El caballero de Olmedo

Félix Lope de Vega.

Félix Lope de Vega.

El caballero de Olmedo es una obra de teatro que marca un antes y un después dentro de la dramaturgia castellana. Escrita por Lope de Vega entre 1620 y 1625, es considerada como la tragicomedia fundacional. O al menos la primera pieza en la que ambos elementos son mezclados “a conciencia” por un autor.

Asimismo, el texto deja establecidos de manera clara el arquetipo de personajes comunes dentro de las tramas del Siglo de Oro español. En cierta medida, estos rasgos de protagonistas y antagonistas de la narrativa continúan vigentes —con algunas variantes— hasta nuestros días.

El autor

Más allá de haber sido un destacado poeta, la obra dramática de Lope de Vega Carpio le valió su lugar en la historia de la literatura. Nació en Madrid el 25 de noviembre 1562, misma ciudad en la que murió 72 años más tarde, el 27 de agosto de 1653. Junto con Tirso de Molina, fue responsable de dar el impulso definitivo a la comedia de enredos, muy en boga durante el barroco ibérico.

No pasó desapercibido entre sus contemporáneos, al contrario, siempre supo hacerse notar en el contexto de su tiempo. Entretanto, forjó grandes amistades con Francisco de Quevedo y Juan Luis de Alarcón. Aunque tuvo una gran rivalidad con Miguel de Cervantes, entre ambos se mantuvo el respeto. No obstante, sí quedó enemistado de forma irreconciliable con Luis de Góngora.

Una vida llena de enredos

Su propia vida parece un guion dramático: múltiples relaciones amorosas, condenado a permanecer en el destierro por un tiempo, viudo… Las aventuras de Lope de Vega son dignas de muchos de sus personajes. Después de una existencia llena de altibajos y muchas “locuras”, finalmente optó por ordenarse como sacerdote.

Sin embargo, su compromiso con Dios no le impidió continuar con sus comportamientos “cuestionables”. Por ejemplo: enamorarse de Marta de Nevares, una mujer de 25 años y quien desde los 13 ya estaba casada. Claro, la “historia oficial” le reserva el “honor” de que se le considere la última amante del poeta.

El caballero de Olmedo, ¿una obra menor?

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Lope de Vega no le dio mayor trascendencia a esta creación suya. No llegó a ver la versión impresa (la primera edición no saldría hasta después de su muerte). Además, el manuscrito original estuvo extraviado por un tiempo, sin que el dramaturgo se preocupara por ello.

Los críticos de su época tampoco la consideraban digna de mención. De hecho, hasta finales del siglo XIX fue simplemente una obra más dentro del vasto catálogo del autor madrileño. No fue hasta la llegada de los años 1900 cuando esta percepción cambió. La obra fue reivindicada hasta el punto de ascender a la categoría de imprescindible dentro de la historia universal de las artes.

Definición de tragicomedia

Como ya se comentó en las líneas superiores, hasta la llegada de El caballero de Olmedo no existía el concepto de teatro tragicómico. Se representaban dramas, —los cuales, en la mayoría de los casos eran tragedias— o comedias. Por ende, reírse de las desgracias era una idea para la cual ni escritores ni el público estaban preparados.

Por supuesto, Lope de Vega consiguió combinar ambos elementos con éxito. Aunque en general, durante el desarrollo de la trama, cada uno transite por separado, sin producirse realmente una mezcla. A pesar de que el público puede intuir desde el principio un final no muy favorable para el protagonista.

¿Una obra predecible?

Quizá esta sea la razón por la cual tanto la crítica barroca —opinión imperante hasta finales del romanticismo— y el propio autor consideraban a El caballero de Olmedo como una pieza menor. Desde las primeras líneas queda claro que el único destino posible para el personaje protagonista es la muerte.

Adicionalmente, es ineludible la importancia conferida a los finales sorprendentes dentro de la narrativa del Siglo de Oro español. Es más, este aspecto era considerado sensible dentro de las artes escénicas. Y, aparte de los montajes de esta obra (siempre entretenidos), nadie queda especialmente sorprendido con la resolución final.

Los arquetipos

El Caballero de Olmedo gira en torno a tres personajes perfectamente definidos:

  • El protagonista es Don Alonso, un noble caballero, valiente y honrado; ejemplo de todas las cualidades esperadas de un hidalgo.
  • Doña Inés, encarna el interés amoroso. Una dama con clase, leal y respetuosa de la autoridad (representada por su padre, Don Rodrigo).
  • Don Rodrigo, es el antagonista de la historia, deshonesto y traicionero.

Personajes secundarios

Al trío de protagonistas le acompañan otros personajes, los cuales, también responden a arquetipos cerrados. Entre ellos: Tello, el sirviente de don Alonso, es el bufón de la historia. Por consiguiente, sus diálogos y sus acciones son responsables de conseguir la risa entre la audiencia.

Al lado del arlequín se ubica Fabia, la alcahueta que facilita el romance. Si bien algunas de sus líneas resultan cómicas, su condición de hechicera termina por convertirla en un carácter oscuro y diabólico.

Del lado del antagonista, Mendo, el sirviente de don Rodrigo, es la síntesis de las implicaciones de trabajar al lado de una mala persona. A tal punto, que es el responsable directo de causar la muerte del personaje principal.

El lenguaje

Fuera de los arquetipos arriba descritos, una de las novedades de El caballero de Olmedo es la ausencia de diferencias entre los personajes. Es decir, en esta obra de Lope de Vega no se siguió el patrón predominante durante este periodo histórico. En donde “nobles y plebeyos” se representaban de forma claramente diferenciada.

Frase de Félix Lope de Vega.

Frase de Félix Lope de Vega.

Lo verdaderamente determinante es el papel representado por unos y otros dentro del desarrollo de la trama. Las únicas diferencias palpables estriban en las formas de hablar. Con la obra escrita en su totalidad en versos octosílabos y rima consonante, la pareja protagónica recurre constantemente a figuras retóricas como metáforas y anáforas.

Los bufones

Tello y Fabia, representantes de las “clases bajas”, hablan de forma plana y simple. Esta forma de expresarse acentúa todavía más su rol de “bufones” dentro del relato. De esta manera, Lope de Vega demostró la poca importancia que le concede al lenguaje refinado en El caballero de Olmedo.

¿Función moralizante?

Aun durante el siglo XVII, el arte ibérico estaba obligado a cumplir con cierta función moralizante. Por ello, Lope de Vega, más allá de su vida llena de enredos y contradicciones, no podía escapar a esta exigencia. El caballero de Olmedo no es la excepción, a pesar de notarse algunos matices

Pues, la tragedia se cobra la vida del protagonista (sin realmente merecerlo), quienes obran mal terminan por recibir su castigo. Del mismo modo, aquellos que recurren a la magia para tratar de alcanzar sus metas, pagan un precio bastante elevado por la osadía.



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