El bosque sabe tu nombre
El bosque sabe tu nombre (2018) es una novela de la escritora bilbaína Alaitz Leceaga. En la obra, la autora centra la atención del lector en la historia de dos hermanas gemelas —antagónicas entre sí y ricas de cuna, herederas del marqués de Zuloaga—, quienes poseen poderes sobre naturales natos y únicos adquiridos de la línea materna.
Además, y como plus de intriga y misterio, una extraña maldición ronda a las chicas y les ha signado a que alguna de ellas, irremediablemente, fallecerá al cumplir los quince años. Gracias a un excelente márquetin, y a unas muy buenas líneas introductorias logradas por Leceaga, la novela pudo posicionarse rápidamente en las listas de los libros más vendidos en su primer mes.
Sobre la autora, Alaitz Leceaga
Según escribió Irene Dalmases en El Plural, en el apartado de la “Tribuna Feminista”:
“Un solitario zapato rojo tirado junto a un acantilado del Cantábrico llevó a la bilbaína Alaitz Leceaga a sentarse ante el ordenador para crear la historia de dos hermanas gemelas, Estrella y Alma, protagonistas de la novela El bosque sabe tu nombre”…
Y así, con tesón —mas no por arte de magia, como muchas cosas en su relato y en sus miles de líneas literarias—, la escritora logró dar forma al proyecto que le visibilizó de manera rotunda en el mundo europeo e internacional de las letras. Ella tiene apenas 38 años (nació en 1982). Viene de esa generación que disfrutó de los cuentos narrados de noche en las salas, en el bosque, en las habitaciones y en todo buen lugar donde se pueda disfrutar de una historia. Su obra lo grita.
Según comentó en esta misma entrevista a El Plural, Leceaga “supo desde siempre que sería escritora”. Así lo revela su temprana afición por la lectura, teniendo especial fijación por los libros de temática mágica, sobrenaturales y con protagonismo femenino. De allí que su tópico principal también apunte a enaltecer el rol de la mujer en las comunidades en la historia humana.
La autora ha declarado admiración por Isabel Allende y su obra, por cómo esta exitosa escritora ha sabido posicionar a las féminas en su trama. Recientemente, Leceaga sacó su nueva novela, Las hijas de la tierra (2019). La historia de este libro también se tiñe con ese toque de realismo mágico y con el empoderamiento femenino, pero esta vez en el siglo XIX, en La Rioja y teniendo a los viñedos como testigos de los sucesos.
Sobre la novela: El bosque sabe tu nombre
El realismo mágico de Leceaga
El texto está enmarcado dentro del realismo mágico, pero con un toque muy propio de la autora. Destacan los mitos españoles y leyendas de maldiciones de esas raíces gitanas, aunque entremezcladas con el matiz latinoamericano que añade la abuela Soledad.
El tiempo, los lugares y sus circunstancias
El tiempo de los eventos que se suscitan se enmarca en la primera mitad del siglo XX, exactamente entre la tercera y la quinta década. En cuanto a las locaciones, si bien la trama inicia en el imaginario Basondo, España, frente al Cantábrico, Leceaga pasea a los lectores por Inglaterra y Estados Unidos; en Surrey y California, respectivamente.
La narrativa mítica se cuela de manera muy inteligente con los eventos bélicos que marcaron esa época de la humanidad. Entonces, se puede leer cómo los acontecimientos de la Guerra Civil Española, la II Guerra Mundial y la Rebelión de los mineros en Asturias son relatados en puntos claves. Todo esto, a la par que se habla de magia negra y las acciones de la oscura secta nazi Ahnenerbe y sus extrañas fechorías.
En ese momento, signada por esas creencias sobre naturales y bajo esas circunstancias históricas, se desenvuelve la historia de El bosque sabe tu nombre. Ahora bien, hablando de la trama central, nos encontramos con un relato que atrapa por sus misterios desde el principio. Y es que las maldiciones que se presentan con explicaciones lejanas y que requieren ser escrutadas a fondo, atan, irremediablemente.
Villa Soledad y la familia que le habita
Ya, de por sí, la ambientación de Villa Soledad —mansión donde comienza todo y que está recreada en un espacio donde confluye el mar Cantábrico con un espeso y misterioso bosque embrujado— envuelve. En sus instalaciones, Leceaga nos va mostrando la vida de la familia Zuloaga y los perfiles de cada integrante de ella.
Algo tiene seguro el lector al enfrentarse a cada personaje, y eso es que: o los odias por ser muy malos, o los amas por ser muy buenos. Los términos medios no se aprecian mucho, no como los constantes cambios de bando y de opiniones. Este último aspecto es muy marcado durante la narrativa.
La presentación de las protagonistas (Alma y Estrella) y sus caracteres, si bien es un poco convencional —Yin-Yang—, es bien llevada. Además, esto se complementa perfectamente con los poderes que ambas poseen. Y si a todo esto le añadimos la maldición que dicta que una de ellas ha de morir al cumplir los 15 años, el resultado es una fórmula que ata al que lee hasta saber cómo ocurrirá y quién ha de ser la que tenga el fatal destino.
