El perro del hortelano: resumen
El perro del hortelano es una obra teatral escrita por el célebre poeta y dramaturgo Lope de Vega. Es una comedia del XVII, estrenada en el año 1618. Ha sido adaptada al cine, medio por el que la dio a conocer Pilar Miró, que adaptó la obra a película en 1996. El filme tuvo gran éxito y fue protagonizado por Emma Suárez, Ana Duato y Carmelo Gómez. Esta versión fue verdaderamente singular porque el texto se mantuvo en verso.
Además de tratarse de una creación del insigne Lope de Vega, El perro del hortelano es reconocida por el famoso dicho: «Es como el perro del hortelano, que ni come ni deja comer». El significado del dicho se transfiere a la obra entera. Si no conoces esta obra y quieres saber más, a continuación encontrarás más datos y un resumen a detalle.
Autoría y contexto
La obra teatral está insertada en el marco del Siglo de Oro español, un tiempo que abarca el último tercio del XVI y el siglo XVII. Las composiciones literarias de este tiempo están consideradas la cumbre de la creación española, así como algunas de las letras más sobresalientes de la literatura proveniente de Latinoamérica. En este contexto encontramos esta comedia que, al mismo tiempo, pertenece a lo que popularmente se le llama «comedia palatina», un tipo de comedia, un subgénero que se mueve entre el humor y la solemnidad.
El autor es, además, uno de los más grandes escritores de la literatura española, responsable de alguna de las mejores obras en lengua castellana, Félix Lope de Vega y Carpio (1562-1635). Revolucionó el arte de hacer comedias y fue contemporáneo de Cervantes, quien lo envidiaba por el tremendo éxito que vivió Lope de Vega en su trayectoria profesional.
Por tanto, El perro del hortelano nació en un momento de esplendor cultural, así como económico y político, pues España era en aquellos tiempos potencia mundial. Eran los años dorados de una época que terminaría abruptamente unas décadas más tarde.
El dicho popular y argumento de la obra
El título El perro del hortelano hace honor a los acontecimientos de la obra. Si bien un hortelano es un señor horticultor que se dedica al cultivo de fruta y verdura en un huerto, su perro es el protector del mismo contra las alimañas que puedan acercarse a él. Lo llamativo es que un perro no suele comer verduras, es carnívoro: él no come del huerto, pero tampoco deja que los demás animales coman. Se trata del mismo sinsentido y absurdo en el proceder de la protagonista celosa, la condesa de Belflor que, puesto que no puede obtener el amor del hombre al que ama, tampoco permite que nadie más pueda llegar a cortejarlo.
La obra y su mensaje
Podría leerse la obra de una manera actual como si se tratase de una telenovela. Hay una serie de sucesos cómicos que integran la obra, así como una historia de amor que parece parte central de la misma, sin embargo, no llega a ser del todo así. Hay un elemento amoroso necesario debido a la literatura de aquel tiempo, al tratarse de una comedia y porque el público también lo demandaba, se divertía y podía empatizar con los personajes. Si bien es verdad, la obra guarda un serio mensaje moralizador, precisamente por la falta de moral de sus protagonistas. La comedia, con un argumento atractivo, tiene un doble objetivo: entretener a la gente (lo que genera éxito y recauda dinero) y mostrar un comportamiento que sirva de lección.
El perro del hortelano: resumen
Preliminares de la obra
La acción se lleva a cabo en Nápoles cuando la región pertenecía a la Corona española. A grandes rasgos es una historia compuesta por un triángulo amoroso lleno de dudas y vacilaciones, creador por la condesa Diana de Belflor, su secretario Teodoro y Marcela, dama de la condesa que se encuentra en relaciones con Teodoro. Sin embargo, en las enrevesadas relaciones se van implicando más personajes.
Los enredos amorosos
Teodoro y Marcela tienen un amorío. Los dos pertenecen al séquito de la condesa de Belflor que, cuando se entera de la relación amorosa de su secretario y su dama, comienza a sentir celos y cree querer a Teodoro. Marcela le confiesa que está con Teodoro, pero piensan casarse, al sentir comprometido su honor, y entonces la duquesa da su beneplácito.
No obstante, la condesa tiene otros planes. Escribe una carta de amor a Teodoro y este, que realmente solo pretende encontrar mejor fortuna y ascender en la escala social, confía en que pueda tener una oportunidad real de casarse con su señora. Así que deja a Marcela y esta, dolida, busca consuelo en un criado llamado Fabio.
Pero Diana tiene un carácter sumamente mutable. Cree que su condición es demasiado elevada para dejarse llevar por una pasión y busca entre sus pretendientes a alguien de su misma posición, como el marqués Ricardo o el conde Federico. Entonces Teodoro busca a Marcela, quien deja a Fabio y perdona al secretario.
Sin embargo, cuando la condesa de Belflor se entera de la reconciliación de su dama y su secretario, habla directamente con Teodoro y le confiesa sus sentimientos, acordando que en esa situación Marcela debe casarse con su novio Fabio. Y entonces, aunque la condesa rechaza definitivamente a sus pretendientes, al conde Federico y al marqués Ricardo, Teodoro le hace saber que no quiere mantenerse por más tiempo en la incertidumbre y vuelve con Marcela.
El plan: el conde Ludovico
Los nobles al ser rechazados por la condesa y después de comprender que la razón de ello es un plebeyo, ordenan matar a Teodoro y el encargo se lo hacen a Tristán, leal criado y amigo de Teodoro. En su lugar, Tristán alerta a su amo y le ayuda a hacerse pasar por noble, para conseguir una posición acorde a la que tiene Diana para casarse con ella.
Tristán acude con el conde Ludovico porque este perdió a su hijo (también llamado Teodoro) hace mucho tiempo. Se presenta como el comerciante que lo ha comprado en tierras lejanas, asumiendo que Teodoro no se trata de un esclavo, sino de su hijo perdido. Y el noble lo acepta encantado con la idea de que por fin ha recuperado a su vástago.
Resolución del enredo
Finalmente, todos encuentran verdadera la historia de Teodoro y su padre el conde Ludovico. Aunque algo estupefacta, la condesa Belflor cree posible casarse con Teodoro al tener este realmente sangre noble. Así pues, Diana se desposa con Teodoro, que consigue ascender, como quería, en sociedad, y Marcela, después de todo el embrollo se termina casando con Fabio, el criado de la condesa.
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