Qué es un relato

Un relato es un texto corto

Si creemos que una historia por ser más breve es más fácil de escribir estamos bastante equivocados. Tendemos a pensar que cuantas menos palabras necesitemos para decir algo más sencillo será transmitir una idea. Pero realmente es todo lo contrario. Y ya lo decían algunos maestros del cuento, como Cortázar o Borges.

Pero qué es un relato. En el Diccionario de la Real Academia Española se dice que es una narración, un cuento. Esto es, una historia corta, y normalmente de ficción. Claro que hay muchos tipos de relatos. Un relato puede ser lo que te cuente el vecino sobre lo que le pasó el otro día en la calle, una anécdota.

También estamos muy acostumbrados ahora a escuchar eso de “la fuerza del relato”. Normalmente en prensa eso es a lo que se agarran los periodistas para hablar de las distintas posturas ideológicas que nos rodean. Quien sea capaz de crear un relato más congruente (o hacer que lo parezca) será quien goce de dicha fuerza.

Pero no, volvamos a Cortázar, a Borges. Volvamos a la literatura. Un relato es la narración de una serie de acontecimientos que pueden estar o no expuestos en un orden cronológico. Que es, a lo mejor, lo que un lector espera encontrar cuando abre un cuento, o relato, que esté ordenado desde un principio a un final. Pero eso tampoco tiene por qué ser así.

Quizás sea más fácil enumerar los elementos que ha de tener un relato para así entender de qué se trata. Además de ser una narración de ficción con una introducción, un nudo y un desenlace, estos son algunos puntos que caracterizan a un relato:

Elementos que definen un relato

Jorge-luis-borges, un escritor clásico

La brevedad

En primer lugar, ha de ser corto. Eso es por definición un relato. Pero esto también tiene peligro. No existe una extensión determinada para clasificar los diferentes tipos de narraciones. Hay baremos. Hablamos de relatos que pueden alcanzar las cincuenta páginas, porque si son más estaríamos hablando de una novela corta, por ejemplo. Pero en general están entre las dos y las doce páginas (aunque esto solo es una posibilidad).

El ritmo

Como se trata de un texto bastante breve, la historia necesita un ritmo adecuado. Aquí el escritor deberá hacer uso de los recursos narrativos a su alcance, como la elipsis, la selección de información y su manera de administrarla, el manejo de la descripción, de los símbolos (si los hay), o el uso de adjetivos y adverbios u oraciones subordinadas.

Por otra parte, no olvidemos los diálogos. Hay cuentos que ni siquiera necesitan de diálogos. Estos son una herramienta muy preciada en la escritura porque ofrecen muchísima información, pero a veces pueden ser superfluos. Y en un relato se debe estar muy seguro de si los diálogos son o no oportunos.

Los personajes

A cuentagotas. Si hablamos de un relato de un par de páginas, ¿cuántos personajes puede haber ahí? En una narración breve deben estar muy bien perfilados. Podemos imaginar una lupa que agrande un rasgo y el cuento girar a su alrededor. Un relato muestra un pedazo del personaje. Descripciones, contexto previo, circunstancia, anhelos, acción, todo queda supeditado a un momento específico. En el relato breve el personaje o personajes quedarán retratados en una foto. Son sintetizados sin perder el enfoque. Puede que este elemento sea uno de los más difícil de definir.

Espacio y tiempo

Minimizados. No hay muchos espacios; las descripciones son sutiles y específicas. Si fuera relevante sería porque se trata de un personaje más.

El tiempo está bien definido. La elipsis será una herramienta muy útil si se usa bien y si es oportuna.

La elección de estos dos elementos está premeditada y es relevante para la historia.

El narrador

Suele ser omnisciente. Solamente un narrador que lo sepa todo puede contar lo verdaderamente importante y significativo de una historia.

No obstante, también es común encontrar narradores en primera persona, quizás un poco ególatras que se centren únicamente en ellos y en contarnos cuál es su problema o qué les sucede. De esta manera, el principio de condensación de ideas quedaría resuelto.

La unidad

Julio Cortázar, un escritor

Este concepto es casi mágico. Porque cuando se habla de esta característica se habla de esfericidad (que ya lo decía Cortázar). Él atribuía esta forma geométrica a la narración breve. En este sentido un relato es una narración contenida, perfectamente delimitada. Un buen relato sería capaz de abarcar lo esencial, y solo lo esencial, nada más y nada menos.

Y es aquí donde radica el mayor desafío para el cuentista (en el buen sentido de la palabra), no perderse en su historia y contar lo genuinamente significativo para que esta tenga un sentido completo. Perfecto. Y principio y final hacerlos memorables (o al menos, intentarlo).

Esta concepción de circularidad y, por tanto, de perfección es lo que consiguió el maestro Jorge Luis Borges con “El Aleph”, tanto en la forma como en el fondo.

La congruencia

Y antes hemos hablado de la congruencia. Esto parece obvio, pero los hechos que se narren en cualquier obra ficticia han de ser congruentes, tener sentido dentro del propio texto y, por ende, verosímiles. Si un texto carece de lógica o de coherencia no podría decirse que estuviera terminado.

Y si todavía tenemos dudas de qué es un relato, o un cuento, puede que las palabras de Julio Cortázar nos iluminen un poco más:

“Para mí, el cuento lo he visto siempre como una esfera; es decir, es una forma cerrada, y para mí un cuento solo es perfecto cuando se aproxima a esa forma perfecta en la que no puede sobrar nada, y en la que cada uno de los puntos exteriores tienen que estar a la misma distancia del centro”.



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