La noche es una voz soñada: Rosa Lentini

La noche es una voz soñada

La noche es una voz soñada

La noche es una voz soñada es la primera antología poética escrita por la traductora y crítica barcelonesa Rosa Lentini. La obra pertenece a la colección Sirena, y fue publicada por la editorial Pamiela Argitaletxea en 1994. Este libro se encuentra marcado por una cualidad humanista; en este sentido, también resulta cargado de un carácter propio de la feminidad.

Según afirmaciones de la propia autora, en su poesía es posible hallar características propias de la literatura que se escribe por mujeres: una inequívoca exageración de la privacidad y la intimidad. No hacen falta otras ostentaciones expresivas para que sea comprensible, pues la sutileza y la insinuación lo son todo.

Sobre La noche es una voz soñada

A través de las páginas, poemas, versos y signos de La noche es una voz soñada se dice mucho, sin llegar a desvelar todos los secretos. Esto es posible gracias a un recurso muy bien aplicado por Lentini: la insinuación. Esto lo vemos presente en fragmentos como: “… veo tus muslos tensos que guardan para sí / su piel más fina y secreta” (de “En horas insomnes como rocas”).

La noche es una voz soñada conviene como vértice del viaje de la luz poética de Lentini. Voz de líquenes eléctricos, continuamente inquisitiva, herida para sí, sobre sí misma”, Reseña Yeni Zulena Millán en La Crónica (2017). La obra, en sí, es un canto recursivo donde convergen varios íntimos aspectos de la autora: el amor del amante —en lo sensual y sexual— y su figura ante los ojos del otro, la levedad del ser, su nimiedad ante el tiempo…

Análisis de algunos poemas de La noche es una voz soñada

“Ahora que la noche me susurra”

Ahora que la noche me susurra que la noche me susurra que ella y el agua son una misma

presencia, ahora que la voz del agua vuelve y nos invade, ahora que en esa religión del agua

he olvidado hablarte y hablarme y por tanto nombrar al mundo y sus gestos, tú deberías

insistir, para que recuerde decir «tus manos» por ejemplo, o «mi lengua», para que no olvide

que es con los labios, la lengua y los dientes del origen con los que velamos sobre nuestros nombres, más allá de esa boca asustada, dormida y por todos olvidada, acaso por el recuerdo

de esa saliva y de esos dientes en tu boca, que lamen con ansiedad tu lengua, para que ella me diga, para que ella descanse conmigo en el agua sin fluido, y no recuerde que el agua y la

noche son dos ausencias que crecen sobre un mismo nombre.

Breve análisis

“Ahora que la noche me susurra” está compuesto en prosa poética. En sus primeras frases se puede notar cómo a través de las palabras “agua” y “ahora” la autora dibuja el espacio y la temporalidad donde posteriormente el discurso sucede. Allí, en ese conciso y denso ambiente recreado se presenta con fuerza esa intimidad del sentir femenino —tan único— del que la misma autora habla en comentarios alusivos a la obra.

El agua —vocablo de mayor protagonismo— también funge como una metáfora de la memoria, del olvido y de las heridas autoinfringidas. También se hace presente la figura del amante con una familiaridad que muestra lo breve que puede ser la existencia del ser humano.

“En horas insomnes como rocas”

En horas insomnes como rocas

veo tu frente herida por el aire,

tu espalda que el aire descubre y explora,

tu boca entreabriéndose y tus manos huecas

oreadas en la densidad de la noche.

Te escucho arder en gestos desvelados, largos,

veo tus muslos tensos que guardan para sí

su piel más fina y secreta;

me quedan solos tus ojos cerrados al misterio del aire.

Breve análisis

A diferencia del poema anterior, “En horas insomnes como rocas” se presenta una estructura más libre y una imagen mucho más evidente. Aquí, Rosa Lentini describe las acciones de un amante durante la culminación de un acto íntimo, y cómo aquella que le siente y le vive, también le admira.

