Alfonso Mateo-Sagasta. Entrevista con el escritor de novela histórica
Alfonso Mateo-Sagasta es madrileño del 60. Se licenció en Geografía e Historia por la Universidad Autónoma de Madrid y trabajó como arqueólogo, librero, editor y carpintero. Y en sus ratos libres escribe. Ha publicado varias novelas y escrito muchos artículos, relatos y ensayos sobre historia y naturaleza. Además, interviene en talleres de lectura y escritura y da conferencias sobre historia y literatura. Entre sus títulos más conocidos están Ladrones de tinta y su última novela es Su peor enemigo. En esta entrevista nos habla de su trayectoria y le agradezco mucho el tiempo y la amabilidad dedicados.
Alfonso Mateo-Sagasta — Entrevista
- ACTUALIDAD LITERATURA: Tu última novela se titula Su peor enemigo. ¿Qué nos cuentas en ella?
ALFONSO MATEO-SAGASTA: Su peor enemigo es una reelaboración de una novelita que escribí por encargo en el año 2010 para la enseñanza de español y que se titulaba El poeta cautivo. La historia me gustaba mucho y, cuando recuperé los derechos, decidí darle otra vuelta introduciendo un vocabulario más preciso, algún capítulo más que redondeara la historia y cierta dosis de ironía. Tales cambios, y el hecho de que no hubiera circulado más que en el mercado de la enseñanza de idiomas, me animaron a cambiar el título como si se tratara de una obra nueva, al menos así la veo yo. Aunque lo que de verdad le da categoría al libro son las maravillosas ilustraciones de María Espejo, dibujos en silueta, o en sombra, que captan maravillosamente el espíritu y el ambiente de la época.
El tema es cervantino, y podría definirse como una precuela de mi novela Ladrones de tinta, primera de la serie de Isidoro Montemayor (las otras son El gabinete de las maravillas y El reino de los hombres sin amor). Trata de la llegada a Madrid en 1605 de Jerónimo de Pasamonte, un viejo soldado que acude a la villa en busca de editor para sus memorias y que en un bodegón escucha un capítulo del Quijote, el nuevo libro de moda, donde se habla de él en forma despectiva. A partir de ahí, sus aventuras y desventuras sirven de guía para sumergirnos en el Madrid de los Austrias, sus grandezas y sus miserias, y en el siempre sorprendente mundo de la literatura del Siglo de Oro y sus misterios.
- AL: ¿Puedes recordar alguna de tus primeras lecturas? ¿Y la primera historia que escribiste?
AMS: De chaval me gustaban mucho los libros de Salgari. Mi personaje favorito era Yáñez de Gomera, el portugués compañero y amigo de Sandokan, pero guardo con especial emoción mi primera lectura de la trilogía de P. C. Wren: Beau Geste, Beau Sabreur y Beau ideal. Curiosamente, creo que aquellas novelas me despertaron el interés por el mundo árabe, de ahí que estudiara Historia Medieval y que luego mi primera novela transcurriera en el siglo X, en pleno auge califal en la Península ibérica. Su título es El olor de las especias.
- AL: ¿Un escritor de cabecera? Puedes escoger más de uno y de todas las épocas.
AMS: No tengo escritor de cabecera, y admiro a tantos que sería inútil intentar enumerarlos. Aunque es cierto que Cervantes es al que más he leído y sobre el que más he trabajado.
- AL: ¿Qué personaje de un libro te hubiera gustado conocer y crear?
AMS: Antonio José Bolívar Proaño, protagonista de Un viejo que leía novelas de amor, de Luis Sepúlveda.
- AL: ¿Alguna manía o costumbre especial a la hora de escribir o leer?
AMS: No, la verdad es que no tengo manías más allá de disponer de un ordenador, papel y pluma. Leo en cualquier parte, y para escribir prefiero mi despacho, aunque luego corrijo también en cualquier lugar.
- AL: ¿Y tu sitio y momento preferido para hacerlo?
AMS: Me impongo una especie de horario de oficina, mañana y tarde, entre escritura y lectura. A veces las cosas salen mejor por las mañanas, pero no siempre.
Panorama y actualidad
- AL: Cultivas la novela histórica principalmente. ¿Hay otros géneros que te gusten?
AMS: Me gusta pensar que intento hacer literatura en general, aunque es cierto que la mayoría de mis historias transcurren en otras épocas. Contar con un ambiente exótico, y cuando digo exótico me refiero a diferente del que el lector conoce, es una buena herramienta para cultivar la ficción, pero el espíritu de la novela está en los personajes, no en el marco en el que se desarrollan sus vidas. En cualquier caso, me gusta variar.
De hecho, he publicado una novela de ciencia ficción (Las caras del tigre), un ensayo de naturaleza (Tratando de tiburones con Karlos Simón) y un cuento infantil (Mangata) con ilustraciones de Emilia Fernández de Navarrete, aparte, claro está, de un relato sobre ontología de la historia, como La oposición, y un ensayo narrativo, Nación. En este último describo en escenas la caída de la Monarquía Católica desde 1808 y el nacimiento de España en 1837. Para mí la Historia, con mayúscula, es un género literario muy especial.
- AL: ¿Qué estás leyendo ahora? ¿Y escribiendo?
AMS: He estado revisando la edición americana de Nación, editada por el Fondo de cultura Económica, que presento en octubre en México (la española es de Reino de Cordelia). En cuanto a lectura, acabo de leer un libro interesantísimo de Anselmo Suárez y Romero que se titula Francisco, el ingenio o las delicias del campo, una novela estremecedora sobre la esclavitud en Cuba escrita en 1839, de la que no había tenido noticia cuando escribí Mala hoja.
- AL: ¿Cómo crees que está el panorama editorial en general?
AMS: Supongo que bien, a juzgar por todo lo que se edita, lástima que no haya lectores para tanto libro. Lo que está mal, y siempre lo ha estado, es la política sobre promoción de la lectura, y en general cultural y educativa. Por desgracia en España se lee muy poco.
- AL: ¿Qué tal estás llevando el momento actual que vivimos?
AMS: Si te refieres a políticamente, con mucho interés y curiosidad; socialmente, con esperanza; en lo personal, con tranquilidad y literariamente, con ilusión. En fin, que ya veremos.
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