Jesús Cañadas. Entrevista con el autor de Dientes rojos
Fotografía: Jesús Cañadas, perfil de Twitter.
Jesús Cañadas es de Cádiz y en 2011 publicó su primera novela, El baile de los secretos. Después seguiría Los nombres muertos, que lo llevó a convertirse en uno de los autores emergentes del género fantástico más valorados. Con Pronto será de noche se pasa al thriller apocalíptico y obtiene calificativos como «nuevo maestro del horror». Fue también guionista de la segunda temporada de la serie Vis a Vis. En esta entrevista nos habla de Dientes rojos, su última novela, y de mucho más. Le agradezco mucho su tiempo y amabilidad dedicados.
Jesús Cañadas — Entrevista
- ACTUALIDAD LITERATURA: Tu última novela lleva por título Dientes rojos. ¿Qué nos cuentas en ella y de dónde surgió la idea?
Jesús Cañadas: En Dientes rojos me he dado el gustazo de abordar en forma de thriller la ciudad donde vivo: Berlín. Estaba harto de Berlín en la ficción aparezca como una ciudad fiestera, multicultural y buenrrollera, porque existe un Berlín mucho más duro, hostil hacia el inmigrante y frío; y me apetecía retratarlo.
En Dientes rojos difrutaremos (o sufriremos) de un thriller sobrenatural en el que Berlín es un personaje más, un personaje siniestro que se va cerniendo sobre la pareja protagonista, dos policías que buscan a una adolescente desaparecida que solo ha dejado tras de sí un charco de sangre y un diente arrancado. Pronto descubriremos que ni los policías ni la chica desaparecida son quienes parecen ser en un primer momento. Podría contarte más, pero te estropearía la sorpresa y quizá te ahorraría uno o dos malos tragos.
- AL: ¿Te puedes remontar a ese primer libro que leíste? ¿Y la primera historia que escribiste?
JC: No recuerdo el primerísimo libro que leí, pero sí el primero que me impacto, ¡que encima fue un libro robado! Es El pequeño vampiro, de Angela Sommer-Bodenburg, y se lo robé a mi prima. Lo vi en la mesa de su casa cuando estaba de visita y me lo llevé sin que se diera cuenta. Luego se enteró, me perdonó y hasta me lo regaló, porque el libro me había encantado. Desde entonces me vuelven loco las historias con monstruos. Y así he salido.
En cuanto a la primera historia que escribí, también la recuerdo, aunque preferiría no hacerlo. Como pasa con casi todos los escritores, era una copia asquerosa e indecente de los escritores que me gustaban por aquel momento: Lovecraft, King y Bradbury, pero sin una fracción de su talento. Mejor que quede enterrada en el olvido, aunque fue necesaria para que empezase a mejorar. Hay que empezar desde el fondo.
- AL: ¿Cómo se lleva escribir novela negra y fantasía como la saga de Athenea? ¿Con cuál te sientes más cómodo creando?
JC: Me siento cómodo con todo porque todo me gusta. Siempre digo que me encantan las albóndigas con tomate que hace mi madre, pero si tuviera que comerlas tres veces al día todos los días, acabaría harto. Con la literatura me pasa igual, disfruto de todo tipo de historias y a veces son de corte juvenil, otras fantástico, otras de ciencia ficción o de thriller o hasta romántica. Todo ese batiburrillo acaba saliendo en mis novelas, claro.
- AL: ¿Un escritor de cabecera? Puedes escoger más de uno y de todas las épocas.
JC: Tengo rachas. Últimamente estoy muy pesado con Mariana Enríquez, pero otras veces me da la ventolera de Daniel Pennac, de Angela Carter o de Jack Ketchum. Hay para elegir.
- AL: ¿Qué personaje de un libro te hubiera gustado conocer y crear?
JC: Te diré el protagonista de uno de los últimos libros que he traducido: Jack Sparks, de la novela de terror Los últimos días de Jack Sparks. Jack es un personaje inolvidable, un cabrón asqueroso al que le terminas cogiendo un cariño inusitado, teniendo en cuenta que no es más que tinta en un papel.
- AL: ¿Alguna manía o costumbre especial a la hora de escribir o leer?
JC: Todos los escritores las tenemos porque somos unos inseguros y preferimos pensar que una sesión de escritura ha salido bien porque había un peluche de Mickey Mouse en la mesa. Para mí tiene más que ver con el lugar: siempre en el mismo sitio, siempre a la misma hora, siempre con dos cafés en el cuerpo. Así se me prepara el cerebro. Y siempre con la misma música, que varía de novela a novela.
- AL: ¿Y tu sitio y momento preferido para hacerlo?
JC: En las primeras etapas de una novela, la cafetería que está a 500 metros de mi casa, en la parte de atrás, donde los camareros ya me conocen y no se preocupan si me ven poner caras o hablar por lo bajini mientras escribo. Empiezo a las 9 de la mañana y paro para preparar la comida de mi peque. En las etapas finales, en cualquier momento y en cualquier lugar, porque me convierto en una cucaracha que no quiere luz del sol, sino solo teclado y monitor.
- AL: ¿Hay otros géneros que te gusten?
JC: Me gustan todos los géneros siempre que estén bien escritos. Lo que más me atrae de un libro es siempre el estilo, más que la historia. Si me recomiendas un libro porque está bien escrito, ya me lo has vendido. Sin embargo, lo que se suele quedar conmigo son los personajes.
- AL: ¿Qué estás leyendo ahora? ¿Y escribiendo?
JC: Este veranito me he puesto a revisitar uno de mis libros fetiche: Salem’s Lot, una historia a la que vuelvo cada dos o tres veranos más o menos. En cuanto a lo que estoy escribiendo, prefiero decirlo a borrador terminado, porque nunca se sabe si lo vas a conseguir. Aunque hasta ahora yo he tenido suerte.
- AL: ¿Cómo crees que está el panorama editorial y qué te decidió a ti para intentar publicar?
JC: Bien y mal, es decir, como siempre. Hay más oportunidades para publicar que cuando yo soñaba con hacerlo, y sin embargo también se dan un montón de factores que hacen que a gente algo más joven que yo se les haga cuesta arriba: la escasez de papel, el covid, las bajas ventas, cierta tendencia conservadora en algunas editoriales… Hay esperanza, pero también hace falta mucha paciencia.
- AL: ¿Te está siendo difícil el momento de crisis que estamos viviendo o podrás quedarte con algo positivo para historias futuras?
JC: Es difícil analizar una crisis cuando aún no has salido de ella. Con lo positivo que me quedo es que a mi madre no le ha afectado apenas el covid después de las vacunas y a mí tampoco. Con eso me doy con un canto en los dientes. Primero la vida, luego la literatura.
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