Resumen de El Árbol de la Ciencia
Sintetizar una novela como El Árbol de la ciencia de Pío Baroja no es precisamente una tarea sencilla. Es más, el editorial (11 de junio de 2019) del sitio web espaciolibros.com califica de “sacrilegio literario” hacer su resumen completo. En consonancia, José Carlos Saranda afirma: “un resumen nunca podrá sustituir la lectura reposada de la obra y menos de El Árbol de la ciencia”.
En su sitio web (2015), Saranda reafirma la vigencia de los postulados del autor —a pesar del tiempo transcurrido— en el contexto de la sociedad actual. El libro revela segmentos autobiográficos de Pío Baroja, uno de los emblemas de la Generación del 98. Sus letras reflejan las circunstancias difíciles vividas en España a principios del siglo XX.
Síntesis biográfica del autor, Pío Baroja
Pío Baroja y Nessi nació en San Sebastián (España), el 28 de diciembre de 1872. Su padre fue Serafín Baroja, un ingeniero de minas; su madre, Andrea Nessi (de ascendencia italiana de la región de la Lombardía). Pío fue el tercero de tres hermanos: Darío (1869 – 1894), Ricardo (1870 – 1953); y una hermana, Carmen (1884 – 1949). Aunque egresó como doctor en medicina de la Universidad Central, abandonó la práctica en detrimento de la escritura.
No obstante, muchas de esas vivencias como médico (y algunas de las residencias en donde habitó), Baroja las describió en El árbol de la ciencia. Debido a su conservadurismo, es considerado uno de los estandartes de la llamada Generación del 98. A lo largo de su vida elaboró nueve trilogías narrativas, dos tetralogías, siete obras de teatro más un sinnúmero de trabajos periodísticos y ensayos. Murió en Madrid, el 30 de octubre de 1956.
Rasgos distintivos de la Generación del 98 (noventayochismo)
Como representante emblemático de la Generación del 98, Pío Baroja refleja en sus obras casi todas las características típicas de este movimiento artístico. Probablemente, El árbol de la ciencia es la novela del noventayochismo con más rasgos asociados a las descripciones y reivindicaciones sociales de la época.
Entre ellos, una percepción pesimista de la vida, la descripción de familias disfuncionales o la misoginia exacerbada de algunos personajes. Asimismo, las obras de la Generación del 98 coincidieron en:
- La exploración de problemas existenciales.
- El hastío y el aburrimiento.
- La profundización de ansiedades cotidianas.
- La nostalgia por un pasado idealizado.
- El dilema de un futuro incierto.
- El abordaje de temas universales como la dignidad humana y los derechos de las personas.
Sinopsis de El árbol de la ciencia
Fue publicada durante el año 1911 como parte de la trilogía La raza. La novela se encuentra estructurada en dos grandes secciones (I-III y V-VII), las cuales, acaecen en varios enclaves españoles entre 1887 y 1898. Estas partes se encuentran separadas por un interludio en forma de una larga charla filosófica entre el protagonista, Andrés Hurtado, y el doctor Iturrioz (su tío).
Dicha conversación da origen al título del libro debido a la explicación sobre la creación de los dos árboles más importantes del Edén. Se trata del árbol de la vida y el árbol de la ciencia, éste último prohibido a Adán por mandato divino. Bajo este argumento, Baroja desarrolla temas íntimamente ligados a los sentimientos de angustia, desconsuelo, tedio, filosofía y la crisis de finales del siglo XIX.
Inicio
La novela arranca con numerosas referencias reales de la vida de Baroja. Por lo tanto, la carrera de medicina de Andrés Hurtado es casi un relato autobiográfico. Desde el segundo acto de la primera parte (los estudiantes), el autor describe una radiografía bastante inhumana de la colectividad madrileña. De igual forma, el cuadro de la familia del protagonista esclarece el origen de su psique desmoralizada e insegura.
A medida que avanza la narración, se va acentuando el aislamiento de un protagonista desorientado en medio de una sociedad frívola y superficial. A través de Hurtado, Baroja plasma su desprecio hacia el materialismo imperante en la capital española durante aquellos tiempos. El autor también detallas las presiones innecesarias sufridas por el joven estudiante causadas por las expectativas de los demás (especialmente, las de su padre).
Miedos acentuados
Las ideas neuróticas de Andrés se vuelven más frecuentes. Los miedos —justificados o no— están a la orden del día, y, al parecer, las clases prácticas de medicina agravan su psicosis. Con cada asignatura nueva, Hurtado confirma su mayor predilección hacia los textos filosóficos en lugar de los libros propios de su carrera médica. Por ello, percibe su carrera como un camino forzado que debe terminar lo antes posible.
