Yolanda Guerrero. Entrevista con la autora de El día que mi madre conoció a Audrey
Yolanda Guerrero tiene una larga trayectoria como periodista (El País) y en 2017 publicó su primera novela, El huracán y la mariposa, la segunda, Mariela, apareció dos años después y este ha presentado El día que mi madre conoció a Audrey. En esta entrevista nos habla de ella y de otros temas. Le agradezco muchísimo su tiempo y amabilidad dedicados.
Yolanda Guerrero. Entrevista
- ACTUALIDAD LITERATURA: Tu nueva novela lleva por título El día que mi madre conoció a Audrey. ¿Qué nos cuentas en ella y de dónde surgió la idea?
YOLANDA GUERRERO: No fue solo una idea, sino varias que traté de ensamblar tomando como punto de partida un momento histórico: los años 60. Fue una época fascinante. Por un lado, soplaban vientos de libertad en forma de música, moda, cine… Por otro, todos esos vientos tardaban más tiempo en llegar a España que a otros países y, cuando lo hacían, venían cribados por la censura del franquismo tardío. Los Beatles y burbujas hedonistas como la Marbella que nacía convivieron con actos de hostilidad internacional como el cerrojazo de la Verja de Gibraltar.
Y, en medio de todo eso, pensé, ¿qué habrían hecho dos amantes que se quisieran por encima de todas las vicisitudes? ¿Y qué habría pasado si hubieran conocido a una mujer tan humanamente excepcional como Audrey Hepburn, que en aquellos tiempos vivía en España? Así nació El día que mi madre conoció a Audrey.
- AL: ¿Te puedes remontar a ese primer libro que leíste? ¿Y la primera historia que escribiste?
YG: ¡Qué bonitas preguntas! Pues sí a ambas. Recuerdo los dos primeros que me impresionaron y se me quedaron dentro para siempre. Eran sendas versiones infantiles de El Quijote y la Odisea, que leí cuando era muy pequeña, quizás a los cuatro o cinco años, porque empecé a leer muy pronto. Tenían pocos dibujos y mucho texto, pero me enganché a ellos. Los leía y releía sin parar. Creo que sigo enganchada, pero a los originales, a los de verdad, que leí en cuanto pude.
La primera historia que escribí también la recuerdo. Era un cuento que redacté cuando tenía 12 años. Se titulaba La luna ya no riela. Una maestra muy querida me animó a que lo presentara a un concurso literario infantil y ganó el segundo premio.
- AL: ¿Un escritor de cabecera? Puedes escoger más de uno y de todas las épocas.
YG: Desde luego, el primero es Miguel de Cervantes con El Quijote, mi libro favorito de todas las épocas. Y le sigue muy de cerca Gabriel García Márquez, aunque en su caso creo que me gustan, en mayor o menor medida, todos sus libros; si tuviera que escoger dos de ellos, Cien años de soledad y El amor en los tiempos del cólera. Y después hay tantos: Saramago, Joyce, Kafka, Sartre, Camus, Nietzsche… ¡Qué difícil escoger!
- AL: ¿Qué personaje de un libro te hubiera gustado conocer y crear?
YG: Perdón por repetirme tanto, pero ese personaje es, sin duda alguna, Don Quijote de La Mancha. Tiene tantos matices, tanta sabiduría, tanta filosofía, tanta ironía, tanta humanidad, tanto de todo… Inciso: me habría gustado conocerlo, pero no me atrevo siquiera a soñar con que yo sea capaz de crear un personaje ni siquiera similar. Lo del Quijote es de una genialidad inimitable.
- AL: ¿Alguna manía o costumbre especial a la hora de escribir o leer?
YG: Antes de sentarme a escribir me gusta hacer un resumen en forma de guion largo. Muy largo, a veces de hasta 20 folios. Es como si primero tuviera que contarme a mí misma lo que quiero contar en la novela. Antes de nada, tengo que dejar muy claro sobre el papel lo que pretendo narrar y cómo hacerlo, y después solo debo seguir mis propias directrices.
Y a la hora de leer, tengo la costumbre contraria: no suelo informarme a través de las solapas, no quiero saber de qué trata un libro, ni tener la más mínima idea. Me encanta enfrentarme a sus páginas vacía de mente y dejar que el autor la llene. Aunque no conocer el asunto de un libro, después de leer reseñas y críticas literarias, a veces es bastante difícil.
