Marianela

Marianela.

Marianela.

Marianela (1878) es una de las obras más importantes del autor español Benito Pérez Galdós (1843 – 1920). La pieza destaca por la habilidad de este escritor en la creación de personajes femeninos, rasgo elogiado por los historiadores y académicos que se han dedicado a estudiarle. La profundidad psicológica de la protagonista del libro grita esta cualidad del escritor. Este título fue una de sus últimas novelas de tesis, antecesoras del ciclo contemporáneo del autor español.

Siempre directo, realista, irónico, reflexivo y con diálogos de inspiración clásica, Marianela refleja todas las líneas características de un literato con un legado inconmensurable. No en vano, Galdós fue miembro de la Real Academia desde 1898 y candidato al Nobel de Literatura de 1912. Actualmente, es reconocido como el escritor más grande en lengua castellana, después de Cervantes.

El autor

Bautizado bajo el nombre de Benito María de los Dolores Pérez Galdós, nació el 10 de mayo de 1843, en Las Palmas de Gran Canaria, España. Si bien en distintas etapas de su vida destacó como político, dramaturgo y cronista, la escritura fue la faceta en la cual tuvo realmente trascendencia. Pues su obra se convirtió en un emblema de la novela realista española del siglo XIX.

Infancia y adolescencia

Benito formó parte de una familia muy numerosa. Fue el décimo hijo del matrimonio entre el coronel Sebastián Pérez Macías y Dolores Galdós Medina. Desde temprana edad su padre lo hizo aficionado de los relatos históricos y le narró un sinfín de anécdotas militares en las cuales él mismo había combatido.

Cursó estudios básicos en el Colegio San Agustín de su ciudad natal, una institución con una pedagogía pionera a su tiempo. Durante su adolescencia colaboró (mediante ensayos, poemas satíricos y cuentos) con el diario local, El Ómnibus. En 1862 se graduó de Bachiller en Artes en el Instituto de La Laguna, en Tenerife.

Influencias literarias, primeras publicaciones

En septiembre de 1862 se trasladó a Madrid y se inscribió en la universidad para cursar la carrera de derecho. Aunque, en palabras del propio Galdós en Memorias de un desmemoriado (1915), fue un alumno disperso, proclive a inasistencias. En la capital fue asiduo de la «tertulia canaria» y de las lecturas del Ateneo, donde conoció a quien sería su amigo de larga data, Leopoldo Alas, Clarín.

Asimismo, en los cafés Fornos y Suizo el joven Galdós intercambió ideas con intelectuales y artistas de ese tiempo. Entre ellos, Francisco Giner de los Ríos —fundador de la Institución de Libre Enseñanza— lo alentó a escribir y lo introdujo en el krausismo, una tendencia presente en sus siguientes publicaciones.

Trabajos periodísticos, viajes al extranjero y primeras publicaciones

A partir de 1865 comenzó a redactar para medios como La Nación, El Debate y La Revista del Movimiento Intelectual de Europa. Dos años después realizó su primer viaje a París en labor de corresponsal en la Exposición Universal. A su retorno exploró obras de Balzac y Dickens, de éste último tradujo Los papeles póstumos del Club Pinwick (publicado en La Nación).

Benito Pérez Galdós.

Benito Pérez Galdós.

Al volver de su segundo viaje al extranjero en 1868, trabajó en crónicas informativas sobre la instauración de la nueva Constitución tras el derrocamiento de Isabel II. Su primera novela, La Fontana de Oro (1870), sería el preámbulo de Trafalgar (1873) el primer libro de Episodios Nacionales. Con esta serie, pasó a la historia de las letras españolas como «el cronista de España».

La obra de Galdós

Galdós es uno de los escritores más prolíficos de la historia en lengua española. Solamente Los Episodios Nacionales (1873 – 1912) abarcan 46 entregas, publicadas en cinco series de diez tomos cada una. En total, el intelectual canario completó casi un centenar de novelas, superó la veintena de obras teatrales, así como de ensayos, cuentos y obras varias.

A lo largo de su trayectoria evolucionó a través de distintos ciclos o sub géneros literarios (en cada uno de ellos dejó grandes títulos), se trata de:

  • Novelas de tesis (1870 – 1878). 7 novelas; entre las más renombradas se encuentran Doña Perfecta (1876) y Marianela.
  • Novelas contemporáneas – ciclo de la materia (1881 – 1889). 11 novelas; destacándose entre ellas El doctor Centeno y Fortunata y Jacinta (1886-87).
  • Novelas contemporáneas – ciclo espiritualista (1890 – 1905). 11 novelas; siendo Misericordia (1987) la más aclamada entre esas.
  • Novelas mitológicas (1909 y 1915). 2 novelas.

Características

En la obra de Galdós son evidentes los postulados estéticos realistas derivados de un estilo directo y natural, esencialmente en los diálogos de inspiración clásica. Igualmente, su lenguaje (mayormente) coloquial admite algunos pasajes con frases cultas, en medio de narraciones que dejan espacio para el humor y la ironía.

Por otra parte, la postura firme contra el clero aparece en mayor o menor medida dentro de los escritos de Galdós. De hecho, esta línea de pensamiento le valió la animadversión de los sectores católicos conservadores, quienes lograron sabotear exitosamente su postulación para el Premio Nobel.

