Guillermo Galván: «Es obligación de cada autor buscar su propia voz»

Fotografía. Perfil de Twitter de Guillermo Galván.

Guillermo Galván es escritor y periodista. Nacido en Valencia, y retirado ya del periodismo ejercido durante muchos años en la Cadena SER, se dedica de lleno a la literatura desde 2005. Firma títulos como Llámame Judas o La mirada de Saturno, entre otros, y en 2019 inició la saga protagonizada por el inspector Carlos Lombardi con Tiempo de siega y sacó en primavera La Virgen de los huesos.

Le agradezco mucho su amabilidad y trato, además de su tiempo para esta entrevista donde nos habla de todo un poco. Desde sus primeras lecturas, autores y personajes favoritos hasta cómo ve el panorama social y editorial alrededor.

ENTREVISTA CON GUILLERMO GALVÁN

  • ACTUALIDAD LITERATURA: ¿Recuerdas el primer libro que leíste? ¿Y la primera historia que escribiste?

GUILLERMO GALVÁN: Mi primera lectura digamos seria fue De Glasgow a Charleston, una de las novelas menores de Verne, que se publicó en castellano con el título de Los forzadores del bloqueo. Todavía guardo ese ejemplar como oro en paño, porque lo gané en un concurso a los ocho años; he perdido otros, pero ese, afortunadamente, lo conservo. Como escritor, mis primeros pinitos fueron tebeos, historias infantiles en las que desempeñaba el papel de guionista y dibujante.

En el terreno narrativo, ejercicios de redacción que olvidaba en cuanto tenía ocasión de deshacerme de ellos, porque mi educación académica en el aspecto literario fue más traumática que lúdica. Tuve que llegar a la adolescencia avanzada para encontrarle gusto al hecho de leer y escribir, y en esa época me dio por la dramaturgia, con obras –naturalmente incompletas- que hoy podrían calificarse, con mucha generosidad, de existencialistas o del absurdo. No queda rastro de ellas.

  • AL: ¿Cuál fue el primer libro que te impactó y por qué?

GG: Los más importantes en tu vida son los que recibes en edad juvenil.  Al menos, así fue en mi caso, y en ese sentido no puedo limitarme a una sola obra. Tendría que citar varios de Hesse, Kafka, Baroja, Unamuno o Dostoievski. Por ser de los primeros, quizá El lobo estepario de Hesse. ¿Por qué? Seguramente porque en aquel momento me identificaba con un protagonista desconcertado ante el mundo, y porque me sedujo la forma de contarlo.

  • AL: ¿Un escritor favorito o que te ha influido especialmente en tu obra? Puedes escoger más de uno y de todas las épocas.

GG: Admiro a muchos escritores, aunque intento que no me influyan. Creo que es obligación de cada autor buscar su propia voz, y las influencias –conscientes o no- suelen impostarla. Dicho esto, y dejándome a los clásicos en el tintero: Galdós, Baroja, Marsé, Grandes, Landero, Padura, Dostoievski, Auster, McEwan, Coe…   

  • AL: ¿A qué personaje de un libro te habría gustado conocer y crear?

GG: La respuesta puede ser ambivalente. Conocer significa meterte en la trama de la novela como un personaje más, secundario y discreto, para establecer contacto personal con el personaje principal. Un juego apasionante y muy literario en sí mismo. Viéndolo así, me gustaría charlar con Raskolnikov, el protagonista de Crimen y castigo. Y puestos a crear, sigamos con la ficción: Don Quijote.

  • AL: ¿Alguna manía a la hora de escribir o leer?

GG: La tranquilidad, dentro de lo posible. Como lector tengo más capacidad de abstracción y puedo hacerlo con cierto barullo de fondo. Más maniático, si se puede llamar así, soy con la escritura. Para empezar, necesito al menos un par horas por delante sin interrupciones, si es que estoy metido de lleno en el proceso de redacción o enfrascado en la documentación. Para tomar notas cualquier momento y situación son buenos, y a veces esas notas son tan decisivas como lo que ya tengo escrito en mis horas más tranquilas.

  • AL: ¿Y tu sitio y momento preferido para hacerlo?

GG: En mi «ratonera», que es como llamo a la habitación donde escribo, me siento a mis anchas, aunque puedo hacerlo en cualquier lugar que reúna las condiciones antedichas. Tradicionalmente he sido noctámbulo, y en esas horas avanzadas de la noche han nacido la mayoría de mis novelas. Con la edad, y especialmente con mi jubilación como periodista, he tomado gusto a las mañanas. De modo que podríamos decir que cualquier hora es buena para trabajar si tienes voluntad de hacerlo.

  • AL: ¿Tus géneros favoritos?        

GG: Me gusta la buena literatura, al margen de géneros. Dentro de estos, novela negra e histórica, aunque no desdeño la buena fantasía o ciencia-ficción. Como meticuloso de la documentación, leo también ensayo, especialmente histórico-académico.

  • AL: ¿Qué estás leyendo ahora? ¿Y escribiendo?

GG: Acabo de terminar Recuerdos de vida, la autobiografía de Juan Eduardo Zúñiga, aunque mi lectura de fondo desde el confinamiento son los Episodios Nacionales de Galdós; había leído varios, los más notables, pero leerlos en orden de principio a fin te ofrece coherencia narrativa y es un reto que está resultando una delicia. En cuanto a escribir, llevo ya avanzada la cuarta entrega de la saga de Carlos Lombardi, que espero terminar a finales de año o primeros del próximo.

  • AL: ¿Cómo crees que está el panorama editorial para tantos autores como hay o quieren publicar?

GG: Difícil, si se intenta por la vía tradicional, tanto por el número de escritores como por la situación o intereses del sector editorial. Sin embargo, cada vez se ofrecen más posibilidades de autoedición a través de ciertas plataformas, plataformas que, paradójicamente, compiten con mucha ventaja con las librerías hasta el punto de poner en peligro la supervivencia de estas.

Vivimos momentos de profundo cambio en ese terreno, y los augurios dependen de a quién preguntes. Será un cambio positivo si aumenta el número de lectores que, en definitiva, son quienes sostienen los palos del sombrajo. Y hablo de lectores en masculino porque las lectoras, afortunadamente, parecen crecer día a día.

  • AL: ¿Te está siendo difícil el momento de crisis que estamos viviendo o podrás quedarte con algo positivo en lo personal y para futuras novelas?

GG: Salvo para algunos, que están haciendo su agosto con la pandemia, una crisis de esta envergadura nunca es positiva. Desde el punto de vista personal, por fortuna, no he tenido que sufrir pérdidas, pero en el profesional ha afectado a mi novela La Virgen de los huesos, la segunda de la saga Lombardi, que acababa de salir cuando se decretó el estado de alarma. Un frenazo a su promoción que ahora, a trancas y barrancas, intentamos superar. Mal haría si me lo tomo como agravio del destino, porque este mismo accidente han sufrido muchas otras obras, autores y autoras.

Y las propias editoriales se han visto obligadas a retrasar sus planes en, al menos, un trimestre; algunas, las más modestas, han quedado heridas casi de muerte. Eso por no hablar de otros muchos sectores sociales. Así que, de momento, nada de positivo consigo ver en este año 2020. Probablemente, porque no soy Boccaccio ni Camus.



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