Juana Borrero. Aniversario de su nacimiento. Poemas
Juana Borrero nació un día como hoy de 1877 en Cuba. Está considerada como una de las más grandes representantes del modernismo poético hispanoamericano y fue conocida como la niña prodigio de esta corriente en su versión literaria. Dio a conocer sus poemas en varias revistas y semanarios de La Habana, aunque solo publicó un libro de poemas, Rimas, a principios del siglo XX. Fue un homenaje a la obra del poeta romántico Gustavo Adolfo Bécquer, muy influyente en aquella época. Murió muy joven, con apenas 18 años, de tuberculosis y en el exilio.
Hoy recordamos su figura con esta selección de poemas entre los que se encuentra el último, que dictó poco antes de morir a su hermana, la también poeta Dulce María Borrero, titulado Última rima, y también unos sonetos.
Juana Borrero — Poemas
Última rima
Yo he soñado en mis lúgubres noches,
en mis noches tristes de penas y lágrimas,
con un beso de amor imposible
sin sed y sin fuego, sin fiebre y sin ansias.
Yo no quiero el deleite que enerva,
el deleite jadeante que abrasa,
y me causan hastío infinito
los labios sensuales que besan y manchan.
¡Oh, mi amado!, ¡mi amado imposible!
Mi novio soñado de dulce mirada,
cuando tú con tus labios me beses,
bésame sin fuego, sin fiebre y sin ansias.
Dame el beso soñado en mis noches,
en mis noches tristes de penas y lágrimas,
que me deje una estrella en los labios
y un tenue perfume de nardo en el alma.
Crepuscular
Todo es quietud y paz… En la penumbra
se respira el olor de los jazmines,
y, más allá, sobre el cristal del río
se escucha el aleteo de los cisnes
que, como grupo de nevadas flores,
resbalan por la tersa superficie.
Los oscuros murciélagos resurgen
de sus mil ignorados escondites,
y vueltas mil, y caprichosos giros
por la tranquila atmósfera describen;
o vuelan luego rastreando el suelo,
rozando apenas con sus alas grises
del agrio cardo el amarillo pétalo,
de humilde malva la corola virgen.
Apolo
Marmóreo, altivo, refulgente y bello,
corona de su rostro la dulzura,
cayendo en torno de su frente pura
en ondulados rizos sus cabellos.
Al enlazar mis brazos a su cuello
y al estrechar su espléndida hermosura,
anhelante de dicha y de ventura
la blanca frente con mis labios sello.
Contra su pecho inmóvil, apretada
adoré su belleza indiferente,
y al quererla animar, desesperada,
llevada por mi amante desvarío,
dejé mil besos de ternura ardiente
allí apagados sobre el mármol frío.
Íntima
¿Quieres sondear la noche de mi espíritu?
Allá en el fondo oscuro de mi alma
hay un lugar donde jamás penetra
la clara luz del sol de la esperanza.
¡Pero no me preguntes lo que duerme
bajo el sudario de la sombra muda…;
detente allí junto al abismo y llora
como se llora al borde de las tumbas!
Las hijas de Ran
Envueltas entre espumas diamantinas
que salpican sus cuerpos sonrosados,
por los rayos del sol iluminados,
surgen del mar en grupo las ondinas.
Cubriendo sus espaldas peregrinas
descienden los cabellos destrenzados,
y al rumor de las olas van mezclados
los ecos de sus risas argentinas.
Así viven contentas y dichosas
entre el cielo y el mar, regocijadas,
ignorando tal vez que son hermosas,
Y que las olas, entre sí rivales,
se entrechocan, de espuma coronadas,
por estrechar sus formas virginales.
Nostalgia
Ya perdió para siempre el espíritu
la quietud de sus días de calma
como pierde su lumbre una estrella,
como pierde una flor su fragancia.
En mi pecho se alberga el fastidio
y me agobia profunda nostalgia;
la belleza inmortal de natura,
el engaño feliz de la infancia,
la memoria de días tranquilos,
el recuerdo de dichas pasadas,
no han podido llenar un instante
el vacío que siento en el alma.
Medieval
Junto a la negra mole de la muralla altiva
que alumbran las estrellas con tenue luz de plata
el trovador insomne de frente pensativa
preludia conmovido la triste serenata.
El aura de la noche voluble y fugitiva,
besa los largos pliegues del manto de escarlata,
y extiende la armoniosa cadencia persuasiva
que el plácido reposo perturba de la ingrata.
Al pie del alto foso destácase la airosa
romántica figura del rubio menestrello,
que al agitar la mano sobre el cordaje de oro
entristecido, exhala su queja dolorosa
en la cadencia rítmica del dulce ritornello,
y en sus mejillas siente que se desborda el lloro.
Cantares
Bajo tus ojos azules
mis ilusiones se abrieron
como las flores se abren
bajo la lumbre del Cielo.
Como el mar es la tristeza
recóndita que me embarga,
profunda, como sus olas,
como sus olas, amarga!
Ni la calma de tos ojos
Ni tu enigmática risa,
Harán que ignore la causa
De tu amargura infinita.
¡Desde que aprendí a reír
para ocultar mi tristeza,
comprendo todo lo margo
que en tu sonrisa se encierra!
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