Marianela  y la profundidad de los personajes

El narrador en tercera persona acentúa el interés psicológico en torno cada uno de los integrantes de la obra. En particular, las féminas de Galdós reflejan la belleza y la complejidad del mundo, en contextos que siempre ponen a prueba la integridad y la honradez de cada quien. Al respecto, la protagonista de Marianela encarna el amor y el naturalismo (en una muchacha poco agraciada pero de gran corazón).

Además, el relator objetivo es ideal para transmitir el pensamiento del escritor sobre las diferencias entre clases sociales y los comportamientos aceptados de la época. Del mismo modo, existe un complemento perfecto entre las cualidades de sus personajes con una representación minuciosa de ambientes y paisajes.

Análisis de Marianela

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La novela se compone de 22 capítulos, cuyos títulos se denotan el estilo picaresco de Galdós (lo cual, hizo muy populares sus historias). Por ejemplo, “VII: Más tonterías”; “VII: Prosiguen las tonterías”… En conjunto, la estructura general del texto se divide en introducción, nudo, resolución y epílogo.

Sinopsis

La novela inicia con una descripción de los paisajes del camino hacia las excavaciones de Sócrates, cerca de Aldercoba, en el norte de España. Allí, Teodoro Golfín —un médico especializado en ojos— recorrió el lugar en busca de su hermano Carlos, encargado de las minas. Llegó sin perderse gracias a Pablo, un guía que, a pesar de ser ciego, le describió detalladamente el paisaje.

Frase de Benito Pérez Galdós.

Frase de Benito Pérez Galdós.

Pablo conocía tan bien el lugar gracias su lazarillo, Nela, una joven huérfana de 16 años con apariencia infantil de carácter muy bondadoso. Ella había tenido una vida muy desdichada y estuvo mal alimentada en el pasado. En ese momento estaba acogida por la familia Centeno. Aun así, durante los últimos meses fue muy feliz junto a su amado Pablo, con quien recorría el campo todas las tardes.

Desarrollo

Don Francisco Penáguilas, el padre de Pablo, siempre ha procuró comodidades y la mejor educación para su hijo, quien era recíproco con el sentir de Marianela (Nela). Pese a esto, ella sintió miedo cuando se enteró sobre la esperanza (lejana) de que los ojos de Pablo pudiesen sanar tras una intervención del doctor Golfín. Entonces, Francisco le contó la noticia su hermano Don Manuel Penáguilas.

Este último prometió que si la operación era exitosa, casaría a su hija Florentina con su sobrino. A su vez, la curiosidad intelectual de Pablo lo hizo obsesionarse con el concepto de la hermosura. Él estaba convencido de que Nela era la encarnación de la belleza, contrariando la percepción del resto. Pues nadie dudaba del buen corazón de Nela, pero sí de su apariencia débil y andrajosa.

La aflicción de Nela

Poco antes de la operación, llegaron al pueblo Don Manuel y su hija Florentina, una muchacha muy hermosa y llena de bondad. De todas formas, Pablo insistía en querer casarse con Nela. No obstante, el distanciamiento entre ellos fue inevitable porque después de la operación, la familia de Don Francisco era la encargada de cuidar de Pablo.

Transcurrieron los días, en el pueblo todos hablaban del éxito de la operación. Pablo podía ver y su mayor obsesión era distinguir la belleza de Nela. Más la pobre muchacha temía ser rechazada y se alejó del pueblo con Celipín, el hijo menor de la familia Centeno. Sin embargo, Florentina le ofreció a Nela un verdadero hogar con la familia Penánguilas y le comunicó los deseos de Pablo.

Desenlace

Nela declinó el ofrecimiento de la bondadosa Florentina. Deprimida, la joven comenzó a pasar sus días en el bosque hasta que Teodoro la encontró en muy malas condiciones y la obligó a contarle toda su historia. Luego de unos días, Florentina estuvo cuidando a una debilitada y confundida Nela en casa de los Penánguilas.

Una tarde, Pablo llegó inesperadamente de visita mientras Florentina cosía un vestido para Nela. El joven quedó asombrado con la belleza de su prima y comenzó a elogiarla. Inclusive, Pablo —ignorando la presencia del doctor y de “otra chica” en la sala— dijo haber resignado sus sentimientos de amor hacia Nela y ahora estaba emocionado por una futura boda con Florentina.

El cierre

Consumida por el dolor, la precaria vida y el desencanto, Nela se desvaneció en pocos minutos hasta morir. Justo antes, Pablo pudo identificarla cuando pudo tomarla por la mano y mirarla a los ojos. “Ha muerto de amor”, afirmó el doctor. Al final, Florentina decidió brindarle el más hermoso sepelio para expresar su gratitud eterna hacia Nela.

Algunos pueblerinos llegaron a decir, “se ve más bonita ahora” (que está muerta). De todas maneras, pocos meses después, todos en el lugar se habían olvidado de Marianela. Solo una pareja de ancianos extranjeros llegaron preguntando por el sepulcro de una mujer noble y hermosísima, Doña Mariquita Manuela Téllez (Nela).



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