Generación del 98
Seguro que recuerdas de tus años en el colegio y/o el instituto haber estudiado la Generación del 98 en la clase de Lengua y Literatura. Quizá hasta es posible que, ahora que tienes hijos, tengas que volver a estudiarla con ellos para que se la aprendan. Si es así, entonces has llegado al lugar correcto porque vamos a hablarte de ella.
Y si no, siempre viene bien recordar parte de la historia de España, concretamente de la parte literaria, ya que es los autores que formaron parte de la Generación del 98 fueron muy importantes en su época y tuvieron repercusión, no solo en España, sino en muchas más partes del mundo. Quédate y conoce más sobre ellos.
Cómo surge la Generación del 98
La Generación del 98 es en realidad el nombre como se le conoce a un grupo de escritores que se unieron en una época con el objetivo de enfrentarse a una situación por la que pasaban todos ellos, caracterizada por una crisis moral, social, política y económica en España, fruto de la pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas.
Hablamos concretamente del año 1898, momento en el que, debido a la decadencia del imperio español y la firma de un tratado por el cual se perdían varias colonias hispanoamericanas, la sociedad se sumió en un ambiente de malestar indignación, que muchos autores canalizaron y expusieron en sus propias obras.
Al principio, el grupo estaba formado solo por tres autores: Pío Baroja, Azorín y Ramiro de Maeztu, conocidos como «Los Tres», apodo por el que firmaban los artículos que publicaban en los medios de comunicación de esa época. Pero poco a poco fueron aumentando en número, sumándose muchos más autores, hasta más de 20 personalidades de la literatura de esa época: Ángel Ganivet, Miguel de Unamuno, Enrique de Mesa, Antonio y Manuel Machado, Ricardo Baroja, Ramón María del Valle- Inclán, Gabriel y Galán, Manuel Gómez Moreno, Miguel Asín Palacios, Francisco Villaespesa, Ramón Menéndez Pidal, Jacinto Benavente, Carlos Arniches, Joaquín y Serafín Álvarez Quintero.
Características de la Generación del 98
Estos autores, molestos por lo que había ocurrido, empezaron una «campaña» de protesta social caracterizada por una serie de condicionantes que regían sus escritos. Estas son:
Hacen alarde de España
Defendiéndola y expresando su amor por ella. Por eso, para ellos es importante la «patria» y la esencia del país. Para ellos, la necesidad de que haya una regeneración, no solo social, política, sino también artística es una prioridad.
Rechazan a la burguesía
Considerando que esa clase social solo es una sociedad derrotista y fracasada que no sirve para el bien común (y mucho menos para España).
Son muy críticos
Sobre la situación política y las normas sociales que rigen al país, en ocasiones oponiéndose a estas, sobre todo si esas normas chocaban con sus valores patriotistas o de amor a España.
Crearon nuevas formas de literatura
Siguiendo sus propios dictados, en los que la literatura también necesitaba un «cambio», fueron los pioneros en ofrecer una literatura nueva, como por ejemplo el esperpento, una rama del teatro; o la novela impresionista.
Por ponerte un ejemplo, Azorín fue quizá de los primeros autores de la época en España que decidió que sus personajes hicieran un viaje en el tiempo, cuando eso era impensable.
A su vez, decidieron acercar mucho más la literatura a los lectores, hacerla más entendible, por lo que empezaron a utilizar frases sencillas, con un lenguaje cuidado pero que todo el mundo entendiera. Y cortas; con una frase de pocas palabras eran capaces de transmitir un gran cúmulo de opiniones o de hacer reflexionar a la gente acerca de lo que acababan de leer.
Los principales autores de la Generación del 98
Como hemos visto antes, la Generación del 98 no fue cosa de solo tres autores. Hubo muchos más y conviene comentar un poco sobre los principales autores, empezando por el grupo de ‘Los Tres’.
Pío Baroja
Baroja, junto con los dos siguientes autores fue uno de los pilares de la Generación del 98. En esa época, sus obras estaban influenciadas por las características de este movimiento, donde el pesimismo y la intranquilidad se hacían presentes en sus obras literarias.
En este caso, Baroja utilizaba su humor crítico y sarcástico para hablar de la realidad de España, pero al mismo tiempo intentaba con ello hacer que los lectores despertaran y vieran que lo mejor para el país era regenerarse, cambiar para ser tener uno mejor.
Hay que decir de Pío Baroja que era un hombre muy pesimista y huraño. Quizá el más “incendiario” de todo el grupo ya que era bastante inconformista y de los primeros en estar predispuesto a “hacerse notar”.
Azorín
En el caso de Azorín, o su nombre real, José Martínez Ruiz, tuvo acceso a las publicaciones debido a su condición de periodista. Por eso, al estar en «primera línea» de la información pudo ver los problemas sociales y económicos que la pérdida de las colonias suponía a España, y cómo debía provocarse un cambio en el país para que se regenerara y surgiera de nuevo.
En el caso de Azorín, es todo lo contrario de Pio Baroja. En el sentido en que era más sosegado y observador, muy sensible y capaz de apreciar hasta los detalles más insignificantes que se le ponían delante.
Por eso, su pasión por España, por los paisajes, la fugacidad y el paso del tiempo caracterizó toda su obra.
Ramiro de Maeztu en la Generación del 98
Maeztu, además de escritor, era periodista. Gracias a su profesión, tenía los medios de comunicación más a la mano y pudo publicar en ellos bastantes artículos relacionados con la defensa de la Patria (España) y los valores hispánicos, intentando que más personas se identificaran con su país.
A pesar de que al principio era bastante impulsivo y radical, con el paso del tiempo sus escritos fueron más conservadores, siempre en la misma línea, pero con un mensaje más apaciguador.
Miguel de Unamuno
Unamuno se unió a la Generación del 98 poco tiempo después de crearse ya que compartía con otros autores su misma forma de pensar y así lo reflejaba en sus obras, donde se ven características muy similares a este grupo.
A Miguel de Unamuno se le reconoce una especie de «líder» del grupo debido a ese espíritu luchador y rebelde que, aun en avanzada edad, supo mantener intacto. Para él, tanto España como la vida humana eran lo más importante del mundo, e intentó influir en todo aquel que quería escucharle o leerle.
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