Enrique Vaqué. Entrevista
Enrique Vaqué | Fotografía: cortesía del autor
Enrique Vaqué nació en Melilla y vive en Valencia. Es químico pero también escribe y ha publicado dos novelas tituladas Los colmillos del trópico y Los señores del fin del mundo. Ahora presenta La tarántula roja. Le agradezco mucho su tiempo para esta entrevista donde nos habla de ella y de otros asuntos.
Enrique Vaqué — Entrevista
- ACTUALIDAD LITERATURA: Tu nueva novela lleva por título La tarántula roja. ¿Qué nos cuentas en ella y de dónde surgió la idea?
ENRIQUE VAQUÉ: Puedo deciros que, como mis anteriores dos novelas, es una obra que trata sobre el poder que unos hombres ejercen sobre otros. En este caso, dos jóvenes se desplazan desde Valencia a Nueva York para cumplir con sus objetivos, pero allí se encuentran en un campo de fuerzas que los desvía constantemente de su camino. Al final, para seguir, tienen que salirse del guion con el consiguiente dilema ético y poniendo en peligro sus vidas.
La idea siguió vericuetos muy diversos. Empezó cuando vi un reportaje sobre la vida de tres millonarias americanas. En aquella época, iba con frecuencia a Nueva York por motivos de trabajo y esto me hizo pensar en usarlo como escenario para sus vidas. Luego, derivó en un thriller puro con trasfondo de historia de amor.
- AL: ¿Te puedes remontar a ese primer libro que leíste? ¿Y a la primera historia que escribiste?
EV: Creo recordar que el primer libro para adultos que leí fue Artículos de costumbres, de Mariano José de Larra, por la sencilla razón de que fue el primero que hubo en mi casa, como parte de una colección. Creo que me impactó mucho. Si siempre he sido un afrancesado es por la influencia de Larra.
La primera historia que escribí fue a los once años: mis amigos y yo viajábamos a un mundo subterráneo dominado por hombres lobo (no salían vampiros). Era los años de influencia de la escritora británica Enid Blyton y sus novelas de Los Cinco y Los Siete Secretos.
- AL: ¿Un escritor de cabecera? Puedes escoger más de uno y de todas las épocas.
EV: Si tuviera que quedarme con uno solo, creo que me quedaría con Guy de Maupassant. Su novela Bel-Ami literalmente me fascinó. Recuerdo que iba por la calle arrastrando un cochecito de bebé con una mano (¡doble, con mis dos hijas mellizas!) y con esta novela en la otra.
El naturalismo es mi referencia literaria. Modestamente, aspiro a adaptarlo a los tiempos que corren. Zola, Blasco Ibáñez…, ellos son mi referencia. Más modernamente, me gusta John le Carré. También admiro a Michael Crichton como relator y autor de thrillers.
- AL: ¿Qué personaje de un libro te hubiera gustado conocer y crear?
EV: Creo que me quedaría con Vautrin, del Papá Goriot de Balzac. También sale en otras obras de La comedia humana. Es un personaje notable por su visión cínica y desencantada de la sociedad, que deja detrás definitivamente el romanticismo literario. Me parece un personaje único, basado en el comisario Vidocq, delincuente y detective al mismo tiempo.
- AL: ¿Alguna manía o costumbre especial a la hora de escribir o leer?
EV: A la hora de leer, me revientan los escritores que se ponen a contar innecesarios detalles de la vida cotidiana. O que emplean frases hechas que no sean para caracterizar a los personajes. Cuando encuentro muchas frases hechas o muchas cacofonías en un texto, dejo la lectura inmediatamente.
En cuanto a manías para escribir, cuando me pongo en serio tengo que escribir algo al día; todos los días, aunque sea un solo párrafo.
- AL: ¿Y tu sitio y momento preferido para hacerlo?
EV: Para escribir, por la noche, cuando las interrupciones son mínimas Para leer, donde y como me sea posible.
- AL: ¿Hay otros géneros que te gusten?
EV: Dentro de la ficción, me gusta la novela de trasfondo político o social que puede encuadrarse en varios posibles géneros. No me obsesiono con el género.
- AL: ¿Qué estás leyendo ahora? ¿Y escribiendo?
EV: Estoy leyendo ensayos de actualidad sobre la situación en Rusia, sobre todo la relativa a las mafias. También novelas que tratan ese tema, pues quiero informarme para mi próximo thriller financiero, que ya estoy escribiendo. Se trata de una nueva novela que es, en cierto sentido, una continuación de La tarántula roja. Estoy pensando en usar el mismo protagonista, que ya será cinco años mayor.
- AL: ¿Cómo crees que está el panorama editorial?
EV: Según me dicen los libreros, 2022 fue un año muy bueno para la venta de libros. De todos modos, la oferta de nuevos títulos debe de haber sido brutal porque todo el mundo tiene un libro bajo el brazo que ha escrito durante el confinamiento. Además, veo que las grandes editoriales están apostando también por la autoedición, de manera que la competencia ha aumentado mucho.
Yo creo que esto va a beneficiar a los autores consagrados y perjudicar a los que aún no tienen un nombre. Con tanta novela amateur en las librerías, la gente va a preferir un autor conocido a la aventura de comprar un libro que quizá no haya pasado siquiera por una criba editorial y le pueda resultar aburrido o banal.
- AL: ¿Te está siendo difícil el momento de crisis que estamos viviendo o podrás quedarte con algo positivo tanto en el ámbito cultural como en el social?
EV: No me está siendo especialmente difícil, esa es la verdad. Eso de que detrás de cada amenaza hay una oportunidad lo tengo muy asumido. Pero me supone un problema ético ver a mi alrededor tanta desigualdad y tanta precariedad.
¿Algo positivo de este tiempo? Las múltiples herramientas que existen ahora para promover tu libro.
En el ámbito cultural, lo veo todo muy flojo. Estamos pasando un bache. Noto que me voy refugiando en los clásicos cada vez más.
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