Ramón del Valle-Inclán, biografía y obras

Ramón del Valle-Inclán.

Ramón del Valle-Inclán.

Ramón José Simón Valle y Peña fue un prolífico dramaturgo, poeta y novelista español. Es considerado una de las figuras neurálgicas de la literatura española del siglo XX, formó parte de una corriente denominada Modernismo y es uno de los autores más representativos de la Generación del 98. Durante varios períodos de su vida también trabajó como periodista, cuentista y ensayista.

En realidad, su formación universitaria fue en derecho —carrera con la cual nunca se sintió completamente a gusto—. En consecuencia, abandonó los estudios justo después de la muerte de su padre a principios de 1890. Sería el punto de partida de una existencia bohemia, centrada en la literatura y llena viajes que incluyeron numerosas anécdotas como una visita al frente francés durante la Gran Guerra o la pérdida de un brazo en una pelea.

Biografía

La biografía de Valle-Inclán es digna de hacer una película.

Nacimiento, infancia y adolescencia

Su nombre completo, Ramón José Simón Valle y Peña, solo aparece en el acta de bautizo. Nació en el seno de una familia hidalga el 28 de octubre de 1866, en Villanueva de Arosa (Provincia de Pontevedra). Fue el segundo hijo del segundo matrimonio de Ramón del Valle Bermúdez con Dolores de la Peña y Montenegro, ambos herederos de diversas propiedades que se fueron viniendo a menos debido al despilfarro del padre.

El pequeño Ramón fue asignado a la tutela de Carlos Pérez Noal, el clérigo de la Puebla del Deán. En 1877 ingresó como alumno libre en el Instituto de Santiago de Compostela, allí estudió bachillerato hasta los 19 años sin demostrar mucho interés. Sin embargo, durante esa época fue muy relevante la influencia de Jesús Muruáis para su posterior formación literaria.

Juventud, influencias y estudios

En septiembre de 1885 —a imposición de su padre— comenzó sus estudios de derecho en la Universidad de Santiago junto con su hermano Carlos. En Compostela su apatía por los estudios fue muy evidente, no así por otros hábitos ociosos como los juegos de azar y los encuentros de tertulias donde cultivó amistades con prometedores intelectuales gallegos, entre ellos Vázquez de Mella, Enrique Labarta, González Besada y Camilo Bargiela.

Pasión por el idioma italiano y la esgrima

Igualmente, aprendió esgrima e italiano gracias a su estrecha relación con el florentino Attilio Pontarani. En 1877 fue exento del servicio militar. Un año después se inscribió en la Escuela de Artes y Oficios dentro del curso de Dibujo y Adorno de Figura, convirtiéndose en uno de los estudiantes más populares.

Primeros escritos

En esa época publicó sus primeros escritos en la revista Café con gotas de Santiago de Compostela y comenzó a implicarse de forma más activa en el periodismo de la región. La visita de un consagrado José Zorrilla a la Universidad de Santiago deja en el joven Ramón “el gusanillo” de la vocación literaria más vigente que nunca… solo era cuestión de tiempo. En 1890 muere su padre y quedó libre de obligaciones familiares.

Regreso a Pontevedra y traslado a Madrid

Tras cinco años de escuetos estudios inconclusos, regresó a Pontevedra antes de emplazarse durante dos años en Madrid (con un breve paso por Italia). En la capital española se va haciendo conocido entre las tertulias de los numerosos cafés de la Puerta del Sol debido a su arrolladora personalidad e ingenio.

En ese momento aún no se ha forjado una sólida reputación como escritor. Con mucho esfuerzo logra participar en algunas colaboraciones periodísticas hacia finales de 1891 para diarios como El Globo y La Ilustración Ibérica, en las cuales, firma por primera vez bajo el nombre de “Ramón del Valle-Inclán”. Su apellido artístico lo adoptó de Francisco del Valle-Inclán, uno de sus ancestros paternos.

Viaje a México

Pero los ingresos obtenidos no fueron suficientes para procurarse una estabilidad económica duradera. Por esta razón, Valle-Inclán decide viajar a México en busca de nuevas oportunidades. Desembarca en Veracruz el 8 abril de 1892; una semana después se instala en Ciudad de México y comienza a trabajar como traductor de italiano y de francés en periódicos como El Correo Español, El Universal y El veracruzano independiente.

