José Ortega y Gasset

Frase de José Ortega y Gasset.

Frase de José Ortega y Gasset.

José Ortega y Gasset es uno de los filósofos más trascendentales desde el modernismo. Asimismo, es considerado como una de las voces hispanoparlantes más influyentes del siglo XX y probablemente el “pensador” más importante en la historia de España. Pues sus postulados están siempre omnipresentes en alguna medida dentro de las líneas de pensamiento de los años mil novecientos.

Uno de los méritos más reconocidos de su obra fue acercar la lectura filosófica al “público común”. Lejos de las formas enrevesadas, sus escritos cuentan con una fluidez literaria que permite a cualquier lector adentrarse sin problema dentro del mundo de las ideas. Por ello, es un estilo comparado por muchos académicos con el equilibrio entre belleza y sencillez conseguido por Miguel de Cervantes.

Biografía

José Ortega y Gasset nació en Madrid, el 9 de mayo de 1883, dentro del seno de una familia culta y bien acomodada. Buena parte de su infancia transcurrió en Málaga, Andalucía. En la Costa del Sol cursó la primaria y la secundaria. Más adelante, la Universidad de Deusto, en Bilbao, junto con la Universidad Central de Madrid, se convirtieron en sus casas de estudios.

El joven José fue un estudiante muy virtuoso, a tal punto, que con tan solo 21 años ya había recibido el Doctorado en Filosofía. Su tesis de doctorado, Los terrores del año mil, fue una crítica de una leyenda elaborada de forma muy excelsa. De igual forma,  los estudiosos de Ortega suelen citar este trabajo como la primera de sus obras.

Desde siempre vinculado al periodismo

En líneas generales, la familia de José Ortega y Gasset siempre ha estado fuertemente vinculada al quehacer periodístico y a la política. Fue una “herencia” iniciada por su abuelo paterno, Eduardo Gasset y Artime, fundador del periódico El Imparcial. Después, este medio pasó a ser dirigido por su padre, José Ortega Munilla. La historia de este diario no es menor dentro del periodismo español.

De abierto carácter liberal, El Imparcial fue de las primeras empresas privadas en incursionar dentro del “negocio de la información”. Esto significó una novedad dentro de un rubro otrora monopolizado por los partidos políticos. Igualmente, la “tradición familiar” continuó con uno de los hijos de Ortega y Gasset, José Ortega Spottoro, fundador de El País.

Vida académica

Entre los años 1905 y 1910, José Ortega y Gasset recorrió Alemania para continuar con su formación; recibió así una fuerte influencia del pensamiento neokantiano. Al volver a España, empezó a impartir clases de psicología, lógica y ética en la Escuela Superior del Magisterio de Madrid. Asimismo, regresó a su alma mater de Madrid, esta vez para asumir la cátedra de metafísica.

Junto con sus obligaciones profesorales —mientras iba madurando los trabajos que figurarían al poco tiempo como sus primeros postulados— asumió responsabilidades periodísticas de mayor magnitud. De hecho, en 1915 asumió la dirección del semanario España. Esta publicación demostró una clara postura en pro del bando aliado durante la Gran Guerra.

Salto a la fama

En esa época también fue colaborador del diario madrileño El Sol. Precisamente allí “debutarían”, en forma de folletones, dos de sus obras más representativas: España invertebrada y La rebelión de las masas. Esta última (publicado como libro en 1929), ha sido la más exitosa dentro del catálogo de José Ortega y Gasset en términos de difusión y ventas.

La rebelion de las masas.

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La rebelión de las masas ha sido traducida a más de 20 idiomas y es considerada una obra vital dentro de la antropología y la filosofía contemporánea. Porque en este ensayo el autor legaría a la humanidad uno de los conceptos más discutidos de la centuria reciente: el de “hombre – masa”. Otra obra emblemática resultó El hombre y la gente.

Vida política

Una vez superada la dictadura de Primo de Rivera y tras la instalación de la Segunda República, José Ortega y Gasset inició una breve pero fulgurante carrera política. En 1931 resultó electo diputado en las Cortes Republicanas por la Provincia de León.

Ese mismo año, con el propósito de participar en la refundación de la nación, Ortega y Gasset junto a un nutrido grupo de intelectuales, conformaron la Agrupación al Servicio de la República. Se trató de un partido político (aunque se negaban a utilizar esta distinción) arropado por ideas republicanas y progresistas.

Guerra civil y exilio

Los años siguientes fueron de desencanto para Ortega y Gasset debido al rumbo de las discusiones en torno a un nuevo marco jurídico para España. Además terminó contrariado con la misma gestión del gobierno. En consecuencia, predijo la implosión de todo el proyecto a causa de las pretensiones utópicas de muchos. Del mismo modo, criticó la enorme influencia (todavía) concedida al clero.

Finalmente, sus vaticinios cobraron fuerza bajo la sombra de la Guerra Civil. De forma heroica consiguió salir del país justo cuando la violencia entre los bandos en disputa llegó al cénit. En la década siguiente estuvo entre Francia, Países Bajos y Argentina, hasta que consiguió establecerse en Lisboa. Desde Portugal consiguió regresar a España, ya con Franco bastante asentado en el poder.

¿Reconciliado con la iglesia?

José Ortega y Gasset murió el 18 de octubre de 1955. Poco después, algunas figuras cercanas afirmaron que el filósofo se había acercado a la iglesia católica hacia el final de su vida. Pero sus familiares refutaron categóricamente estas versiones… Las tacharon de bulos propagandísticos por parte de medios de comunicación parcializados, controlados por las esferas de poder eclesiásticas.

La filosofía de Ortega y Gasset

Los postulados filosóficos de Ortega y Gasset —con variantes en las distintas etapas de su vida— pueden resumirse bajo un solo paraguas: el del perspectivismo. En líneas generales, este concepto plantea que no existen verdades eternas e inamovibles, sino un cúmulo de distintas verdades individuales.

Las “verdades” de Ortega y Gasset

El perspectivismo es apunta que cada persona es dueño de sus propias verdades, las cuales, están inevitablemente condicionadas por circunstancias individuales. De esta manera, surgió una de sus frases más célebres: “Yo soy yo y mis circunstancias, y si no la salvo a ella no me salvo yo”. (Meditaciones del Quijote, 1914).

El hombre y la gente.

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Igualmente, propuso un rompimiento con la más famosa de las ideas descartianas, “pienso, luego existo”. En contraposición, José Ortega y Gasset sitúa a la vida como la génesis de todo. Por ende, sin la presencia de un ser vivo, es imposible la generación de un pensamiento.

La razón vital

Este concepto supone una “evolución” de la definición de la razón en estado puro impulsada durante la Edad Moderna. En ese momento, el enunciado aceptado delimitaba la obtención de conocimientos únicamente a través de las ciencias naturales. En cambio, para Ortega y Gasset las ciencias humanas tienen una relevancia similar a la de otras ciencias.



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