Fábulas

Qué son las fábulas

Las fábulas siempre se relacionan con los cuentos para los niños. Pero lo cierto es que estas no están enfocadas solo a ellos. También el público adulto puede encontrar libros de fábulas enfocados en ellos.

Y es que supone un recurso literario bastante efectivo para hacer que los lectores piensen, reflexionen y finalmente saquen conclusiones. Pero, ¿qué son las fábulas? ¿Cuáles son sus características? ¿Existen distintos tipos? Todo esto y mucho más es lo que hoy vamos a tratar.

Qué son las fábulas

Según la RAE (Real Academia Española), las fábulas son breves relatos ficticios, en prosa o verso, con intención didáctica o crítica frecuentemente manifestada en una moraleja final, y en los que pueden intervenir personas, animales y otros seres animados o inanimados. En este caso, y siguiendo la definición, podemos encontrarnos con asuntos mitológicos, de ficción, relaciones falsas, etc.

En otras palabras, hablamos de un cuento o relato breve que cuenta una historia con personajes que llegan a un final donde se aprende de él, es decir, hay una conclusión sobre lo que ha ocurrido en lo que se ha leído, escuchado o escenificado.

El origen

El origen a ciencia cierta de este recurso literario no se conoce. Sin embargo, sí que se conservan unas tablillas de arcilla de la época de Mesopotamia donde hay referencias a las fábulas. Concretamente, estas tablillas contienen la historia de zorros astutos, elefantes presuntuosos y perros con muy mala suerte. Debido a que pertenecían a bibliotecas escolares, se piensa que estas eran utilizadas para enseñar a los más pequeños.

Ya en la antigüedad griega, se conoce que la primera fábula fue «La fábula del ruiseñor». Esta la contó Hesíodo en el siglo VII a.C con el objetivo de que reflexionaran sobre la justicia. Otros que utilizaron este recurso, aunque realmente no se les atribuyen como «fábulas» fueron Homero, Sócrates, o Esopo (del que actualmente conocemos muchas de ellas).

Conforme avanzó el mundo, en la Edad Media las fábulas se convirtieron en uno de los recursos favoritos para contar historias. Sobre todo, las utilizaban los sacerdotes en un intento por educar moralmente y de manera sencilla al pueblo.

Sin embargo, no fue hasta el Renacimiento que las fábulas tuvieron su «clímax». De hecho, personalidades como Leonardo da Vinci escribió un libro de fábulas; o Guillaume Guéroult, Jean-Pons-Guillaume Viennet, Jean de La Fontaine (este último uno de los más conocidos)…

Características de las fábulas

Características de las fábulas

Entre las características que tienen las fábulas, podemos considerar las siguientes:

Una estructura bien definida

En este caso, este recurso se basa en tres partes: el inicio, donde van a presentarse a los personajes y a poder ver qué los define o caracteriza; la complicación, que es cuando la trama se desarrolla al punto de llevarte al problema en sí mismo; y el desenlace, donde hay un resultado, positivo o negativo, con respecto a la resolución o a lo ocurrido en la complicación.

Escritura de las fábulas

Estas se escriben en prosa o en verso, no tienen por qué utilizar una forma concreta. Lo que sí se sabe es que deben ser historias breves, es decir, de corta extensión.

Siempre hay una crítica o moraleja

Todas las fábulas suelen tener una crítica sobre ciertos comportamientos, o una moraleja, es decir, un consejo o una conducta que es la adecuada. Esta moraleja suele ser una frase, una estrofa, algo que sea pegadizo y se recuerde fácilmente.

Casi siempre hay un narrador

La figura del narrador es la que cuenta lo que le pasa a los personajes. Así, se vuelve alguien imprescindible a tener en cuenta, ya que los personajes en sí solo interactúan en un momento dado, es el narrador el que pone en contexto todo.

Esto no quiere decir que uno de los personajes pueda ser el propio narrador. Por ejemplo, la historia de un personaje que le cuenta a otro su historia.