Fue un período de aventuras y crecimiento importante en medio de la opresión y la censura impuesta por el presidente Porfirio Díaz. De su amistad con Sóstenes Rocha obtuvo un panorama muy completo de la política mexicana y se inspiró para muchos de los relatos expuestos posteriormente en Féminas. Valle-Inclán cerró su primera estancia en el país azteca a finales de 1892, cuando zarpó rumbo a Cuba.

Primeras publicaciones

Durante la primavera de 1893, histriónico, barbado y melenudo Valle-Inclán regresó a Pontevedra. Allí, entabló una amistad muy cercana con Jesús Muruáis y con René Ghil. En 1894 publicó su primer libro, Féminas (Seis historias amorosas). A estas alturas, el joven Ramón ya ha asumido por completo su profesión como escritor. Desde ese momento toda su vida giró en torno a la literatura y las artes.

Frase de Ramón del Valle-Inclán.

Frase de Ramón del Valle-Inclán.

Retorno a Madrid y otras publicaciones

En 1895 volvió a Madrid; laboró como funcionario público en el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes. Se hizo famoso en los numerosos cafés madrileños de entonces debido a su acento particular, su capacidad de dominar conversaciones, destruir reputaciones y carácter explosivo, el cual, lo llevó a acaloradas discusiones con personalidades como Pío Baroja o Miguel de Unamuno.

Durante 1897 se lanzó su segundo libro, Epitalamio (Historias de amores), un completo fracaso editorial. El fallo fue tan grande que Valle-Inclán exploró seriamente la opción de cambiar de profesión y convertirse en intérprete. En 1898 y 1899 encarnó papeles de diversa índole en las obras teatrales La comedia de las fieras de Jacinto Benavente y en Los reyes del destierro de Alejandro Sawa, respectivamente.

Encuentro con Rubén Darío y sus penurias de fin de siglo

Durante la primavera de 1899 las dificultades económicas eran patentes, incluso, llegó a pasar hambre. Aun así, Valle-Inclán no dejaba de ser polémico en algunas opiniones (a favor de la independencia de Cuba, por ejemplo). Para sobrevivir necesitó apoyarse en sus amistades más cercanas, siendo Rubén Darío uno de sus más incondicionales.

En verano de ese año se produjo un incidente importante en el Café de la Montaña, donde resultó herido en la cabeza y en el brazo tras una discusión con el escritor Manuel Bueno. Ramón desatendió la lesión, en consecuencia, devino en una gangrena muy agresiva y en la amputación de su extremidad izquierda.

De vez en cuando realizaba traducciones y adaptaciones para el Estado Español (La cara de Dios de Arniches, por ejemplo) para ganar algo de dinero. En 1901 se disparó accidentalmente en el pie durante un viaje a La Mancha. Convaleciente, se inspiró para crear Sonata de Otoño, publicada en 1902 como la apertura de las Memorias del Marqués de Bradomín, en el semanario Los Lunes del Imparcial.

Madurez y matrimonio

Desde entonces adoptó hasta el final de sus días una estrategia editorial basada en adelantos en folletines de prensa antes de lanzar sus libros. En los años sucesivos publicó Sonata de estío (1903), Sonata de primavera (1904) y Sonata de invierno (1905), esta última dedicada a su futura esposa, la actriz Josefa María Ángela Blanco Tejerina. En esa época ya era reconocido como un representante destacado del Modernismo español.

El Marqués de Bradomín fue finalmente estrenada en el Teatro de la Princesa (1906), despertando gran admiración entre el público y la prensa. En 1907 presentó en Barcelona su primera comedia bárbara, Águilas de Blasón. También lanzó varios libros: Aromas de leyenda, Versos en loor de un santo ermitaño, El Marqués de Bradomín – Coloquios románticos y Romance de Lobos.

Se casó con Josefa Blanco en agosto de 1907, con ella tuvo seis hijos: María de la Concepción (1907), Joaquín María (1919 – fallecido a los pocos meses de nacer), Carlos Luis Baltasar (1917), María de la Encarnación Beatriz Baltasara (1919), Jaime Baltasar Clemente (1922) y Ana María Antonia Baltasara (1924). Si bien la pareja trató de instalarse en Galicia, pasaron la mayor parte de los siguientes quince años en Madrid.

Ramón y su esposa iniciaron en 1910 una gira hispanoamericana de seis meses con la compañía de teatro de Francisco Ortega García a través de Argentina, Chile, Bolivia, Paraguay y Uruguay. Asimismo, Valle-Inclán continuó lanzando obras de teatro en España, tales como Voces de gesta (1911), La marquesa Rosalinda. Farsa sentimental y grotesca (1913) y Lámpara maravillosa. Ejercicios espirituales (1915, primer volumen de Opera Omnia).

