La dama de las camelias
La dama de las camelias es la pieza más conocida dentro del catálogo de Alexandre Dumas hijo. Se trata de una novela rosa en toda la extensión del término, retrato de un amor imposible condenado a un trágico final. De entrada, el propio autor se encarga de aclarar el destino de la protagonista —su enamorada y su mártir— devorada lenta y dolorosamente hasta la muerte por la tuberculosis.
Igualmente, a esta obra pieza se le considera como la gran bisagra entre el realismo y el romanticismo literario. Pues, la crueldad en algunos de sus pasajes cuando el relato hurga en las desgracias de sus personajes, prescinde de todo lenguaje edulcorado. Por lo tanto, es una obra precisa, concreta, despiadada con sus protagonistas y con la sociedad a la cual retrata: la Francia del siglo XIX.
El autor
Desde su nombre, Alexandre Dumas hijo, siempre llevó a cuesta el ser “hijo de su padre”. Él fue el hijo natural del celebrado autor de Los tres mosqueteros con una modesta costurera parisina. Para más incordio, fue reconocido tardíamente por su progenitor, quien a la postre y valiéndose de las leyes vigentes, terminó por apartar de su madre.
Por consiguiente, la relación entre padre e hijo pasó por múltiples momentos de tensión. De hecho, el autor de La dama de las camelias afirmó: “de pequeño, había tenido un hijo (su padre) a quien tenía que vigilar y educar”. Porque éste último fue un personaje con una vida turbulenta, llena de múltiples amoríos, propia del prestigio y del estatus de estrella que disfrutaba.
Dumas, el moralista
La incómoda realidad a la cual debió enfrentarse el “segundo” de los Alexandre se nota en su obra. Si bien siguió la senda artística del padre, lo haría con un estilo narrativo completamente distinto, especialmente, en la selección de los temas a tratar. En comparación, las historias del hijo se alejan indiscutiblemente de la grandilocuencia paternal para explorar cuestiones más mundanas y cotidianas.
Es decir, para Dumas hijo no hay grandes héroes, pero sí muchos derrotados. Sus protagonistas de “carne y hueso” viven en “el mundo real”. En concordancia, sufren o disfrutan según su estatus social o su lugar en la cadena alimenticia. Adicionalmente, un rasgo constante: sus personajes (casi sin excepciones) están llenos de prejuicios que no les permiten trascender.
El hijo natural
Uno de los trabajos más celebrados de toda la obra de Dumas hijo es El hijo natural. Basándose en su propio caso, el autor sostiene que todo padre capaz de engendrar un niño fuera de su matrimonio, está en la obligación de darle el apellido a la criatura y resarcir a la madre, casándose con ella.
El estigma de ser un “bastardo” persiguió al escritor durante su juventud. A pesar de la excelente educación procurada por su padre, sufrió en carne propia el acoso que actualmente se denomina “bullying”. Aparte de su condición de “ilegítimo”, también era señalado a causa de la herencia genética de su abuelo paterno (no era blanco, sino mulato).
Un autor con nombre propio
Pese a todos los estigmas, Alexandre Dumas hijo alcanzó a construir su propia senda. Lo cual conlleva un mérito enorme, esencialmente si se considera su nombre homónimo con su padre. Es más, su obra literaria es reconocida desde su tiempo como fundamental dentro de las letras de la nación gala. Tanto que le fue conferido el honor de formar parte de la Academia Francesa.
Por supuesto, tuvo sus detractores. Víctor Hugo, quien primero debió hacer frente a la fama del padre, fue uno de los más activos. Asimismo, la iglesia católica —cuyo poder todavía era importante en esa época en Francia— incluyó en 1963 a La dama de las camelias y todas sus novelas románticas en el Índice de Libros Prohibidos.
La dama de las camelias: una historia de la vida real
Puedes comprar el libro aquí: La dama de las camelias
La vida de Dumas hijo no estuvo exenta de sobresaltos amorosos (no tantos como los del padre). Aunque, el propio autor, una vez superada su etapa de “inmadurez”, llegó a expresar vergüenza sobre varios acontecimientos de su juventud. Uno de esos capítulos quedó retratado en La dama de las camelias.
Esta novela, publicada originalmente en 1848, narra la historia de un joven aristócrata —en la ficción no dispone de fortuna— que se enamora de una cortesana. A tal punto, que planifica irse a vivir con ella, pese a la oposición de su padre y a los prejuicios de la sociedad.
Las apariencias por encima de todo
Margarita Gautier, la protagonista, lleva un estilo de vida que no se puede pagar. Pero al cual tampoco quiere renunciar. Esto la lleva a acumular innumerables deudas… poco a poco, junto a su enfermedad, se la irán consumiendo hasta dejarla seca.
Margarita se enamora de Armando Duval, un joven abogado obsesionado con la cortesana, quien hace todo lo posible para quedarse con ella. Y lo logra. Sin embargo, la presión de su padre (en secreto chantajea a la amada de su hijo) termina por imponerse.
Prostitución, celos, venganza
Dumas hijo retrata sin disimulo la doble moral de la sociedad parisina. En donde, si un conde o un duque mantienen a una cortesana, no hay problemas. En cambio, si esta dama decide renunciar a todo para escaparse con el hombre que ama, no se lo permiten. Igualmente ocurre a la inversa: si un aristócrata decide mantener a una prostituta, está bien.
En contraparte, si el noble se enamora y decide establecerse en matrimonio con ella, se le cataloga de loco. Entonces, el autor toma este cóctel de prejuicios y los revisa en combinación con los celos y los deseos de venganza. A la postre, son sentimientos que conducen a mayores desgracias.
Directo y rudo, sin adornos
La dama de las camelias es una obra de líneas duras y directas. En el texto, las figuras literarias (las metáforas, por ejemplo) son prácticamente inexistentes. Del mismo modo no aparecen descripciones suntuosas o repletas de detalles pensadas para el deleite de los lectores.
Esta simpleza del lenguaje conlleva a un estilo narrativo en donde la historia transcurre por bloques, como pequeñas diapositivas de cómics. Adicionalmente, la ausencia de adornos conduce a explicar sin dilaciones cómo los protagonistas terminaron presos en las desgracias.
Una obra trascendental
La vigencia de este libro se ha mantenido hasta la actualidad, incluso, ha sido adaptado en innumerables ocasiones al teatro y al cine. Una de las representaciones más célebres es la realizada por el italiano Giuseppe Verdi. Quien, a partir de La dama de las camelias, compuso La traviata.
from Actualidad Literatura https://ift.tt/3jqxlB6
via IFTTT Juan Ortiz
Comentarios
Publicar un comentario