La trama sigue luego de la muerte anunciada
Quizá, parte de lo mejor es que luego de ese lamentable suceso, la trama sigue evolucionando, conjuntamente con los personajes. Así se van suscitando nuevos e interesantes giros. Tal y como se mencionó, se describen los hechos históricos acaecidos en esas 3 décadas tan convulsas para Europa y el mundo, mientras la sobreviviente de la maldición lucha contra las imágenes patriarcales de la época para superponerse y demostrar el poderío de la mujer.
Algunos personajes claves en la historia
Alma:
Se trata de la gemela “buena” y de carácter dócil. Su don es el de poder comunicarse con los muertos. Además, a ella le toca custodiar el secreto de la maldición de quién morirá a los 15 años.
Estrella:
Es la gemela de carácter indomable, como una Doña Bárbara española. Tiene marcados matices de egoísmo, mezclados con una notable necesidad de esfuerzo para lograr notoriedad. Lo único contraproducente en su papel de fémina empoderada, es que logra la mayoría de sus metas por su belleza.
El marqués de Zuloaga:
Es el padre de las gemelas. Se caracteriza por ser el típico machista mandón. En sus tierras, su palabra es la ley, y quien le contradice, se las ve mal, incluso sus hijas y su mujer. A esta última la tiene sometida y sin derecho a nada que sea contrario a sus deseos.
La abuela Soledad
Por ella es que se construye la Villa Soledad. Su esposo, Don Martín, mandó a hacer la mansión como remembranza de su amor. Ella es de origen mexicano y de su linaje vienen los dotes mágicos de las gemelas. Es lo que se podría catalogar como una “chamana”. Entre sus dotes sobrenaturales, destacan el poder profetizar los males que han de acontecer, o en qué momento las flores llegarán a su esplendor. Incluso, predice las tormentas y tiene dominio sobre la naturaleza.
Carmen Barrio
Ella es la que tiene el importante papel de cuidar a las gemelas. Sí, la nana. Prácticamente cumple el rol de madre de Estrella y de Alma. Es un personaje que se deja querer fácilmente y que atrapa con sus intervenciones.
Los estereotipos y los extremos
Es de hacer notar que hay abuso en cuanto al estereotipo del machismo en los personajes masculinos, siendo prácticamente uno solo es que es “bueno”. También se perciben claramente los extremos: se es bueno angelical o malo demoniaco.
Si bien esto último es evidente en muchos personajes del libro, se puede apreciar de forma notable en los papeles de Alma y en el del marqués de Zuloaga. Y no, no es que no exista gente así, es solo que un poco de flexibilidad y reflexión para explorar otros matices pudo enriquecer notablemente la trama.
Una historia bien llevada, a pesar de lo extenso
Del resto, y pese a lo extenso —más de 700 páginas en la versión digital—, la autora supo sobrellevar la trama. No es fácil mantener atado a un lector en tamaña historia, en lo que a dilatación y a contenido se refiere. Esto es debido a que, y con mérito es necesario decirlo, la escritura de Alaitz Leceaga es fresca.
Narrativa descriptiva un poco lenta
Ahora bien, en sus cuatro partes —Fuego, Agua, Viento y Tierra— y en sus 24 capítulos, hay instantes donde la narrativa se vuelve lenta. De hecho, hasta tediosa y reiterativa. Esto ocurre en las pausas descriptivas del mar, los espacios comunes, el bosque. No obstante, se sobrepone y toma nuevamente el ritmo.
Ciertos cabos sueltos
Otro aspecto que no pasa desapercibido, son los eventos que no tienen una razón de ser lógica. Es decir, que ocurren “porque sí”, como si todo confluyera para que las situaciones menos esperadas se den, una y otra y otra vez. Y, si bien el realismo mágico permite ciertas posibilidades al autor, abusar de él, puede que no sea una buena opción.
Es más grato al lector saber el porqué de los sucesos, aunque esto no sea explícito al instante. Y es que dejar cabos sueltos, en demasía, más que misterio, puede denotar cierto despiste o descuido. Claro, se debe recordar que la extensión del libro es considerable y fue una apuesta inmensa por parte de la autora. Además, logró su cometido con las ventas y el reconocimiento. Esto, de por sí, ya es mucho en el competitivo mundo actual de la literatura.
Notas finales
Se puede tener a El bosque sabe tu nombre como un libro para lectores que quieren iniciarse en las amplias lecturas, así como también para lectores experimentados. Eso sí, los detallistas notarán los vacíos y hablarán de ellos, pero se vuelve al punto del primer proyecto amplio con muy buenos logros. La obra es una invitación a respirar aires nuevos y descubrir en ellos la imaginación y el ímpetu de esta escritora vasca.
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