Salvo con las matemáticas (aplicadas a materias como la biología, por ejemplo), el protagonista encuentra poca motivación para estudiar. Únicamente el tío Iturrioz parece irradiar algo de luz en la existencia desganada del protagonista. No obstante, Hurtado forja una sólida amistad con Montaner, un compañero de estudio otrora prejuzgado con animadversión.
Empatía, reflexión e hipocresía
Los padecimientos físicos y/o emocionales de distintas personas del entorno de Hurtado producen en él una inquietud incesante. Entre ellos, Luisito, un paciente por el cual siente un cariño “casi patológico”, y Lamela “el rezagado”. Las circunstancias de ambos personajes originan dudas en torno a la verdadera utilidad de la medicina. Solamente, los contactos con Margarita (una colega) aportaban algo de esperanza a la vida de Andrés.
Adicionalmente, el paso del protagonista por el Hospital San Juan de Dios no fue precisamente alentador, todo lo contrario… A pesar de todo, Hurtado es aprobado para ejercer como alumno interno junto con su compañero Julio Aracil. Pero la experiencia resultó en choques constantes con las autoridades del centro hospitalario a causa de sus inmoralidades y falsedad.
Las mujeres de la época
Baroja inicia la segunda parte narrando la transformación de la estimación que siente Julio por Andrés, hacia una envidia corrosiva. Sin embargo, gracias a Aracil se produce el encuentro entre Hurtado y Lulú. Se trata de una chica poco convencional, cuyo comportamiento díscolo e intencionadamente ordinario, intriga un poco a Andrés.
Mientras tanto, el autor emplea estos pasajes para evidenciar su aborrecimiento hacia aquellos hombres que tratan a las mujeres como objetos, a su conveniencia. Del mismo modo, en el relato de la “Historia de la Venancia” Baroja explaya todas las desigualdades e injusticias sociales de la época. Las cuales, son aceptadas con resignación —más bien conformismo— por los habitantes de Madrid, especialmente por los mayores.
La campiña
A medida que Andrés se siente más incomprendido por sus compañeros de profesión (desinteresados por temas filosóficos), se acerca más a su tío Iturrioz. Con él, sostiene largas conversaciones existenciales y filosóficas. En medio de los diálogos, Baroja aprovecha para discernir en torno a los pensamientos de —sus admirados— Kant y Schopenhauer.
Tras graduarse, el protagonista se traslada a la campiña de Guadalajara para trabajar como médico rural. Allí, se sumerge en el desgano por su profesión y tiene discusiones constantes con otro doctor y con los pacientes. El motivo principal de las rencillas casi siempre son las costumbres anticuadas (y peligrosas en muchos casos) de los campesinos.
Vuelta a Madrid
Después de la muerte de su hermano (otro suceso autobiográfico del escritor), Andrés decide volver a Madrid. Pero en la capital le cuesta encontrar trabajo. En consecuencia, intenta en vano encontrar el propósito de su profesión atendiendo prostitutas y personas muy pobres, lo cual, corroe aún más su fe en las personas. Su único espacio de consuelo son sus conversaciones en la tienda con Lulú.
Felicidad temporal
Gracias a la intermediación de su tío, Andrés comienza a trabajar como traductor y revisor de investigaciones médicas. Pese a que esta ocupación no le satisface tanto como lo haría un oficio más intelectual, logra disfrutarla muchísimo. Comienza así un período de tranquilidad que dura algo más de un año. Además, Hurtado finalmente se enamora de Lulú (ella sintió atracción por él desde el primer día).
Luego de discutir el asunto con su tío, Hurtado decide pedir la mano a su amada. Si bien, las dudas nunca abandonan al protagonista porque es reacio a tener hijos. De todas maneras, Lulú lo convence y queda embarazada. La idea de una descendencia vuelve a sumergir a Andrés en una obscura depresión.
El final inevitable
El panorama termina de ensombrecerse cuando el bebé muere poco antes del nacimiento y, al cabo de unos días, fallece Lulú. Por consiguiente, se cumple la resolución marcada desde las primeras líneas de la novela de Baroja: el suicidio de Andrés Hurtado… Consumado el mismo día del entierro de Lulú mediante la ingesta de un montón de pastillas que dieron punto final a tanto sufrimiento.
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