- AL: ¿Y tu sitio y momento preferido para hacerlo?
YG: Tengo dos costumbres también opuestas para hacer una cosa u otra: para escribir, prefiero las mañanas. Solo madrugo mientras estoy escribiendo un libro. Me levanto tempranísimo y aprovecho el silencio y la quietud del amanecer para escribir. Sin embargo, para leer prefiero la noche. Y, a ser posible, en la cama. No recuerdo una noche, por difícil o tardía que haya sido para mí, en la que no haya leído al menos unas líneas antes de dormir.
- AL: ¿Hay otros géneros que te gusten?
YG: Me gustan todos, en realidad, siempre que sean de buena literatura. Creemos que la ficción es el género preferido de los lectores y, sin embargo, uno de los grandes fenómenos editoriales de los últimos tiempos ha sido El infinito en un junco, de Irene Vallejo, que es un magnífico ensayo sobre los orígenes históricos del libro. Yo me sumo a los admiradores de esa obra y de ese género. E insisto: cualquier género, siempre que esté bien escrito y documentado, es mi género favorito.
Lecturas
- AL: ¿Qué estás leyendo ahora? ¿Y escribiendo?
YG: Ahora estoy descansando de la escritura, porque El día que mi madre conoció a Audrey ha entrado en otra de las fases que más me gusta de una novela: el contacto con los lectores. Es el momento de las presentaciones, las firmas, los actos en librerías… Es muy emocionante.
También aprovecho los periodos sin escritura para leer libros que guardaba, porque mientras escribo solo leo los que me sirven para documentarme. Ahora mismo estoy sumergida y absolutamente fascinada por Los elegidos, de un gran amigo, Nando López; no solo es una novela maravillosamente escrita, sino muy necesaria, imprescindible para conocer las injusticias que se cometían no hace mucho tiempo en este país contra los homosexuales.
También me aguarda en la mesilla Bailaréis sobre mi tumba, de otra buena amiga, Alba Carballal; es la segunda novela de una escritora joven que ya ha entrado en la literatura por la puerta grande. Otros a los que me lanzaré en breve, entre muchos más, son Delito, de Carme Chaparro; Divos, de Jesús Ruiz Mantilla; La rebelión de los buenos, de Roberto Santiago… Son todos amigos míos también, pero no los leo solo por eso. ¡Es que escriben tan bien…!
Yolanda Guerrero sobre el panorama editorial
- AL: ¿Cómo crees que está el panorama editorial?
YG: Asombrosamente, el mercado editorial ha salido reforzado de la pandemia. La facturación de 2021 aumentó un 5,6 %, el mayor incremento del siglo. Creo que fue de las poquísimas cosas buenas (por no decir la única) que aquellos tiempos oscuros del coronavirus nos dejaron. Hay quien se queja de que en España se publican muchos libros, demasiados. Según los datos de 2021, casi 93.000 títulos ese año. Para mí, sin embargo, esto no es motivo de queja. Algunos de esos libros serán buenos, otros no. Pero son un indicador importante: la atracción que ejerce la literatura. Para leerla o para escribirla. Un país con personas que leen lo que se escribe y después quieren lanzarse a esa misma aventura es un país con esperanza.
- AL: ¿Te está siendo difícil el momento que estamos viviendo o podrás quedarte con algo positivo tanto en el ámbito cultural como en el social?
YG: En contraposición a lo que he dicho en mi anterior respuesta, lo que me resulta más difícil de asumir y de aceptar es la proliferación de la mentira. Y este es un fenómeno transversal, que afecta a todos los ámbitos: cultural, social, político, religioso… No logro entender que, con todos los medios de información a nuestro alcance, tan rápidos, casi instantáneos, estemos dispuestos a creer cualquier bulo sin contrastarlo y solo porque se adapta a nuestra ideología preconcebida.
Voy a contradecirme a mí misma en lo que he dicho anteriormente: un país dispuesto a dejarse intoxicar por mentiras, cualesquiera sean por muy inverosímiles que resulten, sin molestarse en investigarlas, puede llegar a ser un país sin esperanza.
from Actualidad Literatura https://ift.tt/mM6Rov1
via IFTTT Mariola Díaz-Cano Arévalo
Comentarios
Publicar un comentario