Participación en la I Guerra Mundial

La muerte en Nicaragua durante 1916 de su gran amigo Rubén Darío afectó mucho a Valle-Inclán. Ese mismo año la Gran Guerra presentaba uno de sus puntos más álgidos. Aunque las opiniones en Madrid estaban divididas, Valle-Inclán dejó clara su posición en su <<Manifiesto de adhesión a las naciones aliadas>>. Por dicho texto el gobierno de Francia lo invitó a visitar los frentes bélicos de Alsacia, Flandes, Vosgos y Verdún.

Igualmente, entre el 27 de abril y el 28 de junio de 1916 Ramón Valle-Inclán ejerció como corresponsal de guerra para El Imparcial, en donde publicó las series de escritos Visión estelar de medianoche (octubre – diciembre de 2016) y En la luz del día (enero – febrero de 1917). Adicionalmente, ostentó el cargo de profesor de Estética de Bellas Artes en la Escuela Especial de Pintura y Grabado de Madrid a partir del año 1916.

El “esperpento”, problemas de salud y segundo viaje a México

En 1919 lanzó su segundo libro poético, La pipa de kif y La tragicomedia de la aldea (folletín del diario El Sol). Durante 1920 Ramón presentó su tercer texto de poesías, El pasajero, Divinas palabras y Luces de bohemia, el primer “esperpento” publicado entre julio y octubre (serie de trece folletos) en la revista España. El segundo esperpento, Los cuernos de Don Frijolera, apareció en La Pluma entre abril y agosto de 1921.

De acuerdo con Javier Serrano de la Universidad de Santiago, “El esperpento marca el momento más significativo de la creación artística de Valle-Inclán, y supone el más complejo y acertado paso de la literatura española en la labor europea de renovación literaria del siglo XX. El esperpento se configura como un intrincado sistema de interpretación de la realidad, que está ficcionalizada de manera oficial, con el objeto de desmontar la falsa imagen que se tiene de la propia existencia…”.

Frase de Ramón del Valle-Inclán.

Frase de Ramón del Valle-Inclán.

El propio Valle-Inclán definió que su principal motivación al crear el esperpento fue “Buscar el lado cómico en lo trágico de la vida”. Probablemente, su delicado estado de salud tuvo mucha influencia en la esencia de esta creación literaria, pues necesitó una intervención quirúrgica para extraerle un tumor en la vejiga (será un padecimiento que lo acompañará hasta su muerte).

A principios del verano de 1921 Ramón Valle-Inclán viajó a México, invitado por el presidente Álvaro Obregón, a razón de la celebración del centenario de la independencia. Luego de una agenda cargada de actividades culturales, permaneció dos semanas en La Habana y otras dos en Nueva York, antes de volver a tierras gallegas en diciembre de 1922.

Divorcio, bancarrota y últimas obras

A partir de 1923, Valle-Inclán recibió múltiples homenajes en diversos medios impresos de España y América Latina. En ese tiempo comenzó a escribir dos de sus obras maestras: Tirano Banderas (edición completada en 1926) y las series de Ruedo Ibérico (1926-1931). En 1928 firmó un suntuoso contrato con la Compañía Iberoamericana de Publicaciones (CIAP), el cual le otorgó cierta comodidad económica de forma temporal.

Pero la CIAP quebró en 1931. Valle-Inclán quedó prácticamente en la calle, casi en situación de indigencia. En última instancia aceptó trabajar como conservador general del Tesoro Artístico Nacional (con funciones limitadas). Para colmo de males, a finales de ese año prosperó una demanda de divorcio interpuesta por Josefina Blanco (ella solo se quedó con la hija menor, Ramón mantuvo la custodia de los otros tres).

A principios de 1933 debió ser operado nuevamente en Madrid. Unos meses después comenzó a trabajar como director de la Academia de Bellas Artes en Roma, aunque se desalentó rápidamente debido al deteriorado estado del edificio de la institución aunado al montón de trámites burocráticos necesarios para cambiar la situación.

En 1935 sus problemas en la vejiga se agravaron. Por ende, decidió volver a Galicia para realizarse tratamiento, así como rodearse de admiradores, familiares y amigos. Intentó volver a escribir (tenía dos años sin producir nada nuevo), pero ya se encontraba muy debilitado. Ramón Valle-Inclán falleció el 5 de enero de 1936, dejó un enorme legado que lo hizo merecedor de los innumerables homenajes realizados hasta el presente.



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