Blas de Otero

Frase de Blas de Otero.

Blas de Otero (1916 – 1979) fue un poeta español cuya obra es referenciada como una de las más emblemáticas de la literatura comprometida de la posguerra. Igualmente, el escritor bilbaíno es considerado como uno de los máximos exponentes del denominado “exilio interior” surgido dentro de España a mediados del siglo XX.

Se trata de una expresión lírica intimista originada como una forma de resistencia ante la situación sociopolítica imperante durante el franquismo. Asimismo, la influencia de Otero en poetas de períodos posteriores ha sido evidente gracias a una poesía muy vasta en recursos estilísticos y su fuerte compromiso social.

Sobre su vida

Blas de Otero Muñoz nació el 15 de marzo de 1916 en el seno de una familia acomodada de Bilbao, Vizcaya. Sus estudios primarios los cursó en colegios jesuitas, en donde recibió instrucción religiosa (de la cual se alejó en su madurez). En 1927 se trasladó a Madrid junto con su familia, obligados por la gran depresión económica del período de entreguerras.

En la capital española completó su bachillerato y en la Universidad de Valladolid obtuvo su licenciatura en Derecho. A decir verdad, esta carrera la ejerció poco (solo en una compañía metalúrgica vasca, después de la Guerra Civil). Cuando regresó a Madrid trabajó un tiempo como profesor universitario, pero abandonó su labor docente apenas comenzó a ser reconocido por su poesía.

Obra

La mayoría de los académicos dividen la creación literaria de Blas de Otero en cuatro períodos. En cada uno de ellos fue reflejando las vicisitudes personales de ese momento. Si bien lo más evidente es la evolución de su enfoque desde el “yo” hacia el “nosotros”. Es decir, pasó de las aflicciones personales a la poesía social (colectiva) o comprometida.

Período inicial

Ángel fieramente humano.

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En las primeras poesías de Blas de Otero aparecen dos tendencias inequívocas. Por una parte, entre las angustias del poeta se hacen muy marcadas las penurias económicas y las pérdidas familiares (su hermano mayor y su padre) sufridas cuando era un adolescente. De igual manera, la religiosidad es un elemento marcado dentro de los motivos y la composición lírica

En concordancia, es bastante palpable como el influjo de poetas como San Juan de la Cruz y fray Luis de León. Sin embargo, Otero llegó a renegar su etapa religiosa, por lo cual, situó el inicio de su creación lírica en Ángel fieramente humano (1950). En lugar de Cántico espiritual (1942), cuyo texto plasma una comunicación franca entre la primera persona del poeta y el «tú» divino.

Aspectos relevantes en Cántico espiritual

• El amor divino como una fuente (paradójica) de regocijo y sufrimiento.
• Dios manifestado en situaciones concretas, pero siempre incognoscible, absoluto e inalcanzable. En donde la fe es el único camino que permite aspirar a la salvación.
• Manifestación de un «yo» perdido, desamparado ante el pecado, reflejo de la imperfección del ser humano.
• La muerte como garantía inescrutable del encuentro con Dios, por ende, el sentido de la vida se restringe a anhelar sentir la presencia del Señor.

Segunda etapa

Ángel fieramente humano, Redoble de conciencia (1950) y Ancla (1958), son los títulos representativos del período existencialista de Otero. En ellos, el poeta se centra principalmente en sus conflictos personales y en los pesares generados por las miserias de la humanidad. Además, existe cierta “decepción” por la postura de un Dios “contemplativo” con las atrocidades cometidas por los hombres.

Aunque en esta etapa existen motivaciones individuales, las preocupaciones sobre su entorno y el colectivo comienzan a ser más persistentes. Por consiguiente, el existencialismo de Otero es claramente un punto de ruptura con sus antiguos preceptos religiosos y con el franquismo. De hecho, a principios de la década de 1950, sus acercamientos hacia posturas ideológicas de izquierda son indudables.

