José Martí

Frase de José Martí.

Frase de José Martí.

José Martí fue una de los intelectuales más prominentes de la emancipación americana. Nacido en La Habana el 28 de enero de 1853, él se convirtió en uno de los principales baluartes de la independencia cubana. Incluso, muchos historiadores lo consideran el heredero de la lucha antiimperialista representada en su momento por Simón Bolívar.

Pero más allá de su vida política —una faceta que suele acaparar toda la atención en torno a su nombre—, fue un notorio escritor. Particularmente, Martí se destacó en la elaboración de ensayos y poemas. Los cuales, le permitieron profundizar en su pensamiento político sin dejar de lado la exploración de los territorios de la belleza humana.

Biografía

Primeros años

Si bien nació bajo el sol del Caribe, su infancia la vivió en Valencia, España, ciudad de donde era originario su padre, Mariano Martí. A los 13 años regresó a Cuba, donde culminaría sus estudios de bachillerato. Allí tendría sus primeros acercamientos formales con el arte, al matricularse en la Escuela Profesional de Pintura y Escultura de La Habana.

Durante esta etapa vivió su primer altercado con las autoridades regentes en la isla. Específicamente, se le acusó de traición tras descubrirse una carta escrita por él cuyo contenido tachaba de “apóstatas” a dos compañeros de estudio por enlistarse en el ejército anti-independentista. Por ello, fue condenado a seis años de prisión. Pero gracias a las gestiones de sus padres, se le deportó a España.

Construyendo la leyenda

En España cursó estudios universitarios en Madrid y Zaragoza. En el alma mater de la capital aragonesa obtuvo las licenciaturas en Derecho Civil, Filosofía y Letras. En esa época el joven José incursionó dentro del mundo del periodismo como colaborador en el Diario de Avisos de Zaragoza.

Este medio era una publicación de postura republicana lo cual, significó su primer acercamiento formal hacia esta línea de pensamiento político. Desde entonces se convirtió en un “hombre de mundo”… Viajó de París a Nueva York, vivió un primer periodo en México y permaneció algunos meses en Guatemala.

Un anhelo, un motivo de vida

Con cada periplo, Martí fue ampliando su perspectiva sobre otras realidades. Asimismo, vivió intensas aventuras amorosas, algunas de las cuales aparecen plasmadas en su trabajo literario. No obstante, la idea de liberar a su país del yugo español ya estaba cristalizada en su mente.

Nuevamente deportado

En 1878, ya casado y con un hijo, José Martí regresó a Cuba con la intención firme de forzar la independencia del país. Con tal propósito fundó el Club Central Revolucionario Cubano y un año más tarde se desató la llamada “guerra chiquita”. Esta corta insurrección armada fue el segundo intento independentista en contra de la corona española.

La revuelta fue controlada rápidamente. Martí fue capturado y enviado una vez más al exilio (a Nueva York). Pero ya no había vuelta atrás. Ni siquiera el hecho de reunirse con su esposa e hijo en la urbe estadounidense lo distrajo de su ansiado objetivo: la independencia de Cuba. Un propósito que le terminó costando la vida y, por ende, nunca llegó a ver consumado.

Una celebridad

Durante la década de 1880, José Martí adquirió una fama considerable en gran parte de América Latina. Una circunstancia derivada de su madurez como ensayista. Por supuesto, sus publicaciones en prestigiosos periódicos y revistas de Hispanoamérica tuvieron un peso enorme. Aparte, por supuesto, de su participación en las actividades pro independentistas en una de las últimas colonias españolas en ultramar.

Versos libres.

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Por un breve periodo estuvo en Caracas, Venezuela. Su plan era coordinar desde el sur del Mar Caribe, toda una serie de conspiraciones para derrocar a los colonialistas que seguían firmes en Cuba. Sin embargo, fue obligado a volver a la gran manzana después de que el presidente Antonio Guzmán Blanco lo expulsara del país por un ensayo suyo publicado en la Revista Venezolana.

La obra literaria de José Martí

A pesar del trajín político que marcó su vida, José Martí siempre encontró tiempo para escribir. Además de ensayos, su obra abarca poesía, cuentos, teatro y hasta una novela. Los primeros son los más conocidos, pues muchos de ellos en causaron verdaderos ismos cuando fueron publicados debido al estilo de composición escrita.

Nuestra América

Uno de las publicaciones más célebres de José Martí es Nuestra América. Este título apareció durante enero de 1891 en la Revista Ilustrada de Nueva York y en el Diario del Partido Liberal de México. Este texto representa el modelo de lo que es un “ensayo modernista”.

En otras palabras, el estilo de Nuestra América es la conjunción perfecta de profundas reflexiones existencialistas (“terrenales”, más no espirituales, en el sentido “clásico” de este término). En combinación con una prosa tan exquisita como explicativa, que lejos de “edulcorar” el contenido, le otorga una contundencia arrolladora.

Un legado con doble filo

Nuestra América resume en buena medida el cuerpo de opiniones “martinianas” (claramente antiimperialistas). Por ende, cuestiona a los estadounidenses por tomarse de forma exclusiva el derecho a llamarse “americanos”. Igualmente, aboga por la unión de todos los países de América Latina como la única manera de hacer frente a lo que considera la nueva amenaza (los EE. UU.) para la región.

En consecuencia, Martí demostró tener una visión bastante acertada, capaz de adelantarse a muchos de los sucesos por venir una vez superado el colonialismo español. Lógicamente, esta doctrina “anti yanqui” ha sido “secuestrada” por muchos dirigentes de la izquierda latinoamericana para justificar su permanencia en el poder hasta la actualidad.

Poemas de José Martí

En ti pensaba, en tus cabellos

En ti pensaba, en tus cabellos
que el mundo de la sombra envidiaría,
y puse un punto de mi vida en ellos
y quise yo soñar que tú eras mía.

Ando yo por la tierra con los ojos
alzados -¡oh, mi afán!- a tanta altura
que en ira altiva o míseros sonrojos
encendiólos la humana criatura.

Vivir: -Saber morir; así me aqueja
este infausto buscar, este bien fiero,
y todo el Ser en mi alma se refleja,
y buscando sin fe, de fe me muero.

Cultivo una rosa blanca

Cultivo una rosa blanca
en junio como enero
para el amigo sincero
que me da su mano franca.

Y para el cruel que me arranca
el corazón con que vivo,
cardo ni ortiga cultivo;
cultivo la rosa blanca.

Precursor del Modernismo

Antología mínima.

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Mientras se convertía en el “apóstol de la independencia” cubana, Martí no solo se dio su espacio para escribir. También analizó las formas estilísticas y estéticas más utilizadas en su época, especialmente en la poesía. De hecho —como una especie de metáfora de su pensamiento político— defendía la libertad creativa por encima de la metodología clásica.

La paradoja ideológica injusta e inevitable

Probablemente, sus posturas “antiimperialistas” han sido un paliativo para aquellos “eruditos” que pretenden quitarle trascendencia dentro del modernismo y de literatura en general. Pero en cualquier caso, siempre serán afirmaciones subjetivas y, en cierta medida, injustas. Porque José Martí actuó heroicamente conforme a las necesidades históricas de su Nación.

¿Cómo puede él controlar a quienes han utilizado su pensamiento para beneficiarse a sí mismos? ¿Los políticos que tanto pregonan las ideas “martinianas” realmente actúan en congruencia? Posiciones ideológicas al margen, no se le puede quitar su lugar preponderante dentro de la historia de la literatura moderna hispanoamericana.



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