Tipos de fábulas

Tipos de fábulas

Muchas veces, clasificamos las fábulas todas por igual. Pero lo cierto es que hay diferentes tipos de ellas. En concreto, se pueden encontrar 7 diferentes, que son las siguientes:

  • Fábulas de animales. Son las más comunes, donde se establecen relaciones entre animales, humanos, dioses… pero realmente los protagonistas son los animales. En muchas de ellas estos tienen rasgos humanos, como por ejemplo el hecho de que hablen, piensen, etc. y se les pone en situaciones que son más habituales de personas que de animales.
  • Fábulas humanas. También pueden darse, donde, en este caso, son los seres humanos los protagonistas de la historia y los que cuentan lo que les pasa. En este caso, los humanos se relacionan con otros humanos, con animales, con dioses, seres inertes… En realidad no se limitan a otros personajes.
  • Fábulas del reino vegetal. Al igual que ocurre con las anteriores, en este caso los protagonistas son las plantas y, como ocurre con los animales, también se les otorgan rasgos más enfocados a los humanos (como hablar, moverse, pensar…).
  • Mitológicas. En el caso de este tipo de fábula, te encontrarás con protagonistas deidades, es decir, serán dioses poderosos que, o bien dan lecciones con su sabiduría, o bien ellos mismos aprenden algo de los demás, ya sean animales, humanos, otros dioses, etc.
  • Cosas inertes. Ya sean objetos o cosas, también estos pueden formar parte de las fábulas. En este caso, un ejemplo podría ser el soldadito de plomo, un juguete inanimado y, sin embargo, que cuenta una historia.
  • Agonales. Estas no son muy conocidas, pero sí que son otro tipo de ellas. Se refieren a personajes contrapuestos, es decir, hay un protagonista y un antagonista y el final de la fábula nos lleva a que se premia a quien lo hace bien y se castigue al otro. En este caso, no es tan importante quién es el protagonista, sino lo que ocurre y sobre todo la enseñanza final, en cuanto a premiar lo bueno y castigar lo malo.
  • Etiológicas. Este tipo se refieren a aquellas que hacen referencia a situaciones históricas. En este caso, los propios personajes no son tan importantes como sí los acontecimientos que relatan de forma que ayudan a que se conozca la historia pero desde una forma más amena.

Ejemplos de fábulas

Ejemplos de fábulas

Para finalizar, aquí te dejamos algunos ejemplos de fábulas que pueden ayudarte a conocerlas más a fondo.

La bolita de nieve (Leonardo da Vinci)

Estaba un puñado de nieve sobre la cumbre de una roca, cuando se puso a pensar:

-¿No me creerán altivo y soberbio por estar en tan alto lugar ya que toda la nieve está más baja que yo? Soy tan pequeñita que no merezco esta altura, más aun cuando ayer pude ver lo que el sol hizo a mis compañeras que, en pocas horas se derritieron. Debería bajar y encontrar un lugar conveniente a mi pequeño tamaño.

Y, la bolita, comenzó a descender por la ladera de la montaña, rodando sobre la nieve. Cuanto más bajaba, más grande se hacía y así, cuando terminó sobre la colina, vio que su tamaño había aumentado enormemente. Y, así fue cómo la bolita fue la última nieve que el sol deshizo al terminar el invierno.

La liebre y la tortuga (Esopo)

Un día una liebre orgullosa y veloz, vio cómo una tortuga caminaba por el camino y se le acercó. La liebre empezó a burlarse de la lentitud del otro animal y de la longitud de sus patas. Sin embargo, la tortuga le respondió que estaba segura de que a pesar de la gran velocidad de la liebre era capaz de ganarla en una carrera.

La liebre, segura de su victoria y considerando el reto imposible de perder, aceptó. Ambos pidieron a la zorra que señalara la meta, a lo que esta aceptó, al igual que al cuervo para que hiciera de juez.

Al llegar el día de la competición, al empezar la carrera la liebre y la tortuga salieron al mismo tiempo. La tortuga avanzaba sin detenerse, pero lentamente.

La liebre era muy veloz, y viendo que sacaba una gran ventaja a la tortuga decidió ir parándose y descansando de vez en cuando. Pero en una de las ocasiones la liebre se quedó dormida. La tortuga, poco a poco, siguió avanzando.

Cuando la liebre despertó, se encontró con que la tortuga estaba a punto de cruzar la meta. Aunque echó a correr fue demasiado tarde y finalmente la tortuga ganó la carrera.

El león enamorado (Samaniego)

Amaba un León

a una joven pastora hermosa,

que pidió por esposa

a su Padre pastor urbanamente.

El Hombre temeroso pero prudente,

le respondió lo siguiente:

«Señor, en mi conciencia deseo

que mi hija logre conveniencia,

pero la pobrecita acostumbrada

a no salir del prado ni de la majada,

entre la mansa oveja y el cordero,

recelaré tal vez que seas fiero.

Sin embargo, consideraría

si lo consientes cortarte las uñas

y limarte tus dientes,

así, mi hija verá que tienes grandezas,

cosas de majestad y no de fiereza.»

Así lo hizo el manso León enamorado,

y el hombre logrando dejarlo desarmado,

soltó un gran silbido

y llegaron perros osados

que de esta trágica suerte,

al indefenso León le dieron muerte.



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