La poetisa aborda el culmen de un momento pasional con una prosa que le permite ser un poco más explícita, pero sin llegar jamás a la inelegancia.

Otros poemarios de Rosa Lentini

Durante su quehacer literario, Rosa Lentini ha publicado varias antologías poéticas. Entre ellas destacan: Cuaderno de Egipto (2000), El sur hacia mí (2001), Las cuatro rosas (2002), El veneno y la piedra (2005), Transparencias (2006). Tuvimos (2013), y Hermosa nada (2019). Para ahondar más en la obra de la autora, se dejan algunos de sus más hermosos textos líricos.

“El daño” de El sur hacia mí

Del cordón umbilical de las preguntas

sólo tira hacia afuera lo que quema,

una apuesta sostenida,

un color remoto y dócil que se fue.

Perdimos incluso el rastro de la rabia

en mundos insomnes.

La noche y la humedad

llenaron de polvo tu canto,

y ahora acoges el pálido silencio

que acerca el eco a lo sagrado.

Más allá las palabras se cosen a la voz,

las lenguas se visten con alientos

que se desvanecen en espejos,

pues la imagen del mundo

espera aún en la zarza,

con un nuevo asombro y un tiempo vacío.

De la soledad y el vacío

La prosa poética de Rosa Lentini suele abordar temáticas como la soledad, cuya sombra se impone sobre aquellos que, por costumbre, pierden la habilidad de comunicarse, dejando sólo un “pálido silencio”. Muchas personas viven en una compañía solitaria, donde ya ni siquiera hay enojos; esto es algo que Lentini expone de manera brillante.

“Deshabitando sombras” de Tuvimos

El tránsito de sus almas a ciervos

su avidez por el agua que el olvido

vuelve estanca

en épocas de muda.

 

Las cornamentas se le descarnan

algunos pellejos caen a la alberca.

Ondas las desdibujan, destierros.

 

Todo se ha preparado

incluso la sed no las coge desprevenidas

cuando preguntan si se han burlado

del fin, de su ley.

 

Brillan al preguntar como si el poder

de la respuesta pudiera devolverlas a la lluvia

a la aureola que como eco circunda las sombras.

El corazón golpea el labio tic, tic,

la dulzura abulta el labio

y late ya sin fuerza suficiente.

 

La espera hace de ellas

un instante infinito

─bocas y brazos caídos

una pista de hielo en la que resbalar─

y luego deja que la flor sin peso

de la extrañeza

haga todo lo demás.

Del cambio y de la espera

Una vez más, es posible hallar un aura melancólica tras leer la poesía de Lentini. En “Deshabitando sombras” se muestra a plena vista un reclamo ante el cambio, una pregunta que nunca va a obtener una respuesta verbal y de la cual, sin embargo, tampoco vale la pena escuchar una confesión.

Sobre la autora, Rosa Lentini

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Rosa Lentini nació en 1957, en Barcelona, España. Lentini, como hija del poeta catalán Javier Lentini, creció rodeada por las palabras de grandes autores, y mostró su interés por la lectura y la escritura desde una edad muy temprana. Tal fue su pasión, que se licenció en Filología Hispánica por la Universidad Autónoma de Barcelona. Desde entonces, su ilustre recorrido se ha abocado siempre a las letras.

En la actualidad, Lentini es coeditora de la revista Igitur, en compañía del escritor Ricardo Cano Gaviria. En años anteriores, la poetisa también fue una de las fundadoras de las publicaciones literarias Asimetría y Hora de poesía. La autora ha afirmado en varias ocasiones que algunos de sus más grandes referentes son Javier Lentini, Truman Capote, Celan y Bonnefoy.

Algunos otros poemas de Rosa Lentini

De poemario Tuvimos (2013)

  • “Bajo las cosas”;
  • “Amapolas”;
  • “La partida”;
  • “El calor”;
  • “Hermanos”.

Del poemario Hermosa nada (2019).

  • “Gigantes 5”.


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