Cómo escribir diálogos correctamente
Cómo escribir diálogos correctamente es una de las trabas más comunes a las que se enfrentan la mayoría de los escritores noveles, e, incluso, parte de los autores experimentados. Y no resulta extraño esto, pues para dominar este recurso requiere del conocimiento pleno de la raya «—», un signo ortográfico con múltiples cualidades que, de no estudiarse bien, tienden a confundir.
De hecho, los editores suelen medir el nivel de redacción de un aspirante a escritor a través de su manejo de la raya (entre otros rasgos de estilo). Probablemente, es el signo con las normas más complicadas del español, pues, aparte de los diálogos, puede ser usado en otros contextos. Por ello, en los siguientes párrafos se describe cómo utilizar de manera correcta la raya para así dominar bien los diálogos.
Reglas de uso de la raya en la escritura de diálogos en español
Cuando se produce una intervención de un personaje en una narración, la misma va precedida por una raya «—». Además, cada integrante del relato se expresa en una línea distinta, por lo tanto, un punto y aparte debe cerrar el enunciado. Del mismo modo, los incisos del narrador son antecedidos por el aludido símbolo y, en ambos casos, siempre va vinculado directamente a una palabra. Por ejemplo:
—Muy interesante su historia, señor —le dije al anciano que me detuvo para contarme todo aquello en el geriátrico de Juan Griego el domingo pasado, mientras visitaba a los abuelitos.
—A la orden, mijo. La vida tiene misterios muy extraños —me replicó, con sus ojos verdes profundos.
(Fragmento de «La maldición de Pedro», del libro Relatos desde el grito, de Juan Ortiz)
Normas de puntuación en los diálogos
Una de los aspectos más complicados de la redacción en lengua castellana es la colocación de los puntos, comas y signos de interrogación y de exclamación en los diálogos. Ante todo, el escribiente debe tener en cuenta dos perspectivas con respecto al inciso del narrador, las cuales, son descritas en los párrafos siguientes:
Cuando el inciso del narrador es relativo a cómo se expresa el personaje
A este tipo de inciso se le denomina en verbo discendi, inicia con letra minúscula y el signo de puntuación correspondiente se coloca al final del mismo. Cabe aclarar que en caso de haber signos de interrogación o de exclamación en la intervención del personaje, la regla no cambia. Es decir, el inciso comienza con minúscula. Por ejemplo:
—Disculpe, ¿puedo sentarme? —preguntó un hombre enflusado, periódico y café en mano.
—Claro, hay espacio —él respondió, sonriente.
—¿Las disfrutas mucho, verdad, Carlos? —increpó el extraño.
—¿De qué habla? ¡Cómo sabe mi nombre? —replicó Carlos, consternado.
Por otra parte, si el diálogo prosigue tras la acotación del relator, el inciso concluye con una raya pegada a la última palabra. Luego, el signo de puntuación correspondiente (punto o coma) se coloca tras la raya de cierre del inciso. Para ejemplificar, se muestra un fragmento de “Limbo” de Ralatos desde el grito (2020) de J. Ortiz (que es continuación del diálogo mostrado en el párrafo anterior):
—De las mujeres ajenas, obvio —contestó, irónicamente, el misterioso hombre, asomando un revolver debajo del periódico—. Mandaron a borrarte esa sonrisa… pero hoy te salvas, hay mucha gente. Cuídate —dijo, para marcharse luego.
Ejemplos con coma y puntos suspensivos
—Quédate allí —dijo, triste—, estuve esperándote mucho tiempo.
—Quédate allí —dijo, triste—… estuve esperándote mucho tiempo.
—Quería presentarte a Alex —el amigo que mencioné al principio de la historia—… seguramente no llegará hoy.
—Quería presentarte a Alex —el amigo que mencioné al principio de la historia—, que, seguramente, no llegará hoy.
Cuando el inciso del narrador se refiere a las acciones del personaje
Esta clase de inciso es llamada en verbo no discendi y ocurre cuando el relator explica cuestiones que no están relacionadas con el modo de hablar del personaje. En concordancia, se trata de una intervención del narrador en la cual no figura un verbo que sea sinónimo de “decir”.
Entonces, el inciso debe comenzar con mayúscula (a menos que interrumpa la frase del diálogo) y lleva un punto al final del mismo si la alocución del personaje no continúa en la misma línea. De lo contrario, la puntuación se coloca después de la raya posterior al inciso y la reanudación del diálogo inicia con mayúscula. Por ejemplo:
—Damos por inaugurada la exposición. Bienvenidos —El portavoz del evento mira al público con una expresión de evidente exaltación.
—Damos por inaugurada la exposición. Bienvenidos —El portavoz del evento se muestra muy entusiasmado—. Disfruten de esta magnífica velada.
—Damos por inaugurada la exposición. Bienvenidos y —el portavoz del evento se muestra muy entusiasmado— disfruten de esta magnífica velada.
Otros usos de la raya
- Para enmarcar aclaraciones o enmiendas dentro de una idea. Cuando un inciso se encuentra encerrado entre rayas, tiene mayor fuerza y aislamiento en comparación con las declaraciones escritas entre comas. Ahora bien, los redactores suelen considerar mayor el aislamiento conferido por una expresión entre paréntesis. Por ejemplo:
- “José se recuperaba lentamente de su trasplante de corazón. Fueron días duros para su familia. Si bien el órgano llegó justo a tiempo —de hecho, de no haberlo recibido, hubiese muerto en días—, el verlo en la cama tendido por más de un mes, en coma, por no asimilar completamente el trasplante, era devastador para los suyos”.
- Para indicar una nueva aclaratoria o explicación dentro de un texto previamente encerrado entre paréntesis. Al mismo tiempo, esta puntuación puede darse de forma inversa (un nuevo inciso separado entre paréntesis contenido dentro de otro ya delimitado por rayas).
- Los comentarios de un transcriptor dentro de una cita textual también pueden ir entre rayas. Por ejemplo:
- Con respecto a las contrariedades que sentía Kafka al trabajar en una fábrica, el escritor checo le relató a su amigo Max Brod en una misiva: “… No sirvo más que para labrar actas, a las que la sensatez de mi jefe —del instituto de seguros contra accidentes de trabajo— pone la sal y la apariencia de un trabajo bien hecho”…
- La raya al inicio de una línea se emplea en índices bibliográficos y en listas alfabéticas (entre otros tipos de repertorios) para apuntar que dicho ítem o renglón se encuentra omitido con el fin de no repetirlo, pues ya se ha mencionado anteriormente. En este caso, después de colocar el signo «—» es obligatorio dejar un espacio en blanco.
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