por Belcebú, figura mitológica filistea (adoptada posteriormente por la iconografía cristiana). Otro ejemplo de novela alegórica es la serie de Las crónicas de Narnia de C.S. Lewis (debido a su especulación religiosa). Así como Rebelión en la granja de Orwell por su reflexión a una revuelta sociopolítica).
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