Jorge Sánchez López. Entrevista al autor de El túnel de Oliva
Jorge Sánchez López fue finalista del Premio Planeta 2021 con su novela El túnel de Oliva. En esta extensa entrevista, que le agradezco mucho, nos habla sobre ella y sobre muchos temas más acerca del panorama editorial actual, sus lecturas y autores preferidos y próximos proyectos.
JORGE SÁNCHEZ LÓPEZ — Entrevista
- ACTUALIDAD LITERATURA: Tu última novela lleva por título El túnel de Oliva. ¿Qué nos cuentas en ella y de dónde surgió la idea?
JORGE SÁNCHEZ LÓPEZ: Es una novela negra que no se queda en la superficie. No es uno de esos típicos libros de novela enigma donde el principal objetivo es investigar un caso, aunque haya una muerte, policías y una desaparición en la obra. Los protagonistas son jóvenes de barrio, de extracción humilde, muy creativos, que confrontan sus expectativas con lo que la realidad les ofrece, que conocen el significado del duelo, la frustración, la euforia, la lealtad y la venganza. Desde ellos llegamos hasta un análisis de temas como la corrupción institucional, las bandas organizadas, el tráfico de estupefacientes y diamantes o el blanqueo de capitales.
Llevaba tiempo queriendo escribir sobre mi propio barrio, sobre los años 90 y principios de los 2000, hacer un homenaje a la música, la ropa, la forma de vivir y hablar. Quería repasar una época que los que la hemos vivido recordamos como muy feliz, y hacer reflexionar al lector sobre la cara y la cruz que tuvo.
Transcurre en municipios del sur de Madrid, que rara vez se ven en la literatura, pero podría estar situada en cualquier zona. El disparador, todo hay que decirlo, fue un comentario de una lectora, que era enfermera, sobre una buena forma de matar a alguien: clavarle una aguja cargada de insulina. Desde ahí arranca la parte policial del libro.
- AL: ¿Te puedes remontar a ese primer libro que leíste? ¿Y la primera historia que escribiste?
JSL: Empecé leyendo poesía de Miguel Hernández y Juan Ramón Jiménez, aunque a decir verdad ya escuchaba a cantautores como José Luis Perales y Alberto Cortez desde parvulitos. Ese fue el verdadero origen. En narrativa, ya un poco más tarde, recuerdo las lecturas de EGB de Senda, de Santillana, que eran de aventuras. Algunos de los libros que leí después fueron El cabrerillo, de Juan Antonio de Laiglesia, Todos los detectives se llaman Flanagan, de Andreu Martín y Jaume Ribera, que aparecen en la estantería de una librería en mi novela. Y El gato dijo fu, de Francisco J. Satué, que me lo firmó.
En la escritura, destaqué en poesía. El poema con el que gané un premio local de pequeño era una elegía al estilo de las de Hernández, aunque también podía escribir una oda al otoño o lo que me viniera a la cabeza. Mis primeras historias tuvieron que ser redacciones del colegio sobre niños que hacen trastadas, la paz o los animales, aunque también artículos sobre el campo y la ciudad, temas así. Obligación manda.
Escritores y géneros
- AL: ¿Un escritor de cabecera? Puedes escoger más de uno y de todas las épocas.
JSL: Jordi Sierra i Fabra, porque su obra Campos de fresas fue inspiración para la mía, y hace una gran labor de difusión de la lectura. Entre los clásicos, Sófocles, Calderón, Shakespeare (El rey Lear es mi favorito), Dostoievski, Charlotte Brontë. En el siglo XX, y abarcando todo el siglo, Unamuno, Ramón Gómez de la Serna, Baroja, Arthur Miller, Italo Calvino, Roberto Bolaño y Raymond Carver (por sus relatos que me inspiraron para Remontar la corriente), Toni Morrison (autora que fue Premio Nobel en el 91) o Soledad Puértolas. En novela negra, Chandler, Juan Madrid, James M. Cain y Chester Himes.
- AL: ¿Qué personaje de un libro te hubiera gustado conocer y crear?
