Bosch: Legacy. Reseña de la continuación de Bosch
Bosch: Legacy es la continuación de Bosch, la prestigiosa serie de 7 temporadas basada en la obra y el personaje del primero policía del DPLA y después detective Harry Bosch, creado por el escritor norteamericano Michael Connelly. Y con una primera temporada estrenada el pasado 6 de mayo y que no será la última, a juzgar por el impactante final, sigue la estela de calidad y buen hacer de su precedente. Está basada en parte en el título n.º 21 de la serie, El lado oscuro del adiós. Acabo de terminar de verla en Amazon Prime y esta es mi reseña.
Pero para ponerse en antecedentes, aquí puede leerse la reseña de Bosch, por si alguien aún la tiene pendiente.
El lado oscuro del adiós, de Michael Connelly
Título número 21 de la serie de libros y del primer episodio de esta nueva serie de televisión. Harry Bosch ahora es investigador privado. Un día se interesa por sus servicios uno de los mayores magnates del sur de California, un huraño multimillonario que se acerca al final de su vida y se siente atormentado por un remordimiento. En su juventud tuvo una relación con una joven mexicana que fue su gran amor, pero al poco de quedarse embarazada, ella desapareció. Él no sabe si tuvo al niño y, si fue así, qué pudo ocurrir, así que desesperado por descubrir si tiene un heredero, contrata a Bosch para que investigue. Pero habiendo un fortuna tan grande por medio para ese supuesto heredero, Harry se da cuenta de que su misión podría ser arriesgada no solo para él, sino también para la persona a la que está buscando.
Bosch: Legacy
La serie
Con 10 capítulos, toma ese argumento para la trama principal y luego hay más subtramas para cada uno de los personajes que han quedado de la primera serie: Harry Bosch (Titus Welliver) investigando el caso del magnate, Maddie Bosch (Madison Lintz), que se ha metido en el DPLA pese al recelo de su padre, y Honey Chandler (Mimi Rogers), la incisiva abogada que fue antagonista de Bosch y que ahora trabaja con él. Se ha añadido un personaje nuevo, Mo Bassi (Stephen Chang), un hacker que trabaja para Bosch en ese campo de la tecnología más avanzada que él no maneja ni quiere manejar.
Así que tenemos también el asesinato de un médico que ayudaba a muchos sintecho, los ataques a mujeres en sus casas de un hombre que se esconde tras una máscara de luchador mexicano y el caso de un tiroteo ilegal por parte de un grupo especial de la Policía. Todos se van entrecruzando para poner a los protagonistas en distintas y comprometidas situaciones para llegar a un final que, naturalmente, queda abierto y te deja con toda la intriga. O sea, con ganas de que sea ya esa segunda temporada.
El reparto
Solvente al 100 % como en la primera serie, Titus Welliver (también productor ahora) sigue componiendo a ese Harry Bosch contenido pero contundente, con sus luces y sombras (en el último episodio vemos retazos de su oscura participación en la guerra de Afganistán) y también con su corazón. En uno de los primeros capítulos también lo vemos mostrar su enorme angustia al escuchar que ha habido un tiroteo y una agente de policía ha resultado herida. Son solo unos segundos en los que se le encharcan los ojos, pero son suficientes para demostrar de nuevo la valía de este actor curtido en muchísimos títulos y casi siempre de secundario, que por fin ha encontrado ese papel que le venía como anillo al dedo.
El mismo caso se da en Madison Lintz, que ya ha cogido más tablas y, a pesar de su serio gesto y maneras, también muestra una empatía e implicación personal en su trabajo que no se le suponía, pero que tampoco sorprende. Así que sin duda la puedes ver perfectamente como Madeline Bosch.
Y Mimi Rogers ha sabido hacer completamente suya a Honey Chandler, imprimiéndole también más humanidad, aunque ya se le podía descubrir en la primera serie, pero también conservando ese toque de ambigüedad por tratar de llevar las cosas a su terreno cueste lo que cueste.
Se queda más secundario el personaje de Stephen Chang, relegado a ese ámbito de la tecnología que necesita toda serie del siglo XXI que se precie.
Mención aparte
Para los guiños a la primera serie y algunas intervenciones puntuales de personajes como Jerry Edgar, el compañero de Bosch en el DPLD o los inefables Crate y Barrel, que siguen dando todo el juego y poniendo toda la química. Quizás sea eso lo que se echa de menos en esta serie: el tono coral que había en la primera, el ambiente del Departamento y el trabajo policial, que aquí también están pero se ven o se notan más de lejos.
Eso sí, esa ciudad de Los Ángeles sigue siendo otro personaje más, con su conocidísimo edificio del ayuntamiento enmarcando más de un plano. Y, cómo no, también sigue por ahí el fiel Coltrane.
En definitiva
Que si se disfrutó con Bosch, también se va a disfrutar con Bosch: Legacy. Porque sigue teniendo su factura impecable y su halo de serie negra y policíaca clásica, por su base literaria sin duda, pero también por la puesta en escena, el tono, la fotografía y los buenos personajes. Sí, hay que verla.
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