Premisas del existencialismo con las cuales comulgó Otero

• El hombre es finito, contenido en un cuerpo perecedero y puede cambiar su propia existencia a través de sus decisiones.
• No existe la predestinación, ni las almas, ni los dioses que determinen el camino de los hombres.
• Cada persona es responsable por sus propios actos y de su libertad.
• El hombre consciente de su tragedia individual.

Tercera etapa

Ante el caos y la incertidumbre reinante en la humanidad, la respuesta del poeta es adoptar una actitud compasiva, solidaria y de apoyo a las víctimas del desastre. De este modo surgió la poesía desarraigada de Otero, en la cual, ocurre un acercamiento hacia el “nosotros” en detrimento de las necesidades individuales.

Además, en esta etapa Dios tiene un rol de espectador “terrible” porque ha dejado desamparado al ser humano. A pesar del papel neurálgico de la esperanza en los escritos de este ciclo, no existe una solución venida del cielo. No obstante, los mayores deseos son la paz, la libertad y la aspiración de un mejor porvenir. Entre las obras más representantes de esta etapa, se destacan:

• Pido la paz y la palabra (1955).
• En castellano (1959).
• Que trata de España (1964).

El estilo y los motivos de la poesía desarraigada

• La empatía hacia las demás personas como el camino exclusivo para superar la sociedad y los problemas existenciales.
• Las frustraciones amorosas.
• Violencia explícita, dramatismo y cambios entre versos deliberadamente bruscos.
• Densidad conceptual, precisión del léxico, tonos irónicos y ritmo cortado.

Cuarta etapa

Historias fingidas y verdaderas.

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La máxima expresión de la poesía social y comprometida de Otero se produce tras las visitas del poeta a los países del eje comunista: URSS, China y Cuba. Algunos académicos consideran esta etapa junto a la poesía desarraigada como una sola. En cualquier caso, en este período son mucho más notables los tres tiempos poéticos empleados por el escritor español:

• Pasado histórico.
• Presente histórico.
• Futuro utópico.

Obras como Mientras e Historias fingidas y verdaderas (ambas de 1970) demuestran la versatilidad del poeta en este ciclo. Pues usa indistintamente versos libres, versículos o semi-libres, en poemas que no siguen un patrón de longitud constante. A esta etapa también se le conoce como “etapa final”; ya que fueron las últimas publicaciones de Otero antes de morir el 29 de junio de 1979.

Poemas de Blas de Otero

Digo vivir

Porque vivir se ha puesto al rojo vivo.
(Siempre la sangre, oh Dios, fue colorada.)
Digo vivir, vivir como si nada
hubiese de quedar de lo que escribo.

Porque escribir es viento fugitivo,
y publicar, columna arrinconada.
Digo vivir, vivir a pulso, airada-
mente morir, citar desde el estribo.

Vuelvo a la vida con mi muerte al hombro,
abominando cuanto he escrito: escombro
del hombre aquel que fui cuando callaba.

Ahora vuelvo a mi ser, torno a mi obra
más inmortal: aquella fiesta brava
del vivir y el morir. Lo demás sobra.

A la inmensa mayoría

Aquí tenéis, en canto y alma, al hombre
aquel que amó, vivió, murió por dentro
y un buen día bajó a la calle: entonces
comprendió: y rompió todos sus versos.

Así es, así fue. Salió una noche
echando espuma por los ojos, ebrio
de amor, huyendo sin saber adónde:
a donde el aire no apestase a muerto.

Tiendas de paz, brizados pabellones,
eran sus brazos, como llama al viento;
olas de sangre contra el pecho, enormes
olas de odio, ved, por todo el cuerpo.

¡Aquí! ¡Llegad! ¡Ay! Ángeles atroces
en vuelo horizontal cruzan el cielo;
horribles peces de metal recorren
las espaldas del mar, de puerto a puerto.

Yo doy todos mis versos por un hombre
en paz. Aquí tenéis, en carne y hueso,
mi última voluntad. Bilbao, a once
de abril, cincuenta y uno.

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