JSL: Los personajes se quedan en ti como si los hubiera conocido en persona. Respecto a las creaciones de los demás, prefiero que las hagan ellos, y de formas en las que no pueda yo. En eso reside la magia de la lectura.
- AL: ¿Alguna manía o costumbre especial a la hora de escribir o leer?
JSL: Escuchar jazz o bossa nova instrumental. Aumenta la relajación y enmascara los ruidos.
- AL: ¿Y tu sitio y momento preferido para hacerlo?
JSL: En el sofá y en la mesa que tengo junto a él, en ordenador. Las notas las tomo a boli o incluso con pluma en mis múltiples agendas.
- AL: ¿Hay otros géneros que te gusten?
JSL: Todo aquello que me haga pensar y sentir. Puede ser una distopía futurista, una de espías, aventura, suspense y acción, una novela de realismo social o intimista, teatro, ensayo o poesía. No me cierro a leer cualquier propuesta que me parezca interesante.
- AL: ¿Qué estás leyendo ahora? ¿Y escribiendo?
JSL: Estoy con American Tabloid, de James Ellroy, aunque tengo pendientes muchos libros de autores que me los han firmado en eventos en los que hemos coincidido, desde el más independiente hasta el consagrado.
En cuanto a la escritura, tengo alguna que otra obra secreta en el cajón. Ahora estoy creando una historia ambientada en Madrid, con detectives de infidelidad, agentes inmobiliarios y adolescentes rebeldes, con un toque de humor, una acción rápida y mucho suspense.
Jorge Sánchez López — Panorama editorial
- AL: ¿Cómo crees que está el panorama editorial?
JSL: Creo que hay muchísima oferta y, aunque esto pueda tener su lado positivo, se hace necesario poner un filtro. Pienso que es una manifestación más del estilo de vida rápido y frenético que llevamos. Creemos que el recorrido de una obra es de unos pocos meses antes de caer en el olvido y que publicar con más frecuencia es lo mejor. Y hace falta reflexionar, dar a los textos su tiempo para calar en la sociedad, que exista una recepción de la obra y que esta tenga un recorrido lo más largo posible.
En general, el mercado está muy saturado, el número de libros que se publican aumenta en una dinámica que es insostenible. Los libros no duran nada en la mesa de novedades o las estanterías, porque el espacio es limitado y en ocasiones son propuestas idénticas.
Un autor entrega un manuscrito y se lo pueden rechazar con «No se ajusta al perfil que estamos buscando. Quiero un libro protagonizado por una inspectora, que no sea intimista ni enrevesado, y ambientado localmente, nada de explorar el mundo, con oraciones cortas y que hable de esto y esto otro». Es una tiranía que mata la creatividad, aplica esquemas de superventas a libros que probablemente buscan otro nicho de lectores. E implica una profecía autocumplida acerca de qué es lo que le interesa a la gente. Por lo tanto es todo lo contrario a la función de la literatura.
Lo diferente
A veces, como en música, uno solo busca el ritmo pegadizo, pero sería una desgracia que no pudiera encontrar cosas distintas. Yo me alegro mucho cuando una propuesta diferente consigue hacerse su hueco en el mundillo. Lo bueno de la variedad es que hay muchos tesoros escondidos y lo que debe aumentar es el número de lectores.
Por suerte, los libros que me han publicado nunca han visto la luz por exigencias de ese tipo, sino gracias a editores valientes que supieron ver el potencial que podían tener para llegar a los lectores, tanto si coincidían con la tendencia imperante como si no. No pienso escribir algo que no me salga de dentro, como sugería Bukowski en su famoso poema. Mis historias tendrán oraciones más o menos complejas y capítulos cortos o largos, se ambientarán en Marruecos, en Dublín o en Madrid, independientemente de modas.
- AL: ¿Te está siendo difícil el momento que estamos viviendo o podrás quedarte con algo positivo tanto en el ámbito cultural como en el social?
JSL: El mundo postpandemia ha supuesto una explosión cultural, por lo que el interés tanto por la lectura como por otras artes ha aumentado. Creo que esta es la parte más positiva. Como he dicho antes, si sabemos explotar toda esa creatividad, estaremos avanzando hacia algo mejor.
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