Viktor Frankl: El hombre en busca de sentido
El hombre en busca de sentido —o Ein Psychologe erlebt das Konzentrationslager, por su título original en alemán— es un clásico del pensamiento existencialista escrito por el filósofo, psiquiatra, neurólogo y autor austriaco Viktor Frankl. La obra fue publicada por primera vez en 1946, en Viena. El lanzamiento contó con un gran éxito comercial, lo que llevó a la editorial a imprimir otro tiraje. Sin embargo, este no logró superar a su predecesor.
Posteriormente recibió otras ediciones, una en 1955 y otra en 1959, tanto en inglés como en otros idiomas, entre ellos, el español, donde se tradujo como Desde el campo de la muerte al existencialismo. Aun así, no fue sino hasta 1961 que este reconocido texto alcanzó la fama mundial con una edición de Beacon Press que se tituló Man’s Searching for meaning o El hombre en busca de sentido.
Sinopsis de El hombre en busca de sentido
El hombre en busca de sentido narra la historia de los tres años —entre 1942 y 1945— que Viktor Frankl pasó en cuatro de los campos de concentración que se instalaron durante la Segunda Guerra Mundial. La locación más destacada es Auschwitz, mejor conocida como el campo de exterminio. Allí, Frank, colegas y amigos tuvieron que enfrentarse a las circunstancias más deplorables y deshumanizantes que pudo haber vivido una persona.
Todos los días, los prisioneros eran víctimas y testigos de trabajos forzados, maltrato físico, alienación mental, desnutrición, y, finalmente, la muerte. En un contexto de tal calamidad, los hombres solo tenían dos opciones: recurrir a la esperanza y el amor para reconstruirse a sí mismos desde el interior, o permitir que los hechos los convirtieran en seres que se comportan más como animales que como humanos.
Estructura de la obra
El hombre en busca de sentido se encuentra dividido en tres partes: primera, segunda y tercera fase. En cada una de ellas, el autor intenta responder a uno de los planteamientos principales del libro, el cual se traduce de la siguiente manera: “¿Cómo afecta el día a día en un campo de concentración a la mente y a la psicología del prisionero medio?”
Primera fase: Internamiento en el campo
Todo comienza con el relato de cómo los prisioneros especulaban acerca de cuál sería el campo de concentración al que los llevarían la próxima vez. A diferencia de lo que cree el común, aquellos privados de libertad eran confinados a pequeñas secciones, y no a grandes localidades.
Los hombres temían lo peor, aunque estaban seguros de que su destino final sería el más terrible: la cámara de gas. El autor cuenta que en esas condiciones solo pensaban en volver a sus casas con sus familias y amigos.
Por esa razón, con el tiempo, nadie tenía reparo en hacer consideraciones éticas o morales. Ninguno apelaba al remordimiento cuando hacía arreglos para que otro preso tomara su lugar y recibiera el destino que estaba preparado para alguien más.
Durante esta primera etapa los prisioneros albergaban la ilusión de salvar a los colegas o amigos que también se encontraban en esa situación. Pero, poco a poco se dieron cuenta de que solo podían intentar salvaguardar sus propias fuerzas.
Segunda fase: La vida en el campo
Después de tanto maltrato, de trabajar desnudos, con zapatos como única opción de vestimenta, la apatía se hizo visible. En este periodo los prisioneros estaban poseídos por una especie de muerte, el fallecimiento de sus emociones básicas.
Con el tiempo, los hombres se tornaron en criaturas inmunes a la compasión. Los continuos golpes, la irracionalidad que gobernaba los centros de concentración, el dolor, la injusticia… embotaron sus conciencias y sus corazones.
El grado de desnutrición que presentaban era aberrante. Solo se les permitía comer una vez al día, y no eran alimentos sustanciosos, por no hablar de que cada bocado era casi un mal chiste: se trataba de un trozo de pan y agua de sopa, lo que no les ayudaba a mantenerse fuertes durante sus “jornadas laborales”.
Aquella situación, además, bajaba su deseo sexual. Este ni siquiera se manifestaba en sus sueños, pues en todo lo que podían pensar era en una forma de sobrevivir.
Tercera fase: Después de la liberación
En prisión, Viktor Frankl llegó a la conclusión de que, para subsistir a un sufrimiento tan profundo como al que se vieron expuestos era necesario contar con tres factores fundamentales: amor, propósito y una irrevocable convicción sobre cómo, si no se puede cambiar una situación, es necesario cambiarse a sí mismo. Tras su salida, el psiquiatra se propuso analizar la psicología del prisionero en libertad.
Cuando al fin de izó la bandera blanca en las entradas de los campos de concentración todos se hallaban extraviados. No podían estar felices porque pensaban que aquella libertad era un hermoso sueño del que podrían despertar en cualquier momento. No obstante, poco a poco se adaptaron nuevamente a cierta normalidad. Al principio, muchos recurrieron a la violencia aprendida, hasta que comprendieron que ya no había nada que temer.
Sobre el autor, Viktor Emil Frankl
Viktor Emil Frankl nació en 1905, en Viena, Austria. Creció en el seno de una familia de origen judío. Durante su estancia en la universidad se vio involucrado en grupos socialistas, y comenzó a mostrar interés en la psicología humana. Esa pasión lo llevó a cursar estudios en la facultad de Medicina de la Universidad de Viena, donde también obtuvo dos especializaciones, una en psiquiatría y otra en neurología. Después de graduarse trabajó en el Hospital General de Viena.
Allí laboró desde 1933 hasta 1940. A partir de ese último año montó su propio consultorio, a la par que dirigía el departamento de neurología del Hospital Rothschild. Sin embargo, no pasaría mucho tiempo antes de que su vira diera un giro inesperado: en 1942, el doctor fue deportado al campo de concentración de Theresienstadt junto a su esposa y sus padres. En 1945, cuando se le otorgó la tan ansiada libertad, descubrió que todos sus seres queridos habían fallecido.
Otros libros de Viktor Frankl
- Viktor Frankl, La Presencia Ignorada de Dios. Síntesis y Comentarios (1943);
- Psicoanálisis y existencialismo (1946);
- A pesar de todo, decir sí a la vida (1948);
- Teoría y terapia de las neurosis: Iniciación a la logoterapia y al análisis existencial (1956);
- La voluntad de sentido: conferencias escogidas sobre logoterapia (1969);
- Psicoterapia y humanismo (1978);
- Logoterapia y análisis existencial (1987);
- La psicoterapia al alcance de todos: Conferencias radiofónicas sobre terapéutica psíquica (1989);
- El hombre doliente: Fundamentos antropológicos de la psicoterapia 2 (1992);
- Ante el vacío existencial (1994);
- Lo que no está escrito en mis libros: